Dos maestros en el aula son mejor que uno. Al menos así se desprende de las evaluaciones realizadas al programa Infancia -puesto en marcha en 2012 en el segundo ciclo de Infantil y el primero de Primaria-, que ha introducido en los colegios canarios la figura de la "pareja pedagógica", formada por un profesor de la plantilla del centro y otro "extra" asignado por la Consejería.

El "peso innovador" de esta medida es de tal calibre que de las citadas revisiones del proyecto se ha concluido que es necesario generalizarla, pese a lo costosa que puede resultar.

Desde el área de la Administración que promueve la innovación en el sistema educativo de las Islas se insiste en que esta fórmula es rentable a largo plazo "en términos pedagógicos y económicos", pues pone los cimientos para evitar el abandono escolar y reduce los índices de repetición.

Además de implantar la pareja en toda la etapa de Primaria -actualmente el programa Infancia llega hasta cuarto curso, pese a estar planteado inicialmente para los dos primeros-, los resultados obtenidos, tanto académicos como en el grado de satisfacción de los alumnos y el profesorado, aconsejan extenderla a Secundaria. "Es un elemento de desarrollo profesional. Los docentes tienen que sentarse juntos a diseñar las clases, implementan lo diseñado juntos y lo evalúan. Se genera mucho feedback", detallan los técnicos que coordinan el programa.

Infancia ha sido sometido por el momento a dos evaluaciones, una a cargo del equipo de la propia Administración y otra, aún no finalizada, desarrollada por profesorado de la Universidad de La Laguna (ULL).

El análisis efectuado por la institución académica se refiere a los 30 centros que primero pusieron en funcionamiento el programa, en el curso 2012-2013 (ahora son 80). El avance de esta evaluación indica que los colegios que lo han implantado son de una gran diversidad -grandes y pequeños, rurales y urbanos, enclavados en entornos socioeconómicos más o menos favorecidos-, lo que ha aportado "fortaleza" a la iniciativa.

Estas diferentes características no han tenido influencia en el rendimiento de los alumnos participantes. Sí lo ha tenido, en cambio, la conducta y atención de los niños y la implicación demostrada por sus familias. El proyecto ha suscitado un "altísimo" grado de satisfacción y quienes han tomado parte en él, aseguran desde la Consejería, han realizado "una apuesta por la innovación y por no perpetuar los métodos tradicionales".

El programa Infancia descansa sobre tres pilares fundamentales: facilitar la transición entre las etapas de Infantil y Primaria, la actualización metodológica de los docentes y el desarrollo competencial de los alumnos. La filosofía que lo inspira es aplicar a la enseñanza Primaria ciertos métodos que son comunes en Infantil, como el aprendizaje cooperativo y el trabajo en grupo. El impacto que experimentan los niños al pasar de una etapa a la otra puede ser el primer obstáculo que se interpone en su continuidad escolar y, por ello, un factor que, con el tiempo, puede acabar derivando en el abandono.

Tras la implantación de Infancia se produjo la de Travesía, un programa similar pero pensado para la Secundaria. Ambos pretenden establecer un sistema de coordinación y continuidad entre etapas que favorezca la satisfacción del alumnado y su apego a la escuela.

El programa Infancia llega durante este curso a casi 23.000 niños y niñas, más del triple que cuando comenzó a ejecutarse. La cifra de profesorado involucrado en él se ha multiplicado por cinco y alcanza ahora los 1.700. Ha sido en este curso cuando se ha decidido ampliar la iniciativa hasta cuarto de Primaria e incorporarla a la Red de Centros Innovadores para la Continuidad Escolar.