Las ludotecas son espacios para jugar y las escuelas infantiles para aprender. En Canarias, sin embargo, unas y otras funcionan como guarderías, pero solo las segundas están autorizadas para hacerlo. El proyecto de decreto, impulsado por la anterior Consejería de Políticas Sociales salió a exposición pública hace más de un año, pero su publicación en el Boletín Oficial de Canarias (BOC) aún está pendiente. Es decir, las ludotecas siguen ofreciendo los servicios de una guardería, pero sin tener que cumplir las mismas obligaciones.

Marina Amador, la presidenta de la Asociación de Escuelas Infantiles de Tenerife (Acinte), lleva años batallando para que exista una norma que controle el funcionamiento de las ludotecas, de la misma manera que existe una para garantizar la calidad, la seguridad y el buen funcionamiento de las escuelas infantiles. Su plataforma no es la única que ha denunciado esta situación. Hace apenas unos meses, el Diputado del Común emitió una resolución en la que recomendaba al Gobierno la aprobación de una normativa de este tipo, y advertía del riesgo de que en las Islas existiera un importante número de locales de este tipo a los que apenas se les realizaban inspecciones y que muchos de ellos no contaban con la autorización necesaria. Por ese motivo, los empresarios del sector alertan de que este intrusismo tiene un componente añadido: está en juego la seguridad y la enseñanza en las edades más tempranas. Muchos expertos coinciden en la importancia que tiene la educación de cero a tres años. En Canarias, la escolarización de los más pequeños, que no es obligatoria, es testimonial. La oferta pública es prácticamente inexistente y no hay información rigurosa en este sentido.

Las guarderías, que en el Archipiélago fueron reguladas hace apenas unos años, están obligadas por ley a contar con titulados en Educación Infantil y a cumplir una determinada ratio alumno-docente, que varía si se trata de bebés o de niños mayores de un año, y además deben cumplir pautas alimentarias y de seguridad. El vacío legal, sin embargo, permite a las ludotecas -parques de bolas o centros de ocio- funcionar de manera parecida.