La alopecia es un problema que frecuentemente se banaliza, pero que, cuando está ligado a cicatrices provocadas por accidentes, radioterapia, quemaduras o cirugías, puede generar un considerable estrés a quien lo sufre. Haciendo lo que mejor saben -ejercer su profesión-, un grupo de dermatólogos canarios ha emprendido una acción solidaria para tratar de paliar las situaciones de ansiedad o inseguridad que sufren estas personas. Buscan pacientes que reúnan estas condiciones para practicarles de forma gratuita un trasplante de pelo, una intervención cuyo precio, aunque dependa del tamaño de la cicatriz, puede llegar a oscilar entre 6.000 y 9.000 euros.

Esta iniciativa ya se llevaba a cabo en Estados Unidos. Al tener conocimiento de ella, los dermatólogos canarios decidieron trasladarla al Archipiélago. "Que nosotros sepamos, no se hace nada parecido en el resto de España ni en Europa", comenta Néstor Santana, especialista de la clínica CapMédica, en Gran Canaria.

El procedimiento para participar en la campaña es sencillo. Los pacientes se inscriben y contestan un cuestionario en la página web del centro sanitario -www.capmedica.com-, cuyos profesionales se reúnen con una periodicidad de seis meses para estudiar las solicitudes y concluir cuál de los pacientes precisa de una intervención más urgente. Cada semestre se realizará un trasplante. El primero de ellos no ha tenido lugar todavía: habrá que esperar hasta comienzos del próximo año.

El principal requisito para pasar por el quirófano es que las alopecias sean cicatriciales. En estas patologías "el cuero cabelludo se inflama tanto que el pelo no se recupera", explica Santana. Las que se deben a cicatrices de mayor tamaño son las que suscitan un mayor estrés y más problemas de autoestima en el afectado, entre otras cosas porque constituyen un recordatorio del hecho, muchas veces traumático, que las provocó.

Estas situaciones "empeoran mucho la calidad de vida, que se acerca a la que pueda tener un enfermo de psoriasis", dice el dermatólogo. Los pacientes en ese estado, añade, "suelen venir algo desanimados porque no les funcionan los tratamientos".

Para acometer la intervención quirúrgica es preciso primero asegurarse de que la patología que causa la alopecia se encuentre estabilizada. La inflamación tiene que haberse detenido y la cicatriz no puede continuar creciendo. Si no es así, es necesario estabilizarla previamente.

La operación en sí consiste en extraer folículos de la nuca del propio paciente, una zona en la que el pelo no se debilita, y trasplantarlos a la cicatriz.

Los resultados "dan tranquilidad" al afectado y le permiten llevar "una vida normal". Puede peinarse como le venga en gana, dejar de usar un gel o una gomima para tapar la zona de la cicatriz y también dejar de preocuparse por que se le vea en la playa o haciendo deporte.