La salida de la crisis está muy lejos para muchas familias. Las peticiones de ayuda para afrontar la vuelta al cole que recibe Cáritas se han duplicado de un año para otro. La organización, que el curso anterior dedicó alrededor de 80.000 euros solo en la provincia tinerfeña, rebasará este los 100.000 euros. Y podrá hacerlo gracias a aportaciones públicas y privadas. El coordinador de la entidad en Santa Cruz de Tenerife, Leonardo Ruiz, considera que este incremento demuestra que los núcleos familiares siguen atravesando enormes dificultades y que la mejora de los datos macroeconómicos no es percibida aún por el ciudadano. "Es posible que haya mejorado algo la tasa de desempleo, pero no podemos olvidar que muchas de las personas que han encontrado trabajo están en condiciones precarias. El salario mínimo ronda los 650 euros mensuales y en muchas familias solo uno de los dos trabaja", subraya. "Los datos que nos están mandando las diócesis son alarmantes".
Ruiz considera fundamental que el nuevo gobierno canario articule medidas para ayudar a las pequeñas y medianas empresas, claves para que mejore la situación. A principios de 2015, Cáritas vio cómo la demanda total de ayudas subía un 20%, pero ahora, en septiembre, las peticiones se han moderado y las cifras son equiparables a las de 2014. La única partida que no se ha estancado es la línea de ayudas para material escolar, que Cáritas tuvo que ponerla en marcha por la crisis.

La organización pide a los padres que acudan solos a solicitar la ayuda para proteger al menor y que no sea consciente, en la medida de lo posible, de los problemas. A pesar de estos intentos, en muchos casos es imposible evitar que los niños se den cuenta. Ruiz cuenta que ha habido ya casos de niños que no quieren ir al comedor de verano porque sus compañeros los llaman pobres. "Es muy triste y muy duro que pasen por esto. Los niños no son tontos, y a veces son muy crueles. Se está produciendo una estigmatización". Estas situaciones, además, inciden en el rendimiento escolar, que se ve mermado.

La implantación de la Lomce no ha contribuido a mejorar la igualdad de acceso a la educación. Ruiz critica que la nueva norma no permita la reutilización de los libros y obligue a los padres a adquirir todo el material. Igualmente, lamenta que haya colegios públicos con normas estrictas en cuanto al tipo y la marca de material. "En algunos centros exigen que los lápices sean Alpino y las gomas Milán. Pueden durar más, pero son más caros y suponen un problema añadido para muchos padres".

A la hora de ponderar las ayudas, Cáritas tiene en cuenta la renta, pero también la edad de los menores. Ruiz cree que las administraciones deben volcarse más con todos aquellos que lo están pasando mal e insiste en que más que un pacto por la infancia se necesita un pacto contra la precariedad.