Si de alguna gestión ha presumido el Gobierno regional saliente y, en especial, el PSOE, ha sido, sin duda, la desarrollada en educación, y de ahí el malestar del hasta ahora consejero y secretario general del PSC, José Miguel Pérez, por el hecho de que sea CC la que lleve esta área hasta 2019. Aunque hay subsectores educativos que no comparten el entusiástico balance que hacen los partidos que volverán a gobernar las Islas, la sensación imperante es que el gran reto pasa por, al menos, mantener lo logrado. No obstante, el pacto aspira a aparejar la inversión y los resultados académicos a la media europea. Eso sí, prácticamente sin detallar medidas ni calendario y con mucha sempiterna frase hecha.

El programa subraya la necesidad de "acometer con suficiencia" retos como los del personal, los servicios, infraestructuras, dotaciones y becas en pro de un sistema "universal, enraizado en el contexto, integrador, solidario y compensador de las desigualdades". Sin embargo, no se aporta ni una cifra, ni un porcentaje, ni plazos ni aspiraciones de mejora cuantificadas en años hasta 2019.

Tampoco sin concretar, se apuesta por converger con la UE en otros objetivos claves, como las tasas de graduación e idoneidad, la integración de las nuevas tecnologías, la adquisición de competencias básicas, el aprendizaje de lenguas extranjeras y el cumplimiento del llamado espacio europeo de educación superior.

Igual de genérico resulta lo relativo a "propiciar y desarrollar la autonomía e innovación en la gestión". Se habla de modernizar herramientas, procedimientos y la norma en busca de flexibilidad, adaptabilidad y aplicación a la diversidad de centros, pero sin una medida con cierto concreción.

Aunque en otros ámbitos del programa pasa igual, en el educativo se es especialmente inconcreto. Se apuesta por aportar estabilidad al sistema educativo nacional y se insta al Gobierno central a ello para propiciar en el futuro un pacto de Estado que, eso sí, permita que la Comunidad desarrolle plenamente sus competencias en esta materia. Sin embargo, y como en el fomento de la participación familiar en la educación, no se va más allá, no se indican los pasos a dar.

En pro de conciliar la educación con las labores familiares y de trabajo, se habla de apertura y acogida temprana, de ampliar el acompañamiento y el horario vespertino de los centros, de potenciar los desayunos y los comedores, el préstamo de libros y el uso de bibliotecas, así como los equipos informáticos y el resto de instalaciones, pero, de nuevo, sin detalles sobre el cómo y cuándo.

En el plano de las apuestas, destaca también la intención de extender la educación infantil de 0 a 3 años, así como el mantenimiento de la adultos, aunque tampoco sin mayor concreción.