Un comité de expertos ha confirmado la toxicidad del producto sanitario Ala Octa, posible causante de pérdida severa de visión en pacientes sometidos a cirugía de desprendimiento de retina en el Hospital Universitario de Canarias (HUC), y que fue usado en al menos cinco hospitales o clínicas españoles -Zaragoza, Elche, San Sebastián y Gran Canaria, además de Tenerife-.

Esta afección se ha detectado en primer lugar en el centro tinerfeño, con 31 posibles afectados, pero en España hay un total de 48 casos en estudio, además otros 68 en Zúrich, porque es un problema que afecta a otros países de Europa, explicó ayer el oftalmólogo Miguel Serrano, integrante del comité de expertos.

El estudio de los casos está en proceso y probablemente a final de año se conocerá el número de afectados en Europa, agregó.

En el caso del HUC, uno de los pacientes, el único intervenido por desprendimiento de retina en los dos ojos, ha quedado invidente.

El resto de los afectados ha sufrido afecciones severas o muy severas en un ojo, detallaron en rueda de prensa el gerente del hospital, Eduardo de Bonis, y el oftalmólogo Miguel Serrano. Las afecciones son irreversibles al tratarse de una necrosis en el tejido ocular.

El Ala Octa es un perfluoroctano que solo se utiliza en las intervenciones de cirugía de retina y reflotamiento. Se dejó de usar en el HUC en enero de 2015, al empezar a detectarse evoluciones negativas en los pacientes, y fue prohibido por la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS) a partir de agosto.

La AEMPS ha creado un grupo de expertos, en el que participa Miguel Serrano, que está desarrollando un estudio toxicológico. Los especialistas han verificado la toxicidad del producto y aconsejan que se incluya como posibles afectados a todos los pacientes que hayan tenido una evolución no esperada tras el uso de este perfluoroctano, de fabricación alemana y utilizado también en otros países europeos.

Serrano explicó que el Ala Octa se usó en el HUC en el último semestre de 2014. A finales de diciembre empezaron a detectarse evoluciones negativas en los pacientes y se comprobó que los casos más adversos tenían en común el uso de este perfluoroctano. Sin aún tener certeza de la causa de las afecciones, se dejó de utilizar el producto en el HUC como medida cautelar el 7 de enero de 2015.

En julio de ese año, en una reunión de retinólogos en El Escorial, los oftalmólogos del HUC constataron que había casos similares en otros hospitales.

El HUC comunicó entonces a la AEMPS los primeros ocho casos detectados, tras lo cual la Agencia prohibió el uso del Ala Octa y creó el grupo de expertos, dada la gravedad del problema.