Las oposiciones a la enseñanza siguen sin fecha en las Islas -aunque se baraja el último fin de semana de junio como la más probable-, pero el Gobierno de Canarias ya tiene algunas previsiones sobre las cifras de participantes y los costes y beneficios que supondrá el procedimiento selectivo. La Dirección General de Personal de la Consejería de Educación calcula que aproximadamente 3.000 aspirantes se disputarán las 208 plazas de maestro de las que constará la convocatoria.

Las estimaciones de la Administración educativa abarcan también uno de los aspectos que más preocupan a los docentes y organizaciones sindicales del Archipiélago: la concurrencia de opositores venidos de otras regiones del país. En este sentido, y aunque la Dirección General advierte de que no es posible saberlo por anticipado, lo ocurrido en la convocatoria de 2013 -la última celebrada en Canarias- permite prever que alrededor de una cuarta parte de los participantes -unos 750- procederán de fuera de la Comunidad Autónoma.

Pese a que la mayoría de los opositores son profesores interinos, en las pruebas de 2013 solo consiguieron un 46% de las plazas ofertadas. Cuatro años antes la cifra había sido sensiblemente superior. Entonces el 84% de las plazas fue para los docentes interinos, en tanto que en 2007 el dato ascendió al 74%.

Las oposiciones derivan en un ahorro para Canarias, puesto que parte de la cuota patronal de la Seguridad Social del profesorado funcionario es asumida por Muface -la Mutualidad General de Funcionarios Civiles del Estado-, mientras que en el caso de los trabajadores interinos corresponde en su totalidad a la Comunidad Autónoma.

De esta manera, la funcionarización de 208 plazas que ahora ocupan docentes interinos representará un ahorro anual cercano a los 520.000 euros, según las previsiones de la Dirección General de Personal.

Si el número de participantes se ajustara a los cálculos de este departamento, la Administración ingresaría algo más de 50.200 euros en concepto de las tasas que habrán de abonar en concepto de derechos de examen.

Pero la celebración de oposiciones también conlleva gastos. Así, la Consejería estima que el coste de los tribunales se situará en unos 208.000 euros, pero matiza que esta cifra puede crecer "en función de las necesidades que vaya planteando el propio desarrollo del proceso selectivo".

La Administración y los sindicatos siguen discutiendo los detalles de la convocatoria de oposiciones, que se está retrasando hasta el punto de que organizaciones como CCOO y ANPE han alertado de que Canarias será la comunidad autónoma que las convoque más tarde.

Fuentes de los representes del profesorado apuntan, no obstante, a la fecha del último fin de semana de junio. Este pronóstico, no desmentido por la Consejería en los encuentros que ambas partes han mantenido, responde a dos argumentos: antes no es posible celebrar las pruebas porque no ha concluido el curso y después puede ser tarde para tramitar la adjudicación de destinos.

Una oferta de empleo dividida en dos años

La oferta de empleo público docente de 2015, publicada el pasado martes en el Boletín Oficial de Canarias (BOC), tiene una peculiaridad: la Consejería de Educación, a solicitud de los sindicatos, ha optado por dividirla en dos años.

De este modo, este año solo saldrán a oposición 208 de las 353 plazas de las que consta la oferta. Se trata de 89 de Educación Infantil, 41 de Educación Física, 43 de Música y 35 de Educación Especial, además de nueve plazas de inspectores educativos, un cuerpo no sometido a las restricciones impuestas por el Gobierno central a las convocatorias de empleo público.

El resto -distribuida en la especialidad de Primaria del cuerpo de maestros y los cuerpos de profesores de Artes Plásticas y Diseño, Secundaria, profesores de Música y Artes Escénicas y profesores técnicos de Formación Profesional- se sacarán a oposición, previsiblemente, en 2016.

La intención de Administración y sindicatos ha sido evitar celebrar este año pruebas para especialidades que no se convocaban en la Península, en especial en Andalucía, y evitar así el "efecto llamada".