La etapa de Eduardo Doménech como rector de la Universidad de La Laguna toca a su fin. Aunque ha dejado claro en varias ocasiones que ejercerá su cargo hasta el último minuto, ayer el catedrático de Pediatría imprimó un tono de despedida y de reivindicación de su gestión a su discurso en el Día Institucional de la ULL. “Quien no reconozca que la institución ha mejorado durante estos ocho años niega lo evidente”, afirmó.
Además de defender el cambio que se ha operado en la ULL durante sus dos mandatos –“se ha modificado por dentro y por fuera”, dijo–, Doménech insistió en sus críticas a la actitud de las administraciones públicas hacia los centros de enseñanza superior. Y lo hizo con dureza: habló de “falta de visión, rozando a veces la pura ceguera” de los poderes políticos, a quienes acusó de haber “ninguneado a la Universidad, en el mejor de los casos”, o de “denostarla”, en otros.
“Todos claman por la sociedad del conocimiento, pero sin apostar por ella, sin invertir recursos que se considerarían básicos en cualquier sociedad progresista”, dijo el rector, que lamentó en especial los recortes en el mundo de la investigación –“ha quedado asolado”– y la situación de los titulados que deben emigrar a otros destinos en busca de trabajo.
El contraste con la falta de sensibilidad de las administraciones lo ofrece, según Doménech, su propia gestión. “He defendido, en ocasiones de forma combativa, el valor de lo público. He luchado para que los recortes presupuestarios no afectaran a nuestra plantilla de docentes y de administración, que ha permanecido intacta, y he procurado que los servicios que presta esta institución no vieran mermada su calidad”, expuso.
Las medidas de contención del gasto adoptadas por el gobierno universitario como consecuencia de la crisis están aún vigentes, pero el rector destacó la urgencia de mejorar la financiación para incrementar la competitividad y advirtió de que sin apoyo suficiente para los proyectos de investigación, la ULLno figurará en ningún ranquin internacional.
Doménech negó la “sobrecualificación” del alumnado –“nunca se está suficientemente cualificado”– y, por el contrario, describió el mercado laboral como “mediocre y poco innovador”.