El turismo rural ha crecido durante los últimos años en Canarias, pero no ha terminado de despegar y está muy lejos de ser una actividad relevante dentro del sector. En 2001 había solo 414 establecimientos que eran usados por 24.100 personas y en los que trabajaban 455 personas. El año 2014, en cambio, concluyó con 869 personas empleadas en 603 alojamientos registrados para atender a 63.188 turistas. Sin embargo, las cifras, a pesar de aumentar, siguen siendo anecdóticas para un Archipiélago que el año pasado recibió a 12 millones de turistas.

El comportamiento del subsector, además, no parece mejorar: el grado de ocupación, un indicador que relaciona la capacidad de alojamiento disponible y su utilización, descendió. En 2001 alcanzó el 30,97% y la media en 2014 fue del 24,25%, seis puntos por debajo.

Los datos, publicados por el Instituto Nacional de Estadística (INE), ponen de manifiesto el tímido avance que se ha producido en esta actividad durante los últimos años. La mayoría de los usuarios siguen siendo extranjeros, pero ya tiene más aceptación entre los locales. Hace más de una década, las casas rurales recibían, sobre todo, a visitantes de fuera que recalaban en las Islas para hacer senderismo. En 2001 de los 24.100 contabilizados, 15.974 residían en el extranjero. De los 63.188 que vinieron en 2014, solo algo más de 21.000 eran nacionales. Desde entonces el panorama ha variado mucho: la oferta ha ganado en calidad y ha crecido, pero, además, han aparecido empresas que ofrecen servicios relacionados con la naturaleza.

Esta apuesta ha conseguido que el Archipiélago haya recibido, solo en el mes de julio, 4.899 viajeros, porcentaje que representa un incremento del 20% con respecto al mismo mes del año anterior. Aún así, la Unión de Profesionales y Trabajadores Autónomos (UPTA) de Canarias subraya que este volumen -un 22,8% entre semana y un 23,82% los fines de semana- "es malo" para el colectivo al que representan. "Es muy difícil dar respuesta a las necesidades profesionales de los autónomos del sector". Además, según la organización, hay que reforzar la marca de Canarias como destino rural a nivel internacional. Así lo piensa César García, presidente de UPTA en las Islas, que ayer remitió un comunicado valorando los datos del mes de julio, los últimos publicados.

La estacionalidad no afecta a los propietarios

La estacionalidad tampoco es un problema para el turismo rural. Según el último informe del Observatorio de Turismo Rural, que acaba de ser publicado, quienes regentan alojamientos rurales en las Islas no perciben que exista este problema, como sí ocurre en otras regiones. No obstante, sí reconocen que enero, febrero y mayo son los meses más flojos. Otra particularidad es que el mes de noviembre, que funciona para destinos peninsulares, no fue especialmente positivo ni en 2012 ni en 2013, pero sí lo ha sido a partir de entonces. La estacionalidad se situó como el primer problema entre los más de 2.000 encuestados, seguido de cerca por la ilegalidad.