El tambor gomero es un instrumento de percusión típico de la Isla que le da nombre, el cual construye el artesano con madera de mimbrera y parches de piel de baifo. Además dispone de un cordón metálico que confiere al tambor su sonido vibrante característico.

El tamaño está entre los 30 y 35 centímetros de circunferencia, con una caja de 8 centímetros de altura y dos aros de 4 centímetros a los que hay atada una cuerda (liña barquera) que tensa los parches.

Los gomeros tocan el tambor sujetándolo con una mano hacia arriba, golpeándolo en posición vertical, a la manera del bendir africano pero con una baqueta.

Como informa el PNC (Realejos) en un trabajo de investigación, "desde tiempos inmemoriales, el canto, acompañado de chácaras y tambores, ha sido la forma de expresión de los gomeros. Auténtica seña de identidad, crónica de nacimiento, vida y muerte. Presente en el proceso productivo de la comunidad, tanto en las labores del campo como en las domésticas y artesanales, pero sobre todo en ese tiempo entre trabajos, en descansos y pausas, o tras finalizar las tareas propias de la jornada (prácticamente usado como canto de trabajo); en la vida cotidiana y como vehículo de relaciones sociales; en las fiestas religiosas y patronales y en los ritos funerarios (como por ejemplo el velorio de los angelitos)."

A este típico instrumento está muy ligado el romancero gomero y el Baile del Tambor, donde conviven elementos aborígenes, como son los instrumentos empleados (tambor y chácaras), el ritmo y forma de cantar y bailar, con aportaciones castellanas, como el romance o el encordado del tambor.

Para conocer mejor el tambor gomero, es obligado citar el trabajo de Yuri Millares, quien entrevistó a Isidro Ortiz Mendoza, natural de Chipude. Le contó que "el tambor, junto con las chácaras, estaba presente en los grandes acontecimientos populares y en las más íntimas celebraciones. Se usaban en cualquier circunstancia, cuando daba a luz la madre y se hacía una pequeña fiesta familiar, cantándole a la parturienta, cantándole al niño. El día del bautismo, de la muerte de cochino o de la boda".

El secreto del tambor, según Isidro Ortiz, está en la cuerda metálica que permite afinarlo, y que se llama templar. "Ha de quedar de una forma que no pegue totalmente a la piel, sino que quede muy cerca y que esa piel vibre y roce con el alambre, es lo que hace que el tambor de La Gomera suene distinto a los demás tambores", explicó.