Canarias es la comunidad con menos desigualdad entre la población extranjera y la nacional: apenas hay diferencia en la tasa de paro, el reparto de los puestos de baja cualificación y la temporalidad. Esta cercanía social, sin embargo, no es un signo de prosperidad, sino de extensión de la precariedad, y tiene que ver con el modelo económico y el tipo de empleo que se genera. Es una de las conclusiones del estudio "La integración de los inmigrantes en España: una propuesta de medición a escala regional", publicado por el Observatorio Permanente de la Inmigración, y en el que han participado investigadores de los organismos equivalentes en sus respectivas comunidades. Los datos fueron expuestos ayer durante una jornada desarrollada por el Observatorio de Inmigración de Tenerife (Obiten) en la Facultad de Economía bajo el título "Logros y retos de la integración".

El trabajo señala diferencias con otras regiones, como País Vasco, donde el nivel económico de parte de la población hace que demanden una serie de servicios, relacionados con la dependencia y la conciliación familiar, que son desarrollados mayoritariamente por los inmigrantes. "En la zona del nordeste español y en Madrid se camina hacia un modelo donde una mayoría autóctona requiere determinadas condiciones de bienestar y hay un elevado número de inmigrantes que atiende esas necesidades de las clases altas, lo que acaba generando inequidad", sintetizó Gorka Moreno Márquez, del Observatorio Vasco de Inmigración (Ikuspegi). "La paradoja de Canarias se explica porque la población autóctona es más vulnerable, y eso hace que los inmigrantes se parezcan más".

El objetivo de este estudio era determinar en qué regiones españolas los inmigrantes se enfrentan a más dificultades a la hora de hacer uso de determinados derechos, como el acceso a la vivienda, la participación ciudadana o la entrada en el mercado laboral. El estudio, que se ha nutrido de datos de entidades oficiales, como la oficina de Eurostat, no permite detallar tanto la muestra como para llegar a conclusiones absolutas en este sentido, pero sí señala el camino para futuras investigaciones. Además, es la primera vez que miembros de todos los observatorios se ponen de acuerdo en un proyecto conjunto y abordan la dimensión regional de la integración. "Hemos aprendido unas cosas, pero no podemos valorar otras: aún no somos capaces de afirmar cómo están de bien unos inmigrantes en una región en comparación con otra", apuntó Sebastian Rinken, que participó en la jornada de ayer como miembro del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).

El coordinador de esta mesa redonda fue el profesor de Sociología y miembro de Obiten Dirk Godenau. El docente advirtió de que España está en serio peligro de "desintegración" porque se ha disparado la desigualdad entre distintas clases sociales. Con respecto a la integración, insistió en que es un proceso bilateral y no un producto exclusivo de las políticas estatales. "Gran parte del éxito es mérito de los ciudadanos".

Según los datos del informe, que compara 2007 con 2011, las Islas lideraban este último año el desempleo de nacionales, con un 28,9%, pero también tenían el diferencial más reducido entre las tasas de extranjeros y locales (cuatro puntos porcentuales). Todos los observatorios participantes -Obiten, el de Navarra, el Vasco y el nacional- esperan que este esfuerzo culmine, en el futuro, en un modelo capaz de medir la integración con exactitud y permita planificar políticas. Porque en Canarias el panorama es más homogéneo, pero la cuestión, como planteó Godenau, es a qué precio.

El Fraile, premio a su "entrega" intercultural

El Observatorio de la Inmigración de Tenerife aprovechó la celebración de las XV Jornadas Técnicas para hacer entrega de su primer premio a "toda una comunidad". El galardón, una escultura diseñada por el artista Alfonso Delgado, se entregó a los líderes religiosos de todas las confesiones presentes en esta localidad del sur de Tenerife. Fue una sorpresa para los representantes de las distintas comunidades, que no escondieron su emoción por que Obiten haya reconocido la vocación intercultural de un barrio que ha convertido la diversidad en un ejemplo de participación e integración.

Las distintas confesiones realizan múltiples actividades de manera conjunta - "unos se suman a las de los otros"- y programan un rezo colectivo de manera regular. Todos coincidieron en que en estos tiempos complicados, las religiones tienen que demostrar que no solo no son violentas, sino que comparten multitud de ideas. Entre los miembros de este colectivo están movimientos espirituales y ateos.

Después de la entrega de este galardón, tocó el turno de Inter-Lab, un grupo que ha trabajado la integración a través del arte. Paloma López-Reillo y el propio Delgado hicieron balance del camino recorrido y de las acciones realizadas durante estos años con chicos que llegaron a la Isla a bordo de una patera en busca de un futuro mejor. Los acompañó uno de esos jóvenes, Saliou Gueye, que también explicó la importancia de la pintura o la música como vehículo de expresión y de relación con otras personas.