La muerte como enseñanza entra en las aulas de Canarias dentro de un proyecto educativo pionero en España que enseña a los estudiantes a afrontar una pérdida como un proceso de aprendizaje más de la vida.

La muerte de un familiar o la ausencia de un padre a causa de un divorcio mal llevado generan, de forma general, ansiedad y malestar en los niños, lo que puede afectar además de a la propia víctima a toda la clase y al círculo que la rodea.

Con el objetivo de hacer frente a este tipo de situaciones, profesores de 20 centros de Educación Primaria y Secundaria de Tenerife y Gran Canaria se han formado para hacer posible que los escolares entiendan la muerte como parte integrante de la vida y como su fin natural.

Este proyecto experimental llamado "Orugas y mariposas de colores en los pupitres de nuestra escuela" ya ha comenzado a impartirse de forma pionera en Canarias como consecuencia de las peticiones del profesorado, explica en una entrevista la directora general de Ordenación, Innovación y Promoción Educativa del Gobierno canario, Georgina Molina.

Molina considera que a pesar de la importancia y trascendencia de las pérdidas para el bienestar del alumnado, el tratamiento educativo de la muerte sigue siendo un elemento "extraño" y ausente en los proyectos educativos como si la enfermedad, el sufrimiento, el fracaso y la pérdida en general no formaran parte de la dimensión educativa.

Para tratar la muerte desde planteamientos didácticos, educativos y preventivos, los profesores han recibido una formación teórica en la que se les da a conocer la psicología del duelo y los recursos didácticos para abordarla.

La muerte como tabú, qué es el duelo, la función de la escuela y familia en situaciones de pérdida, muerte y duelo y la construcción y evolución del concepto de muerte en niños y adolescentes, son algunos de los contenidos que aborda este proyecto.

El coordinador del programa, Calixto Herrera, asegura que esta semana ya se ha empezado a impartir esta formación con total normalidad y aceptación por parte del alumnado, que, dependiendo de las condiciones del centro, aborda este aprendizaje al menos cuatro sesiones de una hora.

Los centros elegidos, diez en Tenerife y diez en Gran Canaria, han sido seleccionados teniendo en cuenta, entre otros parámetros, si desarrollan proyectos formativos relacionados con la educación emocional.

La directora de uno de los centros, del colegio público El Toscal Longuera (Tenerife), Clara Eugenia Díaz, ya ha llevado a las aulas este proyecto, que considera que por primera vez permite abordar y no eludir un tema tan importante como es la muerte y la pérdida.

En este centro de Tenerife se ha impartido a un grupo de 23 niños y niñas de quinto de Primaria, después de reunirse con los tutores de los escolares para explicarles la actividad y solicitar su permiso.

Los profesores abordaron la muerte y la pérdida a raíz del reciente accidente aéreo en Francia, en el que fallecieron 150 personas, lo que aproximó a los alumnos a la temática.

En opinión de la directora de este centro de Tenerife, es necesario mejorar y potenciar la formación en educación emocional para atender de forma óptima a las necesidades sociales no atendidas en las materias académicas ordinarias.

"Orugas y mariposas de colores en los pupitres de nuestra escuela" hace referencia al trabajo de la doctora Elisabeth Kübler Ross, una de las mayores expertas mundiales en la muerte, quien utiliza la metáfora de la oruga y la mariposa como símbolo que experimenta la persona en la enfermedad, la muerte y el duelo.

También, según la obra de Kübler Ross, la mariposa representa al ser querido que ya no está.