Los Servicios de Urgencias del Hospital Universitario de Canarias, del Hospital Universitario (HUC), Nuestra Señora de Candelaria (HUNSC) y del Hospital General de Fuerteventura están colapsados de forma permanente, al igual que buena parte de las urgencias de los centros de salud, situación que se agudiza con la llegada de fenómenos meteorológicos extremos como la calima, el frío intenso o las olas de calor. La razón no es otra que la ausencia de un plan de salud que establezca unas directrices generales y/o un plan de urgencias de carácter autonómico que organice los servicios de forma coordinada, y en ello coinciden todas las formaciones políticas y también el personal sanitario.

Pero, ¿por qué nunca ha habido una planificación para este servicio sanitario desde que Canarias asumió esta competencia en 1994 si es uno de los recursos más básicos?

La respuesta no es fácil, sobre todo si se tiene en cuenta que, al menos desde el año 2003, todos los partidos han llevado en sus programas electorales la organización de las urgencias como una de sus prioridades en materia sanitaria. También el de Coalición Canaria de 2011, formación a la que pertenece la actual consejera de Sanidad, Brígida Mendoza, y la directora del Servicio Canario de Salud (SCS), Juana María Reyes, que incluso participó su redacción. Sin embargo, la elaboración de este plan no se ha tratado durante esta legislatura y el plan de salud parece que se aprobará en los últimos coletazos de esta legislatura, pese a los reiterados anuncios al respecto de la propia Mendoza.

Haciendo memoria, Canarias asumió las competencias sanitaria cuando era presidente Manuel Hermoso. En aquel momento el HUC pertenecía al Cabildo de Tenerife y La Candelaria al Insalud, por lo que se procedió a crear un ente autonómico para gestionar la sanidad canaria desde las propias islas y así nació el Servicio Canario de Salud (SCS).

Aunque desde el primer momento se apostó por una renovación de todos los servicios e infraestructuras, el plan de urgencias ni si quiera se llegó a plantear formalmente, aunque los sindicalistas y trabajadores de la época recuerdan que "el funcionamiento era diferente y no hacía falta poner en un papel las necesidades que había porque todo o el mundo sabía qué hacer y se ponían recursos para ello".

Fue bajo la presidencia de Román Rodríguez (1999-2003) cuando la sanidad de las Islas vive su mayor transformación, ya que se apostó por renovar completamente la asistencia sanitaria en La Palma, prescindir del Hospital Virgen del Pino en Gran Canaria y construir el complejo hospitalario doctor Negrín. Se baraja la posibilidad de hacer lo mismo en Tenerife, levantando una ciudad hospitalaria en Hoya Fría similar al Negrín; sin embargo, finalmente se optó por la reforma integral de La Candelaria.

Mientras tanto el HUC seguía adscrito al Cabildo de Tenerife, que tampoco realizó ninguna planificación específica para las urgencias, donde, según refleja la prensa de la época, ya comenzaban a registrarse problemas significativos.

Durante el mandato de Adán Martín (2003-2007), La Candelaria comenzó su verdadera transformación y fue cuando se planteó por primera vez la necesidad de ampliar el servicio de urgencias y crear un edificio de aparcamientos, puesto que la previsión era que la demanda de servicios sanitarios creciera exponencialmente como consecuencia del envejecimiento de la población y de la llegada de turistas y nuevos residentes.

Sin embargo, la complejidad del Plan Director iniciado en 1997 retrasaba las obras y los proyectos una y otra vez, hasta el punto de que no fue hasta la llegada de Paulino Rivero (2007) cuando se materializaron los mayores cambios, incluyendo el nuevo bloque de hospitalización, el helipuerto, la nueva entrada, y habrá que ver si le da tiempo de inaugurar los seis quirófanos terminados en 2011 y que esperan por diferentes autorizaciones.

Las urgencias quedaron para lo último, aunque se han ido realizando diferentes mejoras, pero el gran proyecto, el que contempla la construcción de un servicio completamente nuevo, vuelve a postergase "sine die" y mientras tanto ya no hay día en que no haya pacientes en los pasillos y se tengan que buscan alternativas de espacio en cualquier punto del hospital.

En el HUC la situación es si cabe peor por la falta de espacio, y desde hace una década se han ido habilitando cada vez más lugares para ir dando cabida al aumento de la demanda, pero el ansiado proyecto de remodelación y ampliación aún no ha llegado, pese a que se ha anunciado varias veces.

Así, el Universitario vive la que probablemente es la peor crisis asistencial de su historia, puesto que, a diferencia de La Candelaria, no hay más espacios de los que tirar y las camillas de los pacientes han llegado a colocarse en el "hall" de entrada a las Urgencias.

Ahora las esperanzas están puestas en el anuncio realizado este viernes por el portavoz del Gobierno de que el III Plan de Salud irá al Parlamento antes de que acabe el mandato y en la reunión que en 15 días tendrán los médicos con la dirección de la Consejería, tras anunciar su intención de ir a la huelga si no se toman medidas para desbloquear de inmediato las urgencias.

Respecto al plan de urgencias, es tarea que se encontrará el gobierno que salga de las urnas en mayo, y eso que ya será el séptimo desde las transferencias sanitarias.

claves del caos

La inversión sanitaria

Las urgencias, sobre todo las de los hospitales de Tenerife, solo han contado con fondos para realizar pequeñas obras de mejora, pero no para construir nuevos espacios y mejorar la dotación.

La población

Canarias es una de las comunidades que más se han envejecido en la última década. Sin embargo, los servicios sanitarios y sociosanitarios apenas han crecido, motivo que explica que entre un 70 y 80% de los pacientes que acuden a urgencias tengan 70 años o más.

El turismo

Aunque el número de inmigrantes (legales o ilegales) se ha reducido considerablemente desde el año 2008, el número de turistas que visitan las islas no ha parado de crecer, sobre todo en los dos últimos años en los que se han batido récords con la llegada de más de 12 millones de turistas que requieren servicios sanitarios.