El cuidado de un familiar que no puede valerse por sí mismo sigue sin reconocerse como un trabajo, por más que pueda conllevar una jornada laboral de más de ocho horas. Así se desprende del hecho de que, aunque actualmente hay 5.546 prestaciones económicas para el cuidado de un familiar concedidas en Canarias, menos del 4% (232) de los cuidadores está dado de alta en la Seguridad Social.

Este bajo porcentaje -publicado por el Instituto Nacional de la Seguridad Social en el Boletín Oficial de las Cortes Generales- se vincula al hecho de que son pocos los que pueden hacer frente al pago de la cotizaciones que rondan los 164 euros al mes, sobretodo desde que la cuantía de las ayudas se ha visto reducida hasta un 15% en los tres últimos años.

En concreto, en la provincia de Santa Cruz de Tenerife actualmente solo se contabilizan 116 cuidadores de dependientes no profesionales dados de alta en la Seguridad Social. Un número que se repite (exactamente el mismo) en la provincia oriental, y eso que a finales del año 2011 el número de personas afiliadas como cuidadores de dependientes rondaban las 1.200 en cada una de las provincias.

No se trata de que estas personas ya no se hagan cargo de algún familiar dependiente, sino de que ya no pueden acogerse a ningún beneficio fiscal por hacerlo, puesto que el régimen especial creado en el año 2007 para favorecer su cotización desapareció en 2012.

En total, en toda España llegaron a haber hasta 170.000 personas dadas de alta en esta categoría a finales del año 2011 (de las que el 94% eran mujeres), pero con el cambio de Gobierno, y la entrada del Partido Popular, se consideró insostenible la Ley de Dependencia tal y como estaba planteada y se introdujeron una serie de medidas de ajuste que se concretaron en el Real Decreto 20/2012 en el que se rebajó las prestaciones un 15%, lo que se tradujo en una media de 50 euros al mes, y también se fijó que los cuidadores que quisieran cotizar deberían hacerlo por su cuenta como si fueran un autónomo sin ningún régimen especial.

La idea de que se facilitara el acceso a la cotización a los cuidadores partió del hecho de que en su mayoría eran mujeres de más de 40 años, como muy poca o nula vida laboral, y por lo tanto sin ningún tipo de ingreso económico propio y con muchas dificultades para incorporarse en el mercado laboral de forma normalizada, debido, precisamente, a la obligación de tener que atender continuamente a algún familiar que no puede valerse por sí mismo.

De ahí que en 2011 casi la mitad de los cuidadores enmarcados en la Ley de Dependencia se afiliaran a la Seguridad Social.