El consejero de Sanidad del Gobierno de Canarias, Jesús Morera, ha presentado hoy en el Parlamento el Plan de Salud que elaboró el equipo de su antecesora en el cargo, Brígida Mendoza, que nunca llegó a aprobarse, y lo ha extendido al período 2016-2017.

"No escondemos que es el mismo plan", dijo Morera en la comisión de sanidad del Parlamento regional, que ahora nombrará una ponencia para tramitar y aprobar definitivamente el plan de salud del gobierno, que sirve de orientación a la política sanitaria.

Morera explicó que cuando accedió al cargo se planteó las opciones de elaborar un nuevo plan, cuya redacción y aprobación se demoraría hasta el final de la legislatura, o asumir el documento elaborado por el equipo anterior, que era un buen trabajo en el que había participado mucha gente.

Se optó por esta segunda alternativa, sin perjuicio de que a partir de ahora, si así lo decide la ponencia parlamentaria, la Consejería pueda empezar a trabajar en un nuevo plan de salud a partir de 2018, explicó.

El último plan de salud aprobado por el Parlamento de Canarias es el de 1997-2001 y para Morera es esencial que el nuevo equipo de la Consejería y todos los profesionales empiecen esta etapa con un plan en vigor.

"Es más importante tener esto que no tener nada, no es un mal plan de salud, es novedoso en la estructura y la participación", dijo el consejero ante las críticas de algunos grupos sobre su falta de actualización a la realidad sanitaria actual del archipiélago.

Morera dijo que se necesita tener una hoja de ruta que oriente la política sanitaria y la distribución de los recursos, aunque sean escasos debido a la mala financiación de los servicios públicos por parte del Gobierno central, indicó.

El plan señala que el envejecimiento de la población lleva a una mayor prevalencia de las enfermedades crónicas, como la diabetes, las cardiovasculares, el cáncer y las enfermedades mentales, y hacia su atención deben orientarse cada vez más los recursos sanitarios.

Conseguir que la población asuma la importancia de la prevención, evitar la fragmentación de la prestación de servicios y reducir la desigualdad en el acceso a la sanidad son otras prioridades que aborda el plan de salud, así como la creciente importancia de la alta tecnología y el encarecimiento de los tratamientos.

"La mejor manera de que los ciudadanos y los profesionales hagan suyo el sistema sanitario es que el usuario esté en el centro de las decisiones", subrayó el consejero.

La integración de los servicios, una atención primaria más resolutiva, una atención especializada más eficiente y personalizada y el desarrollo del plan de urgencias, en el que ya se está trabajando, son otras de las premisas del plan de salud.

El diputado del PP Guillermo Díaz Guerra consideró inaceptable que el consejero haya tardado nueve meses en remitir al Parlamento el mismo plan de salud de su antecesora en el cargo, y además sin actualizar, hasta el punto de que describe la situación sanitaria y financiera de 2014 e incluso la bibliografía se detiene en 2012.

"No cuestionamos el contenido", si no es porque es un plan antiguo, trasnochado y obsoleto, reprochó Díaz Guerra a Morera.

Reconoció que hay cuestiones del plan que son muy válidas, pero otras "parecen haber salido del Rincón del Vago" porque son "un corta y pega".

Juan José Márquez, de Podemos, sí apoyó la idea del consejero de recuperar el plan anterior porque "no se puede tirar a la basura el trabajo realizado" para empezar un nuevo proceso de análisis y participación que haría imposible su culminación en esta legislatura.

Román Rodríguez, de Nueva Canarias, consideró "un fracaso" haber estado quince años sin un plan de salud aprobado por el Parlamento, así que consideró bueno aunque tardío poder contar con uno.

Sin embargo, denunció que el presidente del Gobierno, Fernando Clavijo, ve la sanidad como un gasto, no como una inversión, de ahí que haya decidido dedicar los 160 millones anuales del IGTE a "aceras y aparcamientos" en lugar de a servicios sanitarios, educativos y sociales.

También consideró que aunque el plan es mejor que nada está basado en documentos obsoletos, algunos frutos de estudios realizados hace más de diez años.

"Es un documento profuso y confuso en el que lo asistencial se impone a lo preventivo", y no integra los servicios sociales y los sanitarios, dijo.

Jesús Ramón Ramos Chinea, de ASG, también criticó que el plan sea la copia del anterior porque "si queremos cambiar algo en la sanidad no se puede planificar con parámetros de años pasados".

Iñaki Lavandera, del PSOE, pidió al resto de diputados que no se fijen tanto en errores semánticos o en las fechas del plan y se centren en trabajar de manera positiva y constructiva en su contenido durante el trámite parlamentario para que su paso por la cámara sea "una oportunidad y no un obstáculo".

Elena Luis, del grupo Nacionalista, se mostró convencida de que una vez concluida la tramitación parlamentaria será un magnífico plan de salud para los próximos años.