Alrededor de 150 estudiantes de la Universidad de La Laguna (ULL) se sumaron ayer a las movilizaciones convocadas a nivel nacional para protestar contra los recortes educativos que ha sufrido la enseñanza superior durante los últimos años, la imposición de la Lomce por parte del Gobierno del Partido Popular y el elevado coste de las matrículas, que se han encarecido como consecuencia del aumento del precio del crédito universitario.

A pesar de la tímida respuesta en la calle, muchas aulas permanecieron desiertas, pero la ULL, al tratarse de una huelga convocada solo entre el alumnado y no el profesorado, no dio cifras del seguimiento. En cualquier caso, la Asamblea por el Movimiento Estudiantil Canario (AMEC), el grupo que convocó la protesta en este centro, consiguió reunir a más de un centenar de estudiantes en las puertas del edificio central. Desde allí emprendieron una marcha hasta el campus de Guajara que terminó recalando en la cercana facultad de Bellas Artes. Allá por donde pasaron recordaron el motivo de su movilización: mejorar el acceso a una enseñanza, que, sostienen, se ha convertido en producto de lujo para muchos.

La huelga fue convocada en todo el país para denunciar la situación precaria de la educación, que se ha vuelto "terrible" para muchos estudiantes tras la subida de las tasas impuesta desde el Ministerio y la implantación del grado de tres años y el máster de dos -conocido como 3+2-. El grupo claustral AMEC advirtió en el manifiesto redactado para la ocasión de que "la educación pública se encuentra en uno de sus peores momentos". A su juicio, "lo público ha sido desprestigiado, denostado hasta la saciedad por los poderes fácticos, interesados en convertir nuestra educación en rentas para sus bolsillos".

Lis Montoya fue la alumna encargada de leer el manifiesto, que posteriormente fue colgado en su página web. "Les ha resultado demasiado fácil borrar de las mentes de muchos la importancia de una educación para todos y todas, la importancia de una Universidad pública abierta a la sociedad. Para los políticos ha sido fácil envenenar conciencias y criminalizar los gestos de un estudiantado insumiso, un estudiantado dispuesto a luchar y, sobre todo, dispuesto a resistir", denunció. "Nuestra rebeldía no es un capricho, es pura necesidad. Nuestro entusiasmo -aunque en ocasiones seamos solo un puñado de disidentes- es la única esperanza que nos queda. Y por eso estamos aquí los estudiantes, por eso hoy hemos abandonado las aulas. Estamos aquí porque tenemos la necesidad de ser rebeldes", reivindicó. "Estamos convencidos de que tenemos que defender la educación pública. Y sabemos que no es fácil. Somos conscientes de que los mensajes que emanan desde el poder nos llevan ventaja, y tienden a materializarse como única realidad", sintetizó.