Estar condenada a una pena de prisión y tener que pasar un tiempo (sea el que sea) en un centro penitenciario puede ser el momento idóneo para dar un giro a la vida, tomar nuevas decisiones, explorar otras alternativas y romper con el pasado.

Esta es, a grandes rasgos, la filosofía en la que se sustenta el proyecto Regenera-T que la Asociación San Miguel desarrolla en Tenerife II desde el pasado mes de febrero y que ha superado todas las expectativas de sus responsables, tal y como confirma una de las psicólogas, Rita Martín. "Habíamos previsto atender a 15 mujeres, pero fueron muchas más (22) las que quisieron entrar en el programa y con esa motivación no podíamos dejarlas fuera, así que se está haciendo un esfuerzo para llegar a todas, con el convencimiento de que no va a caer en balde y que para muchas de ellas su paso por prisión va a significar un antes y un después pero para mejor".

Y es que si por algo es novedoso (y parece que efectivo Regenera-T aunque la evaluación definitiva no se conocerá hasta el año que viene) es por dirigirse directamente a los problemas emocionales y sociales que tienen las mujeres que se encuentran en prisión para, desde la perspectiva de género, ayudarlas a identificar sus debilidades y fortalezas y prepararlas para su integración social y familiar sin el riesgo de que vuelvan a cometer los mismo errores que probablemente las llevaron allí.

"Son mujeres que no tienen autoestima, que tienen una doble condición de vulnerabilidad porque tienen problemas de adicciones y están en prisión, lo que les genera un estigma social y les crea etiquetas y prejuicios que les afectan directamente. No hay que olvidar que para una mujer es diferente estar presa que para un nombre, no quiere decir que sea mejor para los hombres, pero las mujeres, por ejemplo, tienen que renunciar a la vinculación de sus hijos, ya que solo los tienen si son menores de tres años", explica la psicóloga que añade que "para la mujer es doblemente complicado la situación en prisión porque, por mucho que trabaje la adicción, si no se hace un trabajo específico, sobre todo destinado a trabajar su autoconcepto, sus emociones y su autoestima, repetirán una y otra vez su historia de vida".

La impulsora de este proyecto es Jessica Pérez, trabajadora social con larga experiencia en el módulo de mujeres y que fue la identificó las graves necesidades de apoyo y orientación emocional y social que tienen buena parte de las mujeres que allí se encuentran y la necesidad de darles una respuesta profesional.

No obstante, la puesta en marcha de Regenera-T no fue fácil, sobre todo por la falta de apoyos económicos suficientes para llevarlo a cabo, hasta que Cepsa les concedió el Premio al Valor Social en la edición de 2014 (dotado con 9.000 euros) y abrió la posibilidad de hacerlo realidad.

"Empezar a trabajar con estas mujeres ha sido una gran oportunidad porque se les dan pautas para que se conozcan ellas mismas y para que sepan cómo mejorar la autoestima de sus hijos y familiares. Muchas entran en las adicciones a través de su pareja. Si no tienen estima suficiente, si dependen de la relación para salir adelante y para sentirse realizadas, eso lo transmiten a su entorno y con este programa se trata de romper ese molde y forma de entender no solo las relaciones de pareja sino también que tiene muchas posibilidades en las que basarse para tener una vida independiente y que la elección de la pareja se haga en función de la compatibilidad y no por necesidad", explica la especialista en psicología, antes de añadir que "se trata de trabajar en que ellas se den cuenta de que son perfectamente capaces de ser independientes, de salir adelante por sí mismas y no a través de una relación de pareja. Nosotros les damos y enseñamos herramientas, pero la decisión sobre si aprovecharlas o no está en sus manos".