Invitados por AlumniULL, la Asociación de Antiguos Alumnos y Amigos de la Universidad de La Laguna, los tres candidatos a suceder a Eduardo Doménech como rector de la institución protagonizaron ayer un debate en el que, en respuesta a las preguntas formuladas por la comunidad universitaria, expusieron sus principales propuestas. En el encuentro afloró por momentos la tensión; eso sí, una tensión moderada y cortés, acorde con el talante que caracteriza a los académicos.
El término debate tal vez no se ajuste con exactitud a lo que más bien fue un desarrollo de las visiones que Olga Alegre, Antonio Martinón y Juan Ignacio Capafons habían expresado ya ante el Claustro en la sesión de presentación de sus programas y equipos. El formato elegido –intervenciones de dos minutos en el orden sorteado previamente– impedía las réplicas e imponía un rígido corsé al encuentro.
Fue Martinón quien, nada más dirigirse a la audiencia, lanzó una primera advertencia. Tras pedir “más sosiego” en la campaña electoral y llamar la atención sobre comportamientos tan “poco universitarios” como la “arrancada de carteles”, el exdecano de Matemáticas advirtió de que “los enfrentamientos actuales pueden dificultar los acuerdos después de las elecciones”.
Más de una hora más tarde, el propio Martinón reaccionó molesto después de que Alegre se refiriese a la resistencia de “alguno de los candidatos” a criticar la gestión de la Fundación General de la ULL debido a la vinculación con su campaña del director gerente de la entidad. La cosa iba, realmente, por Capafons –quien, pese a ello, no se dio por aludido–, pero la indirecta no gustó a Martinón, quien tildó la actitud de la decana de la Facultad de Educación de “insidiosa” y le pidió que cuando se refiriese a alguno de los aspirantes lo hiciese por su nombre.
Hubo algún otro malentendido, en tono más bien humorístico, pero el resto del debate discurrió por cauces más tranquilos y en torno a los grandes asuntos que han centrado la actividad de la ULLen los últimos años.
Sobre la fusión de centros y departamentos, Martinón reiteró que dará su apoyo a los centros que quieran volver a constituirse en facultades si hay acuerdo, mientras que Capafons coincidió en la necesidad de “estudiarlo en profundidad”. Aunque también se comprometió a corregir las “disfunciones” que se detecten, Alegre avisó: “No se puede decir que si un centro quiere volver a la situación anterior, puede hacerlo”.
El envejecimiento de las plantillas docentes estuvo en un primer plano. “Hay que convencer a quien nos financia de que la contratación de profesorado es urgente”, dijo Capafons. En este sentido, Martinón opinó que “habrá que buscar fórmulas flexibles de contratación para esquivar las exigencias del Gobierno”. Alegre, por su parte, aseguró que ha trazado una “hoja de ruta” para los próximos años que permita renovar el profesorado.
En cuanto a la financiación, Alegre y Capafons insistieron en la necesidad de reclamar una ley que asegure la estabilidad financiera de las universidades. Dicha estabilidad es también “fundamental” para Martinón, que hizo hincapié en la investigación como fuente de futuros ingresos.