Si el moderador de un debate electoral entre 4 candidatos, por muy tasado que esté, echa de menos un poco de sangre al concluir, una hora y media después, pueden haber ocurrido dos cosas: o fue un "muerto" insoportable, políticamente correcto e insustancial; o un dechado de buen talante, respeto democrático y concentración máxima en el fondo y las propuestas. El primer intercambio entre los 4 candidatos de las actuales fuerzas con representación en el Parlamento de Canarias, celebrado ayer por la mañana en los estudios de la Cadena Ser en Tenerife, mezcló bastante de las virtudes de la segunda opción, aunque obligó al periodista Juan Carlos Castañeda a invitar al final a los intervinientes a que se dieran un poco más de caña y a que pensaran que no había ningún Antonio Castro, presidente hasta ahora de la Cámara, de cortapisas.

Si bien el debate se cerró sin un ganador claro, la sensación general fue que la candidata del PP, Australia Navarro, resultó la más aislada frente a Fernando Clavijo (CC), Patricia Hernández (PSOE) y Román Rodríguez (NC), quienes coincidieron mucho más en la defensa de lo público y en no concebir las empresas o fundaciones que dependen del erario de todos como "chiringuitos".

Eso sí, justo antes de terminar, Rodríguez, que aprovechó gran parte de sus intervenciones para criticar duramente a las otras tres fuerzas y achacarles las políticas de austeridad impuestas desde la UE, admitió que la aparente cercanía o sintonía anti-PP o, por lo menos, su convicción de que el pacto CC-PSOE del actual mandato en Canarias era un mal menor a uno entre nacionalistas y populares, que cree inevitable si entre los dos suman mayoría absoluta de diputados. De hecho, llamó a PP y CC fuerzas "conservadoras", sin atender en nada a los matices sociales que trató de introducir constantemente Clavijo.

Un Clavijo que, aunque fuera solo por su tono más pausado, sus constantes alusiones a "mirar hacia adelante" (se supone que aprovechando su lema de campaña), su perspectiva histórica en cuestiones claves como el paro ("todos los que estamos aquí hemos gobernado en Canarias y el desempleo estructural no ha bajado del 10% en 80 años", remarcó) o su empeño en construir desde el consenso, dio la mayor impresión de presidenciable. En esa línea, desde el principio habló de nueva etapa económica y social y aludió continuamente a la renovación, casi el haraquiri, que se había hecho CC al cambiar a su candidato, entre otras cosas porque reconoce que han hecho cosas mal o mejorables en áreas como la sanitaria o social. A su juicio, resultan claves el nuevo REF desde el Estatuto, crear empleo en "cantidad" con el turismo y la construcción y de "calidad" en subsectores de la llamada "diversificación".

Con permiso de Rodríguez, una Hernández pasional, convencida y más suelta dialécticamente que en otras ocasiones, aunque divagó en algún arranque, fue la más critica con las consecuencias en Canarias de la gestión del PP en Madrid. Así, le reprochó a Navarro la precariedad laboral por la reforma desarrollada y los contratos de los que presume Rajoy ("vergüenza me daría", dijo); los recortes en educación, sanidad y área social; el debilitamiento de la investigación y el desarrollo, las energías limpias, las promesas incumplidas y la "amenaza" de nuevas bajadas de impuestos sin especificar dónde se seguirá recortando para cuadrarlo.

Por supuesto, la candidata del PP le contestó igual de contundente y con su también consabida pasión discursiva subrayando que la vergüenza deberían sentirla los socialistas por haber dejado el país al borde de la quiebra y por destruir 3.500 empleos al día frente a los 2.000 que se crean ahora, si bien olvidando el primer mandato de Zapatero, cuando se alcanzó el porcentaje más bajo de paro de la historia en 2007 (un 7,8%). Frente al fracaso absoluto que, a su juicio, ha supuesto el pacto regional CC-PSOE y ante los nuevos experimentos de partidos que, si bien ausentes en el debate, estaban presentes en los cálculos electorales, Navarro insistió en que el PP es la única fuerza solvente para relanzar Canarias y aprovechar el crecimiento económico que, según todas las previsiones, en las Islas será sostenido y por encima del 2%, reduciendo el IGIC y eliminando el impuesto de sucesiones, entre otras bajadas.

Puerta abierta a bajar los topes electorales

Donde más sorprendió, en principio, el consenso fue en la referencia de todos a reformar el sistema electoral canario. A la convicción de Navarro, Rodríguez y Hernández se sumó Clavijo, quien, no obstante, matizó que se debe mantener la triple paridad para no debilitar a las islas menores. Así, indicó que le parece bien que se rebaje el 30% al 15 insular y del 6% regional al 3. Navarro recalcó que es injusto que el 80% de la población, que se concentra en Tenerife y Gran Canaria, elija solo al 50% de los diputados y Hernández le pidió entonces que explicara cómo se corregía eso sin perjudicar a las menores. Por tanto, y aunque quedó abierta la puerta a rebajar los topes, también pululó cierta incertidumbre sobre el cómo. Sin duda, las fuerzas que ayer no debatieron, aunque la emisora ya los ha invitado a otros intercambios, agradecerían mucho esa reforma.