Wladimiro Rodríguez Brito vuelve a la política. Quien fuera consejero del Cabildo de Tenerife durante nada menos que dos décadas, llegando a ocupar el área de Medio Ambiente y Paisaje, se presenta de número "6" en la candidatura de Coalición Canaria al municipio que lo vio nacer, Barlovento.

Los nacionalistas han apostado por una candidatura joven, liderada por María Auxiliadora González, con ideas nuevas pero sin olvidar la identidad de su pueblo para confiar en el apoyo de su gente. Y entre tanta inexperiencia, CC, o mejor su candidata, convenció a un político con muchas batallas a cuestas.

Wladimiro Rodríguez explicó a EL DÍA que "me ha convencido la juventud, la ilusión y las ganas que tienen por cambiar las cosas en Barlovento. La cabeza de lista es una mujer que conoce el campo, ella y su marido son de los mayores agricultores de papas de Barlovento. Son personas que han planteado que se puede vivir de la tierra y me siento en la obligación moral de apoyarlos y de estar para lo que me necesiten".

Este Hijo Adoptivo de Tenerife por "su trayectoria modélica de compromiso con su tierra y con el pueblo", afirma que Barlovento "atraviesa por una crisis profunda", a pesar de que "es el municipio que más agua tiene de Canarias, y una superficie importante cultivable". Ahunda en esa reflexión para subrayar que la localidad norteña "tiene 400 fanegadas de plátanos, pero sus tierras de medianías están abandonadas. El ayuntamiento, por ejemplo, tiene una superficie importante de tierra en la parte alta, entre La Laguna y las Llanadas, y una gran parte está lleno de zarzas y helecheras".

Wladimiro Rodríguez reconoció que cuando le plantearon ir con CC "les dije que me pusieran en el puesto que ellos quisieran. Estoy para lo que haga falta. Lo que me alegra mucho es que estén jóvenes que han ido a La Laguna, a la Universidad, y han vuelto otra vez para vivir del campo. ¡Que se puede! Tengo ilusión con esa candidatura, con esa juventud, para que se comience a hablar de Barlovento y del norte de La Palma de otra manera".

El exconsejero del Cabildo de Tenerife también siente "un compromiso moral con el pueblo en el que nací, donde me crié cuando no había agua para regar y los cultivos eran de secano, un municipio con 50 kilómetros de galerías y con 3.000 metros cúbicos de agua por habitante, cuando la media de agua por habitante en Canarias no llega a 500 metros cúbicos al año. No puedo estar en La Laguna o en cualquier otro lugar y no acercarme a esta gente joven que tiene ilusión, voluntad y ganas de cambiar las cosas".