La reciente proximidad a la Tierra del asteroide 2004BL86, al que acompaña una pequeña luna, avala la hipótesis de que el impacto de tres rocas celestes hace unos 20.000 años devastó todo tipo de vida en el Sahara y se sintió, de forma más atenuada, en Canarias, a 800 kilómetros de distancia.

El geólogo y paleontólogo Francisco García-Talavera explica en una entrevista los pormenores de su artículo "Asteroides: Impacto triple en Mauritania", que ha publicado en la página en internet de Museos de Tenerife a raíz de la reciente órbita a 1,2 millones de kilómetros de la Tierra del asteroide 2004BL86.

Este asteroide se aproximó a la Tierra y "lo más importante, con una pequeña luna de 70 metros girando a su alrededor", lo que "encendió de nuevo en mí la lucecita roja de aviso", señala el también exdirector del Museo de Ciencias Naturales de Tenerife.

Recuerda García-Talavera que desde 1995, cuando presentó una comunicación en el VI Coloquio Eurafricano de Estudios del Sahara y Sahel celebrado en Chinguetti (Mauritania), sobre el posible origen de impacto de la conocida "y controvertida" estructura circular de El Richat, ha ido dándole vueltas "al porqué de tantos cráteres de impacto" en el citado país norteafricano.

Y ese fue el objetivo de varias expediciones científicas a dicho país llevadas a cabo en 2002, 2003 y 2007 desde el Museo de la Naturaleza y el Hombre del Cabildo de Tenerife.

Con el material meteorítico colectado y la información obtenida se realizó en 2006 la exposición "Impacto: Cráteres en el Sahara, ¿Efectos en Canarias?", en la que ya se exponía la hipótesis de un impacto triple basada "en la perfecta alineación" norte noreste- sur suroeste de los cráteres mauritanos.

Estos cráteres son los de Temimichat, de 700 metros de diámetro; Tenoumer, con 2 kilómetros de diámetro; y el espectacular Richat, de más de 40 kilómetros, al que denominaron "El Ojo del Sahara" y que fue un referente para los astronautas de los años 60 y 70 del siglo pasado.

En la última expedición coordinada por el Museo tinerfeño participaron Jesús Martínez Frías y Fernando Rull, geólogo planetario y catedrático de Cristalografía respectivamente, ambos colaboradores de la NASA y de la ESA; los catedráticos de Geodinámica Ramón Capote y Fernando López, el volcanólogo e hidrogeólogo José Manuel Navarro, recientemente fallecido; y los biólogos Lázaro Sanchez-Pinto y José López Rondón.

Francisco García-Talavera, que también formó parte de ella, relata que se recogieron 300 kilogramos de muestras que se trajeron a los laboratorios de los citados centros, y que han dado origen, tras su investigación y análisis, a cuatro publicaciones en revistas especializadas.

Los primeros resultados apuntan hacia la hipótesis del impacto triple que defienden estos investigadores "y que ahora cobra aún más verosimilitud con la presencia, cercana a nuestro planeta de asteroides de grandes dimensiones, con una o más pequeñas lunas orbitando a su alrededor".

De esta manera la hipótesis -verificada mediante un modelo físico-matemático de simulación por ordenador en la Universidad de Valladolid- se corresponde con la caída y posterior impacto, primero, de un gran asteroide de más de 1 kilómetro de diámetro (que originó el cráter Richat), seguido, a los pocos segundos, por la mayor de sus dos lunas (de unos 100 metros de longitud) que impactó a 224 kilómetros de distancia y formó el cráter Teunoumer y, finalmente, la segunda luna (de unos 40 metros), a 166 kilómetros al nor-noreste, que originó el cráter Temimichat.

El tremendo impacto de choque producido por este "tren" de asteroides (equivalente a cientos, o tal vez miles, de bombas nucleares) que, según las últimas dataciones, pudo ocurrir hace poco más de 20.000 años, con toda probabilidad tuvo efectos catastróficos en los ecosistemas norteafricanos de aquella época y su inmediata consecuencia fue la devastación de todo tipo de vida en esa región del Sahara, afirma el investigador.

"Desafortunadamente este apasionante proyecto ha permanecido ralentizado en los últimos años debido fundamentalmente a los graves problemas de inseguridad de esta zona del desierto", añade el investigador.

Francisco García-Talavera, que actualmente es asesor emérito de Museos de Tenerife, organismo del que fue presidente, confía en que "por el bien de la Ciencia" este proyecto pueda ser reactivado en un futuro próximo.