Ha sido elegida dos veces decana de la Facultad de Educación y ahora aspira a trasladar su estilo de gobierno y su visión de la Universidad de La Laguna al Rectorado. Olga Alegre quiere convertirse en la segunda mujer que ocupa la máxima responsabilidad en la ULL, cuya imagen, externa e interna, quiere potenciar. "Es prioritario que la sociedad sepa que realmente somos un valor, que lo que invierte aquí vale la pena".

Su lema es "Dímelo"...

"Dímelo, porque yo sí cumplo".

¿Qué le han dicho y quién se lo ha dicho? ¿Qué le ha transmitido la comunidad universitaria?

El programa electoral se ha elaborado a partir del "Dímelo" de mucha gente. Si algo me ha caracterizado en el decanato es el escuchar las propuestas de todos. La gente me ha dicho que quiere una universidad más proyectada hacia la sociedad, que mejore en sus programas formativos, que estén acreditados; una universidad con investigación puntera; una universidad moderna, que ofrezca más títulos en línea y servicios menos burocratizados. También una universidad que exija financiación, pero sostenible con sus recursos para poder rendir cuentas a la sociedad, que es la que la sostiene. También me han dicho que es necesario proyectar mejor la imagen de la Universidad, tanto internamente como hacia fuera, que tengamos el orgullo de pertenecer a esta institución, que está en la retina y la memoria de tantos canarios.

¿Qué aspectos de la última etapa habría que mantener y cuáles habría que corregir?

Hay que seguir por el mismo camino en cuanto a los pasos que se han dado en la modernización y en el contacto con la sociedad. También en las políticas de personal, en las que ha imperado el consenso y el diálogo. Tendríamos que corregir e impulsar aspectos relacionados con las acreditaciones. Hay que apostar muy fuerte por alcanzar la acreditación de todas las titulaciones. En mi programa hay compromisos concretos para que los centros tengan el máximo apoyo técnico, vinculación con los egresados, que los centros sean fieles a lo que han planteado en sus títulos. Lo hemos puesto todo en un Vicerrectorado de Titulaciones, para garantizar el seguimiento a un título desde que comienza hasta que se acredita.

¿En qué sentido modificará la normativa de permanencia?

Hay que mejorarla para que los alumnos puedan tener el máximo de oportunidades. Hemos creado un programa para mejorar el rendimiento y el aprendizaje que debe dar el apoyo a los estudiantes para avanzar. Es un fracaso de la Universidad que el alumno fracase. Tampoco puede ser que un alumno esté en primero 30 años. Necesitamos unas normas de permanencia amplias, equilibradas y que contemplen la diversidad de estudiantes, titulaciones y circunstancias. Una de las propuestas es que las normas se consideren por asignaturas y no por créditos.

¿Los criterios para ser considerado alumno a tiempo parcial son demasiado estrictos?

En algunos casos sí, pero siempre queda la discrecionalidad última del decano, que es el que autoriza que un estudiante, por sus circunstancias particulares, pueda estar a tiempo parcial.

¿Hay que revisar la fusión de centros y departamentos?

Teníamos dos problemas. Uno era la crisis, que aconsejaba agruparnos para rentabilizar los recursos. El segundo, que había desequilibrios entre los distintos departamentos y facultades. La propuesta de fusiones se llevó a cabo a través de acuerdos en la comisión mixta, y luego en el Claustro y el Consejo de Gobierno. Con los sindicatos se negoció para fortalecer la relación de puestos de trabajo. El proceso era necesario. Puede haber disfunciones, que habrá que corregir si hay acuerdo en los centros y departamentos, pero aún es pronto para evaluarlo.

¿Cuáles son las mayores fortalezas de la ULL?

Las personas. También que es una vieja institución, que recoge el legado de tantas personas y de tanto valor histórico, pero que cada año se renueva con la savia nueva de los estudiantes. Por tanto, las respuestas deben darse para el hoy. Está bien mirar a la historia para no repetir muchos errores que se han cometido, está bien tener metas de futuro, pero mi concreción es para los próximos cuatro años, con los pies en la tierra y pensando en la realidad de ahora mismo.

¿Y las mayores debilidades?

La falta de financiación de los gobiernos y, quizá, su escasa sensibilidad para valorar tener una universidad pública y, a la vez, equilibrar con la autonomía universitaria, cómo lograr verdadera autonomía y, al mismo tiempo, dar respuesta a los poderes públicos y a la inversión pública. Es un valor y una debilidad a la vez, porque quizá nos sitúa en desventaja frente a iniciativas privadas.

¿Es posible incrementar la participación del alumnado?

Necesitan tener espacios de participación para comprometerse, porque solo cuando hay participación hay compromiso. Propongo que los centros dediquen espacios para que se reúnan las delegaciones de alumnos, como hemos hecho nosotros en la Facultad. He creado la figura del adjunto a la rectora, al igual que tengo un adjunto a la decana, como una figura de vinculación directa con los estudiantes. Cuando se escucha a los alumnos, se les valora y sus propuestas, en la medida de nuestras posibilidades, son llevadas a la práctica con ellos y junto a ellos, participan y se comprometen.

¿Qué medidas pueden ponerse en marcha para evitar el abandono por motivos económicos?

Lo primero, reclamar ante los gobiernos el derecho de cada alumno a estudiar y que nadie se quede sin realizar sus estudios por motivos económicos. Los alumnos me tendrán luchando con ellos ante los gobiernos central y autonómico. La ULL, dentro de sus posibilidades, puede llevar a cabo distintas acciones, ayudas y becas, algún tipo de préstamo... He hablado con entidades bancarias y estarían dispuestas a permitir que la matrícula se pague mensualmente. Me he reunido con empresas, que estarían dispuestas becar y financiar trabajos de fin de grado o investigaciones que les resultaran beneficiosas y a contratar a los egresados con los expedientes más brillantes.

Candidata de todos los miembros de RC

¿Es Olga Alegre la candidata del rector? La decana de Educación pertenece a Renovación Convergente (RC), el grupo claustral en el que también se encuadra Eduardo Doménech, quien ha reconocido su mayor afinidad con la candidata. Alegre lo ve con naturalidad: "Como no puede ser de otra manera dentro de la lealtad mínima que debe existir en un grupo, si RC me propone como candidata, tengo que serlo de todos sus miembros". No obstante, asegura que en su equipo de campaña "hay personas de otros grupos del profesorado y también del alumnado y el personal de administración y servicios, así como otras que no pertenecen a ningún grupo del Claustro". Por ello, aspira a ser "la candidata del mayor número de personas de la comunidad universitaria". Pese a su vinculación con Doménech, se siente capaz de encarnar el cambio en la ULL, basado en "una evolución y una mejora a partir de lo que todos los rectores y sus equipos han dejado". "El cambio que planteo es el de nosotros mismos. La Universidad y la sociedad ya han cambiado, los alumnos son distintos cada año, y no podemos dirigirnos a todos ellos con nuestras mentalidades anquilosadas". Ese anquilosamiento, en forma de "nostalgia de épocas anteriores", dice detectarlo en los discursos pronunciados por alguno de sus rivales.