Lleva diez años trabajando como psiquiatra en la sanidad canaria y reconoce estar "sumamente preocupada" por las adicciones que las nuevas tecnologías, sobre todo internet y el wasap, están generando en los adolescentes. La doctora Natacha Sujanani Afonso alerta de que el uso del teléfono inteligente "se está convirtiendo en un abuso y, en algunos casos, incluso en una dependencia".

Dice que le preocupan las adicciones que está generando el teléfono móvil, ¿pero en qué se basa?

Sí, es preocupante, sobre todo por la falta de límites y la ausencia de un uso racional de las nuevas tecnologías. Mucha gente viene a la consulta con sus hijos adolescentes, incluso a partir de los 10 años, para los que es imposible ver una película o comer sin ver a cada rato el teléfono y si se queda sin batería se pone irritable o ansioso. Ahí ya hay un problema. La familia ha detectado una alarma y ve que el uso que se hace del teléfono no es normal. Lo que cabe preguntarse es cuántos tienen el problema y no llegan a manos de un profesional que les ayude, porque los que demandan ayuda seguramente son una minoría porque es una asunto que se suele dejar pasar.

¿Existen cifras sobre estas nuevas adicciones?

Sí, aunque son nacionales. En Canarias, de momento, no existen. El 98% de los adolescentes usan internet, eso es una realidad absoluta, pero es que un 30% hace un uso abusivo, entendido este como enviar más de 40 mensajes de wasap a partir de las 10 de la noche o estar conectado más de una hora y media al día. Un 1,5% de la población española ya tiene un diagnóstico de adicción, pero un 21% está en riesgo de desarrollarla.

¿Cuáles son las líneas rojas?

Cuando el uso del teléfono móvil infiere en las actividades básicas de la vida diaria como los estudios, las relaciones con la familia y los amigos, y cuando se reduce el descanso por estar con el teléfono y lo primero que hacen al levantar es conectarse de nuevo.

Parece que hay una paradoja: el exceso de comunicación aísla...

Sí. Se produce una desconexión de la realidad. Se acaba creando una identidad ficticia y eso en un adolescente es muy grave porque es el momento en el que se está desarrollando la personalidad y buscando redes sociales reales que les reafirmen y les ayuden a construirse. Todo eso se está construyendo detrás de una pantalla y con unas relaciones totalmente anómalas, porque se presume del número de amigos que se tienen en estos canales, estableciéndose incluso carreras por bien quién tiene más, y luego se encuentran con esa persona por la calle y ni se saludan, pero en la vida virtual lo consideran un amigo.

¿Cuál cree que será la consecuencia?

De aquí a 20 o 30 podemos tener un problema a la hora de ver cómo la sociedad va a conseguir relacionarse, porque cada vez estamos más aislados y, sobre todo, se invade continuamente la intimidad porque cualquiera, por el mero hecho de tener tu número, puede mandarte un wasap cualquier día a cualquier hora, además de que nos sentimos con la obligación de contestar y le estamos quitando tiempo a nuestra familia, por ejemplo. No podemos pretender que nuestros hijos cambien si nosotros somos los primeros a los que nos suena el teléfono y lo atendemos inmediatamente.

¿Qué pueden hacer los padres para que sus hijos utilicen correctamente las nuevas tecnologías?

Hay que poner límites y eso se consigue haciendo algo tan sencillo como desconectar la wifi a partir de una hora concreta y apagar o dejar el silencio el teléfono. Si alguien te necesita urgente te va a localizar. Por otro lado, darle un teléfono móvil a un niño de 7 u 8 años es una locura porque no tienen las herramientas intelectuales y emocionales para enfrentarse a todo lo que tiene internet. Habría que tener más control. Se le puede dar un teléfono para llamar, pero no con internet. Los padres debemos conocer cómo funcionan las redes y la privacidad porque el 37% de niños entre 8 y 13 años ha sufrido ciberacoso en algún momento y más del 65% ha contactado con personas que no conocen.

Pero también desde Educación y Sanidad deberían hacerse planes de prevención...

¡Por supuesto! Por ejemplo, en las escuelas deberían impartir uso racional de las nuevas tecnologías y en el sanitario darle más importante a este asunto antes de que se convierta en un problema generalizado.

¿Qué patologías crea el abuso del móvil?

Adicciones, aislamiento, dificultad en las relaciones sociales, trastornos de ansiedad y en la adolescencia, futuros trastornos de la personalidad.

¿Cómo ve el futuro?, ¿da por hecho que habrá más casos?

Sin duda. Va haber un empeoramiento. Creo que las relaciones sociales cada vez van a ser más virtuales y no reales por eso hay que educar en que el teléfono móvil es una medio y no un fin. El wassap ya no se utilizar para quedar y verse sino para hablar. Existe ya una aplicación que cuenta todo el tiempo que se está utilizando el móvil y a mí me parece que sería muy bueno que tanto los adolescentes como los adultos lo utilizáramos.