Si no se modifica antes de que acabe el curso, la normativa de progreso y permanencia expulsará a "algunos miles de estudiantes" de la Universidad de La Laguna, según los cálculos del rector, Antonio Martinón. Ese temor, además del rechazo a la Lomce, llevó ayer a un gran número de universitarios a secundar la huelga promovida por la Asamblea del Movimiento Estudiantil Canario (AMEC). En el transcurso de la protesta convocada con motivo del paro, los alumnos exigieron un sistema más justo, pero también rechazaron la aplicación de la Lomce y del decreto "3+2". Concentraciones similares se repitieron por todo el territorio nacional.

El rector subrayó que se trata de una de las normas "más restrictivas del Estado" y que el equipo de gobierno está "en conversaciones" con el Consejo Social para intentar que este flexibilice los requisitos. El vicerrector de Estudiantes, Alfonso García, también calificó de "justa" la reivindicación de los chicos.

Los estudiantes se oponen a la actual normativa de progreso y permanencia, aprobada por el anterior equipo de gobierno, porque consideran abusivo exigir a los estudiantes la obligación de matricularse en los créditos no superados, ya que esta imposición eleva considerablemente el coste de la matrícula. Este incremento del precio del crédito es la causa de que muchos estudiantes abandonen la carrera cuando solo tienen algunas asignaturas pendientes. Según los cálculos de AMEC, el actual modelo de permanencia expulsará a 1.000 alumnos este curso por la ausencia de prórroga, pero, además, otros 1.000 más se verán obligados a dejar sus estudios por no poder pagar terceras y cuartas matrículas.

Canarias es una de las comunidades con los precios públicos más bajos para las asignaturas de primera matrícula. El problema es que cuando los jóvenes vuelven a cursar materias que no han logrado aprobar, sube el precio y se acorta el tiempo permitido de estancia en la Universidad. Antes, si un estudiante no se matriculaba en una asignatura que tenía pendiente, la convocatoria no contaba.

Martinón manifestó ayer su comprensión por la reivindicación estudiantil. Los alumnos que no pueden terminar su formación en la ULL tienen que coger un avión y trasladarse a otra ciudad para continuar, dijo, algo que muchos jóvenes no pueden permitirse económicamente. "Estamos en conversaciones con el Consejo Social porque corresponde a este órgano decidir cuál es el sistema que marca la permanencia de los alumnos", apuntó.

Es una cuestión de justicia, pero también de interés para toda la sociedad. "No podemos permitirnos perder ese capital humano", lamentó.

La protesta estudiantil llega a las puertas del Rectorado

La convocatoria de ayer también afectó a los alumnos de Secundaria, a los que el Sindicato de Estudiantes había llamado a la huelga en todo el Estado para protestar por los recortes y la Lomce. Según datos de la Consejería canaria, cerca de la mitad de los chicos ejercieron este derecho.

Los estudiantes de la Universidad protestaron ayer en las escaleras del Edificio Central, pero decidieron llevar sus pancartas y sus consignas hasta la sede del equipo de gobierno de la ULL.

Después de leer un manifiesto, la comitiva se trasladó hasta la entrada del Rectorado, donde volvió a mostrar su rechazo a la normativa de permanencia y a la posibilidad de perder una de las tres convocatorias de exámenes que tienen por asignatura cada año. El jefe de gabinete del rector, Manuel Ledesma, tomó nota de sus reclamaciones.