El viceconsejero de Turismo del Gobierno de Canarias, Ricardo Fernández de la Puente, negó ayer de forma tajante que la modificación aprobada por el Ejecutivo regional a la Ley de Renovación y Modernización Turística que permitirá la construcción de hoteles de cuatro estrellas -tal y como demandaba la patronal hotelera y el Cabildo de Gran Canaria- haya sido una "rectificación" a su posición -siempre contraria a permitir que se edifiquen nuevos establecimientos de ese tipo-.

El viceconsejero argumenta que el cambio impedirá que se construya "más de lo mismo" en relación a los hoteles que se autoricen a partir de ahora -incluidos los de cuatro estrellas- porque responderán a criterios de "máxima exigencia" relacionados con la calidad de las instalaciones, la eficiencia energética y la protección del medio ambiente.

El presidente de la Federación de Empresarios de Hostelería y Turismo (FEHT), Fernando Fraile, elude aclarar si la modificación del Gobierno es o no una rectificación y remarca que lo relevante es que los nuevos hoteles podrán hacerse de categorías diferentes a la de cinco estrellas "pero siempre cumpliendo criterios medioambientales objetivos", afirma antes de aclarar que la iniciativa de incluir estos parámetros partió de su organización.

Fernández de la Puente sostiene que los futuros establecimientos ofrecerán un "plus" al mercado y estarán cumpliendo el objetivo original de la ley, que es propiciar la renovación de la planta alojativa y la mejora de las infraestruturas de este tipo en general, una explicación que sorprende porque es justo lo que alegaba antes cuando se oponía a la posibilidad de autorizar nuevos hoteles que no fueran de cinco estrellas y categoría superior.

Pero la modificación, insiste el viceconsejero, va a favorecer la "especialización" de los hoteles en el marco de una estrategia en la que se favorecerá la singularización de los establecimientos en función de la demanda de los mercados. Lo que quería el Cabildo de Gran Canaria, refuta Fernández de la Puente en relación a si el Gobierno rectifica ahora la norma, "era que se pudiera construir hoteles de cuatro estrellas de cualquier manera en cualquier lado", pero la modificación garantiza que los nuevos establecimientos de todas las categorías "tendrán que someterse a los requisitos medioambientales y de eficiencia", matiza.

Por su parte, el presidente del Cabildo de Gran Canaria, José Miguel Bravo de Laguna, afirmó que "nadie ganó ninguna guerra" en relación a este asunto, informó Europa Press.

"Esperemos que esto sea una rectificación en función de las circunstancias que existen. No se trata aquí de que nadie haya ganado ninguna guerra". Abogó por que antes de acabar la legislatura se impulse una modificación que permita mejorar la oferta turística "en Gran Canaria o en cualquier isla".

Al respecto, el presidente de la patronal hotelera de la provincia tinerfeña (Ashotel), Jorge Marichal, defendió el miércoles pasado en una nota "mejores camas, no más camas", lo que, en su opinión, "no impedirá que proyectos turísticos diferenciados y de calidad se desarrollen en Gran Canaria, porque serán, sin duda, infraestructuras que apuesten por la excelencia y con categoría cinco estrellas".

Calidad versus estrellas: el debate sobre lo importante

La cuestión de si lo importante son las estrellas de los hoteles o la calidad del servicio genera todo tipo de opiniones. Fraile tiene "claro" que las estrellas "no son lo más importante", sino que los proyectos sean de "calidad".

Fernández de la Puente considera, por su parte, que debe haber categorías en los hoteles, si bien matiza que la calidad en cada una de ellas -"que es algo independiente al número de estrellas"- es importante.

El presidente del Cabildo de Tenerife, Carlos Alonso, publicó varios tuits el 13 de enero en los que tildó de "muy simplista" el debate sobre las estrellas y abogó por adoptar criterios de calidad en su lugar.

Categoría y rentabilidad

Fraile defiende que la modificación de la ley turística era necesaria, entre otros aspectos, porque la imposición por ley de que se construyan solo hoteles de cinco estrellas y categoría superior conduciría a una homogenización artificial del mercado que, a la larga, acabaría por devaluar los precios y ello implicaría un deterioro progresivo de los servicios. Al final, teme el líder la patronal de Las Palmas, el mercado se llenaría de "establecimientos de lujo con servicios mediocres". Como Fernández de la Puente, defiende que la calidad de los hoteles debe ser la adecuada en función de su categoría. "Hay hoteles de cinco estrellas que dejan insatisfechos a sus clientes, y otros de tres estrellas que están muy bien dentro de su segmento", explica. Se trata, insistió, de que haya una oferta "equilibrada" de la oferta turística en Canarias porque, apuntó, en las Islas hay mercado para los establecimientos de cinco estrellas, "pero también para los de cuatro y tres estrellas". A partir de ahí, "la demanda va bajando", señaló.

En cambio, Ashotel sostiene que la marca Canarias "tiene mucha fuerza" hoy día, pero advierte de que puede peligrar "si nos dedicamos a construir nuevo y olvidamos lo antiguo". De ir por esta senda, "la rentabilidad de los negocios hoteleros caerá estrepitosamente y, con ella, el Archipiélago como destino líder en Europa".