El Instituto Español de Oceanografía (IEO) afronta el futuro con nuevos retos en la explotación del mar y la investigación, pues sólo se conoce el 10 por ciento de las especies marinas y los oceanógrafos encaran el desafío enorme de no saber casi nada de la última frontera natural.

El director del IEO, Eduardo Balguerías, se refirió de esta manera a los nuevos retos que encara el centro oceanográfico durante el acto con el que se conmemoró el centenario de la institución, y que se celebró en la sede del Centro Oceanográfico de Canarias, en Santa Cruz de Tenerife.

Eduardo Balguerías señaló que el centro de Canarias no ha dejado de ser "un espejo" del IEO en sus cien años de historia, cuando el fundador del centro, Odón de Buen, decidió que a las tres sedes iniciales, en Baleares, Santander y Málaga, deberían unirse Vigo y el archipiélago canario.

Entonces se realizaron gestiones para situar el centro en Las Palmas de Gran Canaria pero ni el Cabildo ni el Ayuntamiento capitalino respondieron adecuadamente a las demandas de Odón de Buen, que había contactado con Juan Negrín, según recordó durante el acto Antonio Calvo, presidente de la Asociación Española de Comunicación Científica.

María Ángeles Rodríguez, directora del Centro Oceanográfico de Canarias, indicó que la Primera Guerra Mundial retrasó esta decisión hasta 1927, cuando se escogió a la capital tinerfeña para albergar la sede, y subrayó que los investigadores de la época siempre aludían a la necesidad de estudiar la corriente del Atlántico a su paso por las islas.

A ello se sumó la vertiente internacional del IEO en cuanto a su papel en el estudio de nuevos caladeros de pesca "desde Gibraltar hasta Angola" y de hecho, precisó Rodríguez, el propio Eduardo Balguerías fue el primer jefe de campaña para propiciar que España tuviese un papel activo en la investigación en la Antártida.

Rodríguez se refirió también al papel del IEO en las plantas de cultivos de especies dedicadas a la acuicultura, como la dorada, el bocinegro, el pulpo y ahora el rodaballo y el mero, además de en el impulso de las reservas marinas de La Graciosa, El Hierro y La Palma.

Pero el hecho más relevante en el que ha participado últimamente el IEO ha sido su contribución al estudio del volcán submarino en El Hierro, apuntó la directora del Centro Oceanográfico de Canarias, quien señaló que este afán de investigar e ir "más allá es lo que hemos heredado" del fundador del centro "y vamos a seguir haciéndolo".

En esta labor el IEO cuenta con la colaboración de las dos universidades públicas canarias y otros organismos científicos y pretende "aunar esfuerzos" para dar respuesta "a todos los retos a los que debemos enfrentarnos a corto plazo para seguir generando conocimiento y conservar el mar y sus recursos", añadió Eduardo Balguerías.

El presidente del Gobierno de Canarias, Paulino Rivero, dijo en su intervención en el acto que el mar en las islas ofrece "inmensas posibilidades" para un desarrollo económico sostenible y diversificado, y se puede "sacar el máximo provecho" pero no a costa de "cualquier actividad" que cause un daño irreparable.

Eso sería "ir en contra de la corriente de los tiempos, del interés general y del sentido común", puesto que la única opción de futuro es la que se basa en las energías limpias como columna vertebral, sostuvo Rivero.

La delegada del Gobierno en Canarias, María del Carmen Hernández Bento, afirmó que las islas se sitúan en un sitio "clave y central" como eje entre continentes para el estudio del océano, lo que supone para el archipiélago encontrarse en un punto estratégico y privilegiado que lo coloca a la vanguardia de la ciencia internacional.