El matrimonio compuesto por los bomberos Víctor Hernández y Reyes de Miguel regresó ayer a Tenerife desde Nepal, tras vivir, hace más de una semana el trágico terremoto que sacudió al país asiático. Tras abrazar a sus familiares y amigos con emoción, ambos profesionales hablaron con los medios y aseguraron que el "momento más duro" fue "en Periche, cuando vimos la cantidad de accidentados" del campamento base del Everest y alrededores. Reyes indicó que en ese punto se toparon con la realidad: "un montón de heridos y muertos". Fue en dicho enclave cuando ambos decidieron que "hay que ayudar, hacer lo que se pueda y salir de aquí".

Reyes señaló que "la vuelta se hizo un poco más dura, porque no sabíamos cómo estaban los senderos y los puentes". De Miguel manifestó que eran conscientes de que, tras el movimiento sísmico, se podían haber estropeado las infraestructuras y, de hecho, dijo que "pasamos por caminos cortados por derrumbes".

En el camino de regreso a Lukla, para poder coger un avión, sufrieron "la espera, incertidumbre y miedo; y eso hace que físicamente vayas bajando".

De Miguel aseguró que, de alguna manera, volverán a Nepal, bien a caminar por la montaña, que es lo que les apasiona a ella, a su marido y a sus hermanos; o bien a cualquier campaña en la que se les necesite. Víctor Hernández y Reyes de Miguel tuvieron mucha suerte, porque en el pueblo en el que estaban cuando tuvo lugar el terremoto no hubo ninguna estructura afectada. Sin embargo, apenas a 35 kilómetros, en Periche, la zona estaba arrasada y detectaron que la situación podía ser grave porque oían los helicópteros. El primer movimiento de la tierra generó una fuerte estruendo, "como si hubiera explotado un camión cisterna grande". Algunas personas decían que había sido una avalancha, pero Víctor y Reyes sabían que se trataba de algo peor, "pero no dijimos nada para no alarmar a la gente". Ese temor se confirmó con la primera réplica.

Los bomberos tinerfeños se trasladaron a Periche y observaron a médicos franceses e ingleses que atendían a todas las víctimas que bajaban desde las zonas altas en helicóptero, según relató Hernández. Y ambos se dedicaron a ayudar en el traslado de heridos. Reyes de Miguel apuntó que uno de los elementos de "suerte" que tuvieron fue hallar un punto de cobertura el primer día desde el que pudieron enviar un mensaje de whatsapp a su familia para decir que estaban bien.

Después, al descender en dirección a Lukla, estuvieron dos o tres días incomunicados. Pero la unión del equipo que formaban Víctor, Reyes y los dos hermanos de esta con el guía y el porteador resultó clave para poder regresar sanos y salvos. Sobre los daños que un terremoto puede provocar en un país desarrollado o uno en vías de desarrollo, Reyes fue clara y explicó que hay zonas desarrolladas que están preparadas para afrontar un movimiento sísmico así. Respecto a "si ocurriera aquí", en Tenerife, De Miguel aseguró que, "ahora, al sobrevolar Anaga y Santa Cruz, veíamos los puntos flacos en los que se puede armar una buena" si se produjera un movimiento sísmico muy fuerte.