El nuevo reglamento de evaluación de la Universidad de La Laguna (ULL), que ayer se publicó en el Boletín Oficial de Canarias (BOC), incluye la posibilidad de grabar los exámenes orales y devuelve al alumnado el derecho a examinarse sin necesidad de hacer la evaluación continua.

La modificación de la normativa, una "promesa electoral" del actual rector, Antonio Martinón, acaba con el malestar manifestado por muchos estudiantes con respecto al sistema de evaluación. Una de las novedades es que el texto incluye por primera vez la posibilidad de filmar las pruebas orales. "El alumnado tenía derecho a solicitar evidencias de todas las pruebas que realizara, pero ahora se deja por escrito y se especifica que pueden ser grabadas", explica la vicerrectora de Docencia, Ana Isabel Jiménez Abizanda. No hubo problemas para incluirlo en el documento: "Lo solicitaron los estudiantes y el profesorado estuvo de acuerdo". La responsable, no obstante, cree que este derecho se reivindicará en casos muy concretos.

Además de la inclusión de este apartado, los estudiantes también recuperan el derecho a presentarse al examen de una asignatura si no habían realizado la evaluación continua. Con la normativa anterior, si un alumno que cursaba una materia no cumplía con todos los requerimientos incluidos por el profesorado en la evaluación continua, no podía examinarse, explica la vicerrectora.

Igualmente, si el alumno había cumplido con la evaluación continua pero decidía presentarse en la segunda convocatoria, la primera también se contabilizaba, con el consecuente gasto económico y perjuicio de cara a cumplir con otra normativa, la de permanencia, que establece una serie de criterios para poder continuar en el centro académico.

Lo habitual en las universidades públicas es que los estudiantes cuenten con un máximo de seis convocatorias por materia para aprobar, además de la de "gracia". La diferencia entre unos y otros centros está a la hora de contabilizar como convocatorias los exámenes a los que no se presente el alumno.

Estas complicaciones fueron denunciadas por varios grupos estudiantiles, que insistían en que esa normativa no ofrecía seguridad jurídica, además de suponer un sobrecoste para las familias, lo que alejaba a las nuevas generaciones de la educación universitaria.

Yeray Ortiz, representante estudiantil y miembro del Consejo de Gobierno de la ULL, considera que el cambio más significativo reside en que con el reglamento de Eduardo Doménech, si no te presentabas a la primera convocatoria, te contaba como si te hubieras presentado. "En el nuevo queda claro que saldrá como no presentado", explica.