Tras su rotunda victoria en las urnas, Antonio Martinón (La Laguna, 1950) se convertirá este miércoles en rector de la Universidad de La Laguna. Agradece que su toma de posesión se produzca en esa fecha. "Así puedo ir como rector a darle un abrazo a mi amigo Luis Balbuena en el acto del Día de Canarias", explica. Balbuena recibirá la Medalla de Oro de Canarias por su divulgación de las Matemáticas, materia que Martinón ha enseñado durante más de 40 años en Secundaria y en la propia ULL. Sus opiniones están salpicadas de frecuentes "creo" y "aunque puedo equivocarme", producto quizá de la costumbre de probar sus hipótesis mediante la experimentación y el contraste del método científico.

¿Le sorprendió obtener una victoria tan amplia?

La verdad es que no esperaba tanto. Me llenó de satisfacción, de orgullo y emoción y de gratitud a la comunidad universitaria.

¿A qué cree que se debe un triunfo tan mayoritario?

Había ganas de cambio, de empezar una etapa nueva, de un nuevo impulso. He percibido que muchos universitarios han recuperado la ilusión con el inicio de esta etapa. Pero al día siguiente de las elecciones, o a partir del miércoles, cuando tome posesión, el rector es el rector de todos y nadie trabaja para él, sino todos para la Universidad. Confío en que los universitarios entiendan que todos tenemos que contribuir.

Esa llamada a recobrar la ilusión ha sido recurrente durante su campaña, pero ¿cómo hacerlo?

Ya se ha recuperado algo. Veo a profesores, alumnos y personal de administración y servicios ilusionados y animados. Tenemos bastante definido a dónde queremos llegar. Ahora es necesario terminar de dialogar con la comunidad universitaria sobre el camino. Estamos preparando una batería de propuestas para aplicarlas en los próximos meses.

¿Cuáles serán?

En parte es lo que hemos hablado durante la campaña: la necesidad de impulsar la participación de los alumnos, la revisión de algunas normas... Está acabando el curso y organizándose el siguiente, con el verano en medio. Eso complica tomar medidas efectivas ya, por lo que algunas deben esperar hasta septiembre.

¿Hace falta cambiar la ponderación del voto de los alumnos para incentivar su participación?

Es muy difícil cambiar esa ponderación, porque es producto de un equilibrio al que se llegó hace años, pero sí tenemos que avanzar en las facilidades para que se vote. Es necesario explorar la posibilidad del voto "on line" y buscar fórmulas más flexibles. También debemos dedicar tiempo a explicar a los alumnos qué es y cómo está organizada la Universidad. Hay alumnos, sobre todo de Primero, que no tienen claras muchas cosas. Si no las conocen, su interés por participar es menor.

¿Qué le han transmitido los estudiantes en los encuentros que ha mantenido con ellos durante la larga campaña electoral?

Ha habido de todo. Les he preguntado por qué no participan y en ocasiones responden que un voto no sirve para nada. Esa es una idea muy extendida. He intentado explicar mi opinión: que es verdad que un solo voto pesa poco, pero que uno junto a otro y otro, de personas que piensan de forma parecida, sí tienen mucho peso y, lo que es más importante, mucha capacidad transformadora. Lo que ha ocurrido en estas elecciones a rector dice mucho. Los votos no solo sirven para elegir a un rector, sino que dicen que se quiere empezar una etapa nueva. La fuerza de los votos es muy poderosa, creo.

Parece que a la ULL la sigue persiguiendo la mala fama.

Ayer (por el jueves) salió la noticia de que somos la universidad española con más intercambio científico y que ocupamos un buen puesto en cuanto al impacto de nuestra investigación. La repercusión mediática ha sido desigual. Da la impresión de que nos alegramos de tener malas universidades. No pretendo que se oculte la información, pero sí que se pondere. No es igual el ranquin de Shangai que el que se hace en Valencia. No tienen el mismo prestigio. ¿Por qué le damos más importancia al de Valencia, donde se usan criterios muy discutibles y se le da el mismo peso a la docencia, la investigación y la transferencia? Es verdad que en transferencia estamos mal, pero en investigación estamos bien.

¿No es injusto medir la transferencia con los mismos criterios para todas las universidades cuando el tejido productivo que las rodea es muy distinto?

Sin duda, pero también deberíamos hacer un esfuerzo por adaptarnos más a la realidad social y económica que tenemos. Nuestro máster de Matemáticas lo hacemos con la Universidad del País Vasco, y cuando nos vemos me cuentan las cosas que hacen y yo reacciono con cierta envidia. Las hacen porque tienen al lado empresas potentes dispuestas a invertir en investigación y mejorar, y nosotros tenemos principalmente el turismo.

Algunas de las críticas más duras provienen, precisamente, de los representantes de los empresarios.

Tengo pendiente hablar con los empresarios. Algunos no terminan de entender bien el papel de la Universidad. No es su culpa: no lo entienden porque no se lo hemos explicado bien. La Universidad no está exactamente para formar profesionales. Formamos algunos. Formamos médicos hasta un punto. La especialización depende de los servicios de salud de las comunidades autónomas. No formamos exactamente abogados, sino personas con una formación jurídica. La Universidad está para dar una formación básica a ciertos niveles y más especializada en los másteres. La realidad económica y social cambia a muchísima velocidad. No se trata de que cuando un alumno salga esté perfectamente preparado para desarrollar un trabajo concreto y específico. Lo que hacemos es formarlo para que sea capaz en el futuro de adaptarse a la realidad que le toque. No estoy diciendo nada nuevo. Siempre ha sido así.

¿Teme por la continuidad del grado en Periodismo o de otros títulos que se sometan a acreditación?

No. Espero que aprobemos. Nos ha servido como lección lo que pasó con Periodismo, hemos aprendido y espero que los errores que se hayan podido cometer se corrijan.

¿Y qué hará para garantizarlo?

Será necesario mayor apoyo técnico. Hoy básicamente el peso principal de la acreditación de las titulaciones está en manos de los profesores, y eso ha ido en detrimento de su labor docente. Este es un asunto con una importante componente técnica, aunque también académica y docente, y el apoyo que se ha recibido ha sido muy pobre. Han sido, fundamentalmente, dos técnicos quienes se han encargado, dos técnicos extraordinarios, pero apoyan hasta donde pueden.

Ha hablado de la necesidad de equilibrar la carga docente. ¿Hay margen para hacerlo?

Estudiaremos la situación área por área. No es solo problema de que haya profesores con una docencia más allá de lo razonable. Hay muchas sutilezas. Dos docentes que, por ejemplo, den ocho horas de clase no tienen por qué estar en la misma situación. Puede que uno dé clase a grupos muy numerosos y el otro a grupos reducidos. Hay otro problema más delicado, que es el futuro de las distintas áreas. En algunas hay profesores acabando su vida universitaria y sin recambio. No podemos permitir que el esfuerzo que se ha hecho durante décadas se pierda, se tire a la basura, tiene que haber una continuidad científica. Haremos un mapa lo más exacto posible de cómo estamos, que no existe o al menos no es público.

¿Cuando la situación económica mejore piensa retomar el plan de prejubilaciones?

Tenemos tal cantidad de cosas urgentes... Es necesario un plan de choque para los edificios para el que espero conseguir financiación. Algunos necesitan reparaciones de mantenimiento, porque si esperamos puede ser mucho más caro.

La sentencia del Tribunal Supremo sobre la suspensión del contrato-programa parece que está al caer y los precedentes -la Complutense, la Rey Juan Carlos- son alentadores.

Son 26 millones de euros y tal vez se podría sacar otros 10 por el cumplimiento de los objetivos. Pero no creo que podamos pedirle al Gobierno de Canarias que nos dé ese dinero mañana por la tarde. Vamos a tener que hablarlo. Habrá que ampliar la financiación de forma apreciable para el próximo año.

¿Va a pedir un nuevo contrato-programa o irá a por una ley de financiación?

La ley es mejor para todos, incluso para el Gobierno. Esto de discutir año a año si son dos millones más o menos... Tiene que haber un marco estable de financiación. Tenemos que saber más o menos lo que vamos a recibir cada año. Si no es así no se puede organizar el futuro. Además, una ley la aprueba el Parlamento de Canarias e involucra a todos los grupos parlamentarios en su discusión. Hace poco el Parlamento aprobó varias leyes sobre universidades privadas. No tengo ninguna crítica, pero también es bueno que hable sobre las universidades públicas y les demuestre el mismo "cariñito" que ha demostrado a las privadas. De todas formas me gustaría ir de la mano de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria.

Hasta ahora la ULPGC se ha mostrado más favorable a la fórmula del contrato-programa.

He hablado con el rector de Las Palmas y estoy seguro de que nos vamos a entender y a fijar una estrategia común. Somos las dos universidades públicas de Canarias y el Gobierno tiene que escucharnos, comprendernos y valorarnos.

¿Teme encontrarse con un gobierno hostil?

En absoluto.

¿Un gobierno de centro-derecha no vería con malos ojos su actividad política?

¿Por qué? Además, mi actividad política es bastante antigua.

Pero se la recuerdan mucho.

Casi todos los días. No la oculto. De hecho, me siento orgulloso de ella. He participado en la política en democracia, con el apoyo de la ciudadanía. Desde la universidad han salido muchas personas que se dedican a la política, como otras al arte, al mundo económico... Eso es una satisfacción para la Universidad y demuestra que no está tan alejada de la sociedad. Participamos en la vida pública, en lo que es común. Los partidos valoran a los universitarios. No soy nada sectario y acepto con naturalidad que no todos tenemos por qué pensar igual. Al ser rector no estoy actuando en nombre de ningún partido, estoy representando a la Universidad. Los que me conocen saben que dejo mis opiniones políticas en la puerta de la Universidad, opiniones que, además, con el paso del tiempo cada vez están más matizadas, aunque no en lo esencial. Sigo defendiendo con uñas y dientes la igualdad y la justicia. En eso sí que soy radical, pero son principios constitucionales. Me gustaría que dentro de la Universidad haya justicia e igualdad. No hay toda la que debería, pero no por culpa de la Universidad, sino por las barreras económicas al acceso de los alumnos.

Tiene casi 65 años. Su jubilación se produciría a mediados de un hipotético segundo mandato.

Aunque tuviera edad para un segundo mandato, no soy partidario de estar más de cuatro años. Creo que no es bueno y que es tiempo suficiente para dejar encauzadas y dispuestas las ideas que tengo, aunque no pueda realizarlas plenamente. No sé si me podría presentar y dimitir cuando llegue la edad de jubilación, pero no lo voy a hacer.

Durante la campaña se ha divulgado un episodio de su etapa como gobernador civil relacionado con una carga policial a estudiantes que, en 1987, se manifestaban contra la Ley de Reforma Universitaria. ¿Qué es lo que ocurrió en esos días?

Hubo una protesta estudiantil en la plaza de la Milagrosa de La Laguna contra esa ley. Los alumnos cortaron el tráfico y se encadenaron. La Policía acudió y hubo un incidente. No soy capaz de contar exactamente lo que pasó porque no estaba, pero me han contado que ocurrió lo que suele ocurrir en estos casos: se tira un objeto, se defienden los policías... Un amigo que vivía allí me dijo que podía estar tranquilo porque la Policía había actuado correctamente, no sé hasta qué punto. Al día siguiente se produjeron más incidentes en la avenida Trinidad, más peligrosos, porque desde la Torre de Químicas se tiraron cócteles molotov y había -y sigue habiendo- una gasolinera en la esquina. En resumen: hubo enfrentamientos entre la Policía y los estudiantes, pero no di orden de cargar contra los estudiantes y, desde luego, prohibí entrar en la Universidad.

El año de los rectores matemáticos

Un día antes de que Antonio Martinón ganara las elecciones en la ULL, otro matemático, Carlos Andradas, era elegido rector de la Universidad Complutense de Madrid, tras batir en las urnas a José Carrillo, matemático también. ¿Tienen los matemáticos una visión especial sobre la gestión universitaria? Martinón asiente, aunque matiza -"más bien hablaría de una cierta sensibilidad de los científicos en general"-, y luego defiende que "la Universidad es plural". "Hay que integrar todo en una misma idea de Universidad, respetando las particularidades de cada uno".

La mejora de la enseñanza, una preocupación

Junto a Luis Balbuena, Ángel Isidoro Martín y Manuel Linares, Martinón fundó en 1977 la Sociedad Canaria Isaac Newton de Profesores de Matemáticas. Les movía la idea de que era necesario "mejorar mucho" la enseñanza de esta materia. La llama prendió, de tal manera que sociedades similares comenzaron a proliferar por todo el país. Para el nuevo rector, "las matemáticas son tan importantes porque son útiles en la ciencia y la tecnología y tienen un papel esencial en la formación intelectual de los alumnos".

La Universidad de hoy es "muchísimo mejor"

La enseñanza de las matemáticas ha progresado "en Primaria y Secundaria, pero también en la Universidad". De hecho, Martinón tiene la convicción -que dice compartir con todo el profesorado- de que la Universidad de hoy es "muchísimo mejor que la de hace 30 años". Es así por tres razones: por las reformas legislativas, por la inversión y porque la comunidad universitaria "se ha tomado en serio el cambio".