Los estudiantes de la Universidad de La Laguna (ULL) renovarán el 27 de noviembre a sus representantes en el Claustro. Los alumnos podrán optar en esta ocasión entre ocho opciones, las que ofrecen otros tantas formaciones que concurren a los comicios parciales al máximo órgano deliberante de la institución.

Las candidaturas, que ayer se proclamaron de forma definitiva, son dos más que en las anteriores elecciones claustrales, celebradas en 2012. Respecto a esa convocatoria repiten cinco grupos: la Asamblea del Movimiento Estudiantil Canario (AMEC) -mayoritaria en el Claustro-, Asociación Canaria de Estudiantes (ACE), Asociación de Estudiantes de la Universidad de La Laguna (AEULL), Estudiantes por la Defensa de una Universidad Canaria de Calidad (Educca) e Iniciativa Universitaria de Representación Estudiantil (IURE).

El colectivo de alumnos integrado actualmente en el Claustro -Iniciativa Canaria por la Educación Pública (ICEP)- no ha presentado candidatura esta vez. Sí lo hacen tres formaciones nuevas: Libertad Estudiantil (LE), Grupo de Estudiantes de Medicina de la Universidad de La Laguna (Gemull) y Movimiento Náutica, Máquinas y Radioelectrónica Naval (MNAU).

Al sector de los estudiantes le corresponden 75 de los 250 asientos claustrales elegibles -el rector, el secretario general y el gerente son miembros natos-, y su representación se renueva cada dos años, mientras que en el caso del profesorado (150 plazas) y personal de administración y servicios (25) los comicios se celebran cada cuatro años.

Los alumnos son el sector de la comunidad universitaria con menor participación en los procesos electorales al Claustro. En el desarrollado en 2012 acudió a las urnas un 13,9% de los estudiantes inscritos en la ULL, un porcentaje muy similar al que se registró dos años antes.

El Claustro que salga de estas votaciones será el último que presida el rector Eduardo Doménech, que a comienzos del próximo año finalizará su segundo mandato sin posibilidad de optar a un tercero. La etapa del catedrático de Pediatría al frente del órgano representativo y deliberativo ha estado marcada por el fracaso en uno de los principales objetivos que se había fijado la institución: la aprobación de unos nuevos estatutos de la Universidad. Pese a contar con un aparente consenso previo, los dos intentos del grupo de gobierno de sacarlos adelante no obtuvieron la mayoría suficiente en el seno del Claustro.