El descenso en busca de petróleo en aguas canarias de la compañía Repsol ya ha alcanzado unos 2.800 metros de profundidad totales -lámina de agua más subsuelo marino- y está previsto que sea la próxima semana cuando se llegue a los 3.100 metros, que es donde se sitúa el segundo, y último, de los reservorios en los que la compañía cree que pudiera haber hidrocarburos.

Así lo confirman fuentes oficiales de la petrolera, que hacen énfasis en que eso no supone que los trabajos terminen por completo, dado que "no solo es descender", sino que hay que tomar muestras y dejar el pozo "con todas las garantías" de sellado y estanqueidad que se requieren en estos trabajos. "Hay un protocolo establecido para tapar este tipo de sondeos, con diferentes tapones a distintas profundidades y que garanticen que es totalmente estanco y, por tanto, eso también lleva días de trabajo", abundan.

Concretamente, Repsol ha estado centrada en las últimas jornadas en la cuarta fase de la exploración, que ha sido la más extensa y que ha supuesto el descenso desde los 1.800 metros de profundidad hasta los 2.800. En ella se alcanzó el primer objetivo, situado a unos 1.900 metros, si bien aún no se tienen resultados sobre las muestras obtenidas. Esas conclusiones se conocerán a mediados de enero, que es, precisamente, cuando la firma española espera finalizar por completo sus labores en la zona.

En la fase final se pasará desde esos 2.800 metros hasta el objetivo último, a unos 3.100. Con ello se finalizaría un descenso que, indican desde la empresa, se ha realizado con "normalidad absoluta" y dentro del calendario que estaba previsto. Asimismo, sostienen que tampoco se ha producido ningún tipo de anomalía sobre el medio marino, a juzgar por los datos obtenidos por los observadores de cetáceos, "que no han detectado nada extraño en la conducta de ningún mamífero marino, ave o tortuga".

Cabe recordar que se trata de la perforación en el sondeo denominado "Sandía", ubicado a unos 54 kilómetros de Fuerteventura y a 62 de Lanzarote, y que es la primera -y por ahora única- cata que Repsol realizará en aguas del Archipiélago. Y es que, según han señalado desde la petrolera tras el comienzo de las exploraciones, si el resultado de esta primera búsqueda termina siendo negativo, se replantearían seguir adelante y lo más probable es que el barco se fuese a otro destino.

Siguiendo los cálculos de Repsol, las posibilidades de éxito son de un 18%, un porcentaje en apariencia bajo pero que, dicen los expertos, supera la media internacional. Será solo si la tentativa que ahora se realiza es "alentadora" cuando se pondrá en marcha la exploración siguiente, bajo el nombre de "Chirimoya", a la que se destinarían 100 millones de euros y que se vendrían a sumar a los 200 que ha costado Sandía.

Todos estos trabajos se han venido realizando desde el "Rowan Renaissance", un barco de 229 metros de eslora y 36 de manga, botado en 2013 y que Repsol defiende como el más moderno del mundo para este tipo de labores. Su primer destino fue Namibia y, posteriormente, pasó por Angola, con lo que los trabajos que se realizan en aguas canarias son su tercera misión. Si bien en este caso se perforará hasta los 3.000 metros, el buque está capacitado para descender hasta cuatro veces más.

En total, la petrolera lleva algo más de un mes de descenso. Fue el 18 de noviembre cuando empezó en el campo Sandía con la calibración del sistema de posicionamiento y el principio de la perforación. Tres días más tarde ya se había superado la primera fase y el 25 de noviembre se había completado la segunda. Los sucesivos avances han permitido tener casi finalizada la perforación antes de que finalice 2015, si bien resta la toma de muestras y el taponamiento.