La disuasión empieza por complicar el acceso. La Consejería de Sanidad tiene claro que si quiere reducir el consumo de tabaco debe elevar su precio. Por ese motivo, el Gobierno de Canarias ha acordado incluir en los Presupuestos Generales de la Comunidad Autónoma para 2016 una subida del impuesto del tabaco del 2% al 15%. Según sus previsiones, esta medida implicará la recaudación de 15 millones de euros.

El director general de Salud Pública, Ricardo Redondas, asegura que hay unanimidad entre los expertos a la hora de considerar que el incremento del precio de las cajetillas de cigarros es la herramienta más efectiva en el control del tabaquismo. "Un aumento adecuado al nivel de renta disminuye considerablemente el número de fumadores y la cantidad consumida, además de mermar la iniciación al tabaquismo", explica.

Además, ese efecto disuasorio tiene mayor incidencia entre los adolescentes. "Los sectores que más se favorecerán de esta medida son los jóvenes, sobre todo para prevenir el consumo habitual", destaca Redondas, que insiste en que el precio tiene impacto en todas las dimensiones del consumo: prevalencia, cantidad consumida por los fumadores, iniciación y cesación. A ello se une que la elevación de impuestos "conlleva el mantenimiento de un estricto control sobre el comercio ilícito de tabaco",

En su estrategia MPOWER, derivada del Convenio Marco para el Control del Tabaco, la Organización Mundial de la Salud (OMS) establece como prioridad elevar los impuestos del tabaco para conseguir incrementar su precio final. Se calcula que por cada aumento del 10% en los precios al por menor, el consumo se reduce alrededor del 4% en los países de ingresos elevados y el 8% en los países de ingresos bajos.

El director de Salud Pública considera que la vía impositiva es la mejor fórmula de prevenir o reducir el consumo entre los adolescentes y los sectores socioeconómicos más desfavorecidos. Cuando aumentan los precios, las personas jóvenes y los fumadores de bajos ingresos tienen del doble al triple de probabilidades de dejar de fumar o de fumar menos que los demás fumadores, ya que esos grupos son los más sensibles económicamente a los precios más elevados de los cigarrillos. Además, los jóvenes que todavía no han iniciado el consumo habitual tienen más dificultades para hacerlo.

Estos datos son fundamentales para trazar cualquier estrategia de salud pública. Según un modelo elaborado por el Comité Nacional de Prevención del Tabaquismo en mayo de 2014, por cada 30 abandonos entre los fumadores españoles se consigue evitar una muerte en un horizonte de 20 años.

Prevalencia

En España hay unos 10,5 millones de fumadores. Se estima que con un aumento de precios del 5% se podrían conseguir más de 93.000 abandonos y una reducción de más de 3.000 muertes en los próximos 20 años. Además, este incremento evitaría inicios entre los jóvenes, por lo que la reducción en mortalidad sería mayor.

Aduanas

Salud Pública apunta que el control de precios debe acompañarse siempre de una vigilancia de aduanas para evitar el comercio ilícito.