De respuesta corta, pero segura en muchos ámbitos, el nuevo decano del Colegio de Abogados de Tenerife, La Gomera y El Hierro, José Manuel Niederleytner, exhibe una mirada limpia, una asidua sonrisa y un optimismo que choca con sus críticas a aspectos de la justicia. Quizá el contraste se debe a que se considera una persona feliz y sin enemigos. Eso sí, rompe con tópicos y, al menos en Tenerife, dice que nunca ha vivido una justicia para ricos y otra para pobres.

¿La transición en el Colegio ha sido adecuada, normal...?

Sí, ha sido normal. Es verdad que hay muchas cosas atrasadas, pero intentaremos ponerlas al día.

¿Como qué?

Expedientes. Lógicamente, con la junta en funciones no se pueden tomar ciertas decisiones y se está así desde noviembre.

¿Expedientes importantes?

No, del día a día.

¿Cómo está el colegio: le ha chocado algo de lo hallado?

No.

¿Cuentas, cifras... Todo claro?

Sí. Aún no lo hemos estudiado con detalle, pero se me han dado todo tipo de facilidades para que viera lo que quisiera.

¿Qué objetivos se marca?

Muchos, e intentaremos lograrlos todos. Uno importante, para los colegiados y la sociedad, es la normalización de turnos tras los litigios con la Comunidad.

¿Y cómo lo van a resolver; lo ha hablado ya con el consejero?

Aún no, pero sí que, al felicitarme por el nombramiento, noté su disposición al entendimiento.

¿Cuál es la salida más oportuna?

El pago de las cantidades por parte de la Comunidad.

¿A qué achaca que se bloquease tanto: voluntad política?

Sí y, sobre todo, presupuesto.

¿Qué otras metas se ha fijado?

Intensificar la formación continua de los colegiados mediante cursos; que estemos preparados para defender a los ciudadanos.

¿Hay lagunas formativas?

No, pero siempre se puede mejorar; quiero a mis abogados lo mejor preparados posible.

El anterior decano lamentaba que los integrantes no participaran más en el colegio: ¿es el principal y más difícil hándicap que hereda?

Pero hay buena disposición a formarse y, de hecho, los cursos han tenido una gran respuesta. O sea, la gente tiene ganas de formación. Es verdad lo que decía el anterior decano, pero en cuanto a la implicación en el día a día en el colegio, que ha de ser de todos y sentirlo así todos los colegiados.

¿Se marca en esto cifras?

No, que aumente de forma significativa, aunque no sea fácil.

¿Hay falta de concienciación?

Es claramente mejorable.

¿Y a qué lo achaca: por desinterés o por desborde profesional?

Creo que por desborde, por la gran cantidad de cosas que tienes que hacer o atender y, claro, al final, y como con las reuniones de vecinos, lo vas dejando y dejando...

Ya, pero si no asistes a reuniones vecinales te llevas sorpresas...

Sí, también es verdad.

Más allá de los turnos, ¿cómo ve la justicia en Canarias?

Tenemos un problema importante que es el uso del Lexnet (la digitalización de la justicia), que ha empezado desde el 1 de enero. Nos encontramos con muchos problemas para que funcione bien, por lo menos con los abogados...

¿Se ha intentado eliminar el papel de forma muy acelerada?

Sí, ha sido demasiado rápido y sin contrastar los aspectos técnicos de capacidad del sistema...

El Parlamento aprobó ayer (miércoles) una propuesta de Matos, con enmiendas del PP y Podemos, para pedirle al ministro que desacelere: ¿es el camino?

Sí. Es evidente que, en justicia, hemos de ir por las nuevas tecnologías, pero con medios adecuados y sin crear incertidumbre.

Aparte de esto, ¿hay problemas de medios personales, materiales, técnicos y de equipamientos en la justicia canaria?

Arrastra un déficit de medios personales importante. Es verdad que se está trabajando mucho, pero aún queda demasiado por hacer.

¿Qué número de jueces, otros funcionarios y juzgados se necesita para dar un salto cualitativo?

Hay que tener en cuenta que, en los últimos 4 años, no se ha creado ni un juzgado en Canarias y harían falta, por lo menos en la Provincia tinerfeña, 3 de lo penal y 3 de los social para desatascar.

¿Y es optimista sobre esto, ya lo ha hablado, lo hablará?

Pienso hablarlo, pero esto depende del Ministerio.

Y, claro, tenemos la situación política nacional... ¿Cómo ve la justicia estatal, más allá de este "impasse" político, y qué balance hace de estos últimos 4 años?

Creo que se ha hecho un esfuerzo para mejorarla, pero sigue siendo la cenicienta de los presupuestos y de la política. No se le dedica la atención que merece si se tiene en cuenta que está mucho en juego para la economía en general y los ciudadanos en particular con sus problemas concretos, que muchas veces ven cómo se demoran sus casos hasta que se resuelven.

¿Qué países pondría como referentes por poner la justicia en el centro, en lo prioritario?

Conozco la justicia alemana y sueca por llevar 2 asuntos y la respuesta allí es mucho más rápida...

¿Es cuestión de agilidad?

Sí, y de medios, pues hay juzgados que, por su menor trabajo, tienen menos asuntos y la respuesta es más rápida, como ocurre con los centrales de lo contencioso administrativo de Madrid.

¿Hemos ido a peor en esto?

No, un poquito a mejor.

¿La evolución desde la Transición siempre ha sido a mejor?

Creo que sí.

¿No ha habido etapas de retrocesos, por ejemplo con las tasas, que han rectificado en parte?

Por supuesto que han sido un retroceso, pero fue un mecanismo para descongestionar los juzgados y no tener que crear más.

Mecanismo mal calculado y peor aplicado: de momento, las de las empresas no se han quitado...

Sí, salió mal y la de las pymes hay que quitarlas ya, puesto que, muchas veces, una pyme es un autónomo y supone mucho gasto.

¿Esto ha hecho la justicia más inaccesible y desigual?

Sí y, de hecho, ha bajado mucho la carga de trabajo en los juzgados, aunque también por la crisis.

¿Le defraudó Gallardón?

Esperaba otra cosa y se nota el ministro actual, Rafael Catalá, con el que se respira diálogo, aunque es verdad que le ha tocado bailar con la más fea, al no poder crear juzgados por falta de recursos.

Por eso le preguntaba antes si hubo picos de retrocesos...

Claro, pero las tasas corresponden a falta de presupuesto y se limitó el acceso a la justicia, algo que siempre perjudica a la parte más débil.

¿Es optimista con la situación nacional: se resolverá o a urnas?

Creo que no lo saben ni los protagonistas. Cada día se escuchan cosas distintas y no es bueno para nadie que haya esta interinidad.

¿Leyó el pacto entre PSOE y C''s sobre, por ejemplo, la reducción de 20 a 10 de miembros del Consejo General del Poder Judicial y de su fórmula de elección?

Lo que me parece muy bien es la despolitización de la justicia. No tiene sentido que el CGPJ tenga más miembros que el Gobierno. Creo correcto reducirlo a la mitad.

¿Por qué cree que, tras casi 40 años de democracia, aún se habla de despolitizar la justicia?

Pero es que nadie ha querido cambiar su politización.

¿Ha sido por el bipartidismo asentado hasta ahora?

Ni unos ni otros lo han querido hacer cuando han gobernado.

¿Y realmente confía en que se modificará eso ahora?

Es que es esencial para el Estado de Derecho.

¿La contaminación política está a todos los niveles jurídicos?

No, en los niveles más altos: los nombramientos discrecionales.

¿Con qué fórmula erradicarlo?

Con la que fija la Constitución: que los miembros los elijan los integrantes del Poder Judicial.

Pero tampoco un juez es un robot neutro: tiene ideología, pasado...

Pero eso es inevitable...

Ya, pero puede desequilibrar la composición, aunque eso es mejor a que los elijan partidos...

Claro. Siempre es mejor y se tenderá a elegir a los más adecuados.

¿Ve bien que los jueces, fiscales... expliciten su ideología sin disimulo?

En lo que se refiere a administrar justicia, la Constitución dice que los jueces deben ser imparciales.

Imparciales a priori sí, pero muchos se mojan: viven en sociedad, tienen ideas, preferencias...

A la hora de aplicar la ley, deben ser imparciales, sin dejarse llevar por ninguna motivación.

¿Está influenciando mucho en la mala imagen de la justicia para mucha gente que haya asociaciones tan ideológicamente marcadas: progresistas y conservadoras?

Es consecuencia de la politización: una forma de defensa. Si la justicia no estuviera tan politizada, las asociaciones serían más neutras, profesionales y técnicas.

Desde el punto de vista jurídico, ¿qué le parece la ley de seguridad?

No la he analizado en profundidad y tampoco la conozco al no aplicarse mucho en el día a día.

Con casos como el de Nóos, ¿la imagen de la justicia puede empeorar o vivir una inflexión a mejor según el fallo? ¿Si se condena a la Infanta y de forma amplia a Urdangarín, servirá de revulsivo?

Creo que se debe dejar a los jueces hacer su papel. No me puedo manifestar, pues ellos deberán dictar lo que crean, nos guste o no.

Ya, pero la Fiscalía ha hecho todo lo posible para que la Infanta no se siente en el banquillo...

Toda decisión tiene sus partidarios y detractores porque todos tenemos opiniones, pero los jueces deben actuar según la ley...

Claro, pero llegan las fronteras difusas de las interpretaciones de la ley, y siempre hay muchas...

El problema más grave son los juicios paralelos, pues la gente opina muchas veces con 4 datos cuando hay que conocer a fondo los procedimientos para saber lo que hay.

¿En eso somos perjudiciales los medios por abordar muchos casos desde la superficialidad?

Los medios deben informar lo más objetivamente posible, pero, a veces, no se hace y se toma partido. Se hacen juicios precipitados sin todos los datos, cuando impartir justicia es algo muy delicado que exige tener los datos, oír a unos y a otros y, luego, pronunciarse.

¿Le parecen correctas las medidas para evitar ese juicio de telediario o han supuesto una injerencia en la libertad de expresión?

De alguna manera sí, pues soy partidario de la libertad de expresión, pero esta tiene unos límites y, en el caso del periodismo, debe tratar de ajustarse a la verdad...

Pero eso está reglado, se denuncia, hay querellas por manchar la imagen, existe jurisprudencia...

Claro. Es verdad que, en España, hay un amplio margen de libertad de expresión, por suerte.

Con el nivel de corrupción que aflora, ¿está la justicia a la altura de lo que se espera? ¿Tiene medios y cuerpo legislativo para aplacarla?

Creo que hacen falta muchos más medios. La corrupción es una lacra que hay que erradicar.

Pero se ha creado la Fiscalía Anticorrupción y ha dado resultado...

Sí, se persigue mucho.

¿Vemos la punta del iceberg?

No lo sé.

¿Le choca el carrusel de corrupción: Madrid, Valencia, Eres...?

Me ha decepcionado seriamente los muchos casos y nombres en Andalucía, Madrid, Valencia, Cataluña... Me parece lamentable y los ciudadanos asistimos asombrados.

Esto se enfoca en la política, pero ¿es un cáncer con metástasis que llega a toda la sociedad: empresarios, trabajadores, la justicia...?

No se puede generalizar...

Pero si existe un político corrupto, por ejemplo, suele ser porque hay un empresario corruptor...

Claro, pero, por ejemplo, no puede pasar, como ocurrió aquí, que haya gente aprovechándose de las ayudas a la dependencia cuando la persona ya falleció.

En el fondo, esto obedece a que somos el país de los pícaros...

(Risas). Eso viene desde el Lazarillo de Tormes.

¿Es la economía sumergida también corrupción?

Claro que sí. Todos tenemos que hacer examen sobre si actuamos correctamente en nuestro ámbito.

¿Es en esto optimista o no?

Soy optimista por naturaleza y creo que iremos a mejor en esto.

¿Cree factible y recomendable eliminar los aforamientos?

Quizás se ha extendido mucho, pero tienen una razón de ser y es para separar del juzgado inmediato a ciertas personas y que las cosas se vean con más objetividad.

Pero es que algunos senadores se han protegido incluso por designación de comunidades: ¿se ha pervertido la figura y ahora se corre el riesgo de ir muy lejos?

Exige un estudio pormenorizado, sobre todo por su razón de ser...

Es que hay miles de aforados...

Claro, porque hay muchos órganos políticos, parlamentos... Pero también existen órganos específicos previstos para denunciarlos, como la sala de lo civil y penal en Canarias, y no tiene mucho trabajo.

Se dice de siempre que hay una justicia para ricos y otra para pobres: ¿lo ha vivido, sufrido...?

En Tenerife, que es lo que conozco, nunca lo vi. Los jueces de aquí me parecen ejemplares en su objetividad y neutralidad.

Pero sí se da que quien tiene más medios cuenta con más opciones de mejor defensa, mejor bufete...

Sí, pero es lógico, aunque los abogados del turno de oficio realizan su labor de forma ejemplar...

¿No hay casos de cierta desidia?

Puede haberlos, pues no puedo responder por todos, pero, por lo que conozco, creo que imparten la defensa con gran altura.

De ser juzgado por algo peliagudo, ¿en qué país le gustaría estar?

No conozco mucho otros países...

¿Se sentiría tranquilo en España?

Totalmente. El nivel de la judicatura es muy alto. Hay excepciones, como todo en la vida, pero, en general, es bastante elevado.

¿Y que no hayamos modernizado la ley de enjuiciamiento criminal casi desde el XIX no nos deja mal?

Efectivamente, aunque también es verdad que el Gobierno lo ha intentado, pero el proyecto se ha quedado en la gaveta. Hace falta.

¿Lo que se sigue diciendo, pues, del ladrón de guante blanco y el robagallinas es el día a día?

La verdad es que la legislación es la misma, pero también ha habido avances importantes, como los juicios rápidos, un total acierto.

¿Y los jurados populares?

Es un mandato de la Constitución y debemos acatarlo para que los ciudadanos se impliquen y sepan lo difícil que es impartir justicia.

Usted conoce bien el caso de Las Teresitas (defendió a Zerolo): más allá de su complejidad, ¿retrasos de tantos años se pueden llamar justicia o queda degradada?

Desde luego, una justicia lenta no puede serlo, pero es verdad que, a veces, no se puede ir más rápido.

¿Se debe a que tenemos un sistema muy garantista?

Sí, es muy garantista.

¿Y eso es para sentirnos orgullosos o para corregirlo ya?

Yo me siento orgulloso y, de hecho, han sido el Tribunal Supremo y el Constitucional los que han ido marcando esa pauta.

¿No se abusa de la causa penal?

Ha habido tradición de que sí y gran facilidad para denunciar enseguida cuando lo que se debe hacer es acudir a la mediación penal, sistema que se intenta implantar.

¿Hay algún país que nos pueda servir de ejemplo sobre eso?

Lo desconozco, pero sí creo que hay muchas cosas que no se deberían llevar a un juzgado porque se podrían arreglar fácilmente de otra manera. De hecho, los abogados intentamos evitar que las cosas lleguen a los juzgados.

El atropello de la avenida

Niederleytner aspira a estar, "como máximo", dos mandatos de decano, algo que extendería a la política y que, incluso, limitaría estatutariamente en su colegio y legislaría en cargos públicos. "Es muy sano aplicar el sistema norteamericano y que haya cambio de ideas y personas. Si un alcalde es muy votado, puede seguir luego ayudando en otro sitio, pero, por lo general, estar mucho tiende a generar dependencias". Como abogado, admite que su caso más difícil fue el del atropello mortal de la avenida de Anaga. No sintió presión como defensor, pese a la gran proyección pública, pero le sigue dando vueltas a la sentencia y cree que pudo ser un poquito "más ajustada, pues fue un pelín excesiva". Tampoco cree que influyese la presión exterior, "aunque eso, lógicamente, deberá decirlo el juez". Por el contrario, lo más satisfactorio fue el juicio de Isabel Canino, "pues una persona que actuó con maldad resultó condenada por un jurado popular".

"Un arte a aprender"

A su juicio, los licenciados en derecho salen bien preparados de la universidad, "con conocimientos teóricos y, en parte, prácticos, pero que luego hay que complementar. La abogacía es un arte que hay que aprender. La Facultad no puede enseñar a ser notarios, abogados, jueces, fiscales... Se sale con una base jurídica con la que luego construir según a lo que te dediques". Reconoce que casi no hay especialización en la carrera, "pero después sí y hay una oferta amplia". También subraya que se ha reducido el número de licenciados y estudiantes, "pero es cierto que somos muchísimos, aunque ahora la ley de acceso a la profesión limitará más el número, pues hay que prepararse y examinarse".