"La diversificación es la hija natural del crecimiento, pero en ciclos que no van al alza sino a la baja, como el que ha venido sucediendo en Canarias en los últimos años, esta se frena y aumenta la concentración al desaparecer las actividades más vulnerables". Con esa claridad explica el exprofesor de Economía Aplicada de la Universidad de La Laguna (ULL) José Ángel Rodríguez por qué la economía canaria es hoy, tras ocho años de crisis (y muchos más de promesas políticas y buenas intenciones), bastante más dependiente de un puñado cada vez más pequeños de actividades.

Las universidades de La Laguna y de Las Palmas de Gran Canaria concluyen en un informe sobre el empleo en las Islas que, lejos del discurso bienintencionado sobre la diversificación canaria, la realidad del mercado laboral en particular y de la economía en general es otra.

Las conclusiones del informe, que Rodríguez comparte, se resumen en que solo la construcción, entre todas las grandes actividades del ciclo expansionista previo a la crisis, perdió terreno en el ámbito laboral. Su espacio lo ocupó el sector servicios, que, si bien es ahora más variado, sigue siendo un solo sector. La hostelería en concreto ha crecido (ahora supone el 16,5% de la ocupación en las Islas, tres puntos más que al inicio de la crisis).

También ganó peso el sector público en general, que, pese a recortar personal (por la vía de las jubilaciones sin cubrir, entre otras causas), hoy tiene, sin embargo, un mayor peso proporcional frente a la actividad privada que en 2007. La explicación no está en la propia dinámica de las administraciones, sino en la "brutal" destrucción del tejido empresarial privado (especialmente entre las micropymes, que son el 90% en Canarias) y de los empleos de la economía privada.

Hay que distinguir el crecimiento de las actividades sanitarias, que ya son el 8% de la ocupación canaria (dos puntos más que antes de empezar la crisis). "Pero no crece del lado público, en el que pierde personal y financiación, sino en el privado, que amplía su oferta de servicios", aclara Rodríguez en alusión a actividades como la fisioterapia o la rehabilitación.

La explicación de por qué con la crisis gana terreno el sector servicios está relacionada con el hecho de que los servicios, explica el exprofesor, "tienden al infinito" en el sentido de que cada vez hay más presencia de estos en economías como la canaria.

No requieren demasiada inversión, por lo que pueden desarrollarlos iniciativas familiares o franquicias. "Es lógico que concentren más actividad", remarca, frente al sector agrario, que presenta una gran rigidez de la oferta. No se puede producir cualquier cosa, sino lo que las propias restricciones naturales permitan en función de la calidad del suelo o el clima, entre otras, así como la estructura de la propiedad (extensión y régimen legal de las fincas) o el acceso al agua.

En la industria pasa algo parecido, con el agravante para Rodríguez de que los productos importados entran a Canarias con arbitrios "muy bajos", lo que supone una dura competencia para la iniciativa local. Además, este tipo de bienes permite un consumo muy largo desde su fabricación hasta que se venden. "Competir contra todo eso es muy complicado, en las Islas no hay posibilidades objetivas de un gran desarrollo industrial".

Otro aspecto importante es que los servicios son "muy dependientes" de la coyuntura económica. Ahora que hay expectativas de mejora y de mayores ingresos en las familias, tienden a mostrar una "elasticidad más que proporcional o creciente", lo que significa que si la gente tiene un euro adicional de renta (o cree que lo tendrá), gastará más de ese euro en servicios.

Por el lado de la oferta, en el contexto de crisis las actividades buscan "refugio" en prestaciones que funcionan como "diques de contención". Por eso, por ejemplo, surgen las grandes superficies y el tipo de oferta que proporcionan. El comercio sabe que en esa situación, la mayor parte de las personas tendrá menos dinero, y este formato está en disposición de bajar la calidad de la compra a través de productos genéricos y marcas blancas en el marco de una reconversión que les permite seguir vendiendo. "Algunas actividades se pueden permitir rectificar así porque aunque vendan menos, siguen teniendo clientela", explica.

Este proceso es muy complicado que pueda producirse en Canarias en la industria, que en su mayor parte está conformada (como el resto de sectores) por microempresas de menos de 10 empleados o autónomos. Estas pymes si venden menos no invertirán en mejorar, ampliar o cambiar la maquinaria, sino que "frenan" la producción. "El que produce leche en polvo no puede producir otra cosa, por lo que la crisis golpea con más fuerza a las empresas que producen bienes agrarios e industriales".

Los servicios, en cambio, pueden hacer ajustes relativamente sencillos en la plantilla, cambiar el tipo de producto que ofrecen y reconvertir su actividad.

Ademas, la inversión para ponerlos en marcha es menor que la que requiere la industria (que precisa maquinaria, instalaciones, personal especializado, transporte, insumos y seguros, entre otros) o la agricultura (que necesita tierra, maquinaria y otros gastos).

El empleo de las islas capitalinas es más diverso

Entre otras conclusiones, el informe señala que Gran Canaria y Tenerife son las islas que presentan una mayor diversificación o distribución del empleo entre las diferentes actividades económicas, lo que se traduce en una menor dependencia respecto a unos pocos sectores de actividad. Asimismo, ambas islas registran más empleos en Comercio que en Hostelería.

En cambio, las islas orientales no capitalinas muestran una mayor dependencia en relación a unos pocos sectores de actividad. En concreto, la dependencia del mercado de trabajo con respecto a la actividad turística es determinante.

Los datos apuntan al reforzamiento - "aún más que antes de la crisis"- de la tendencia a la terciarización de la economía, ganando importancia en la estructura del empleo actividades como la hostelería (3,2 puntos porcentuales), las actividades sanitarias y de servicios sociales (2,1) o el comercio (0,8).

Por el contrario, el empleo retrocedió en el sector primario (-0,7), manufactura (-0,8) y, fundamentalmente, construcción (-9,25).