El turismo en Canarias va bien, pero podría ir mejor y, lo que es más preocupante, hay elementos que hacen sospechar de que su posición de liderazgo está en riesgo. Es un destino necesitado de una renovación que se ha beneficiado de los problemas por los que pasan otros. "Ganamos porque otros pierden. O mejoramos, o el pájaro puede irse a otro nido", advirtió el pasado viernes Agustín Santana, director del Instituto Universitario de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad de La Laguna, durante la segunda jornada del foro ULL Opina, dedicada a buscar una respuesta a la pregunta "¿Existe un modelo turístico canario?".

Santana ofreció en su ponencia una síntesis de la percepción de los especialistas sobre la situación actual de la actividad turística en las Islas. Estas son algunas de las conclusiones: Canarias es un destino que da "signos de obsolescencia" -sin que el número de visitantes se haya resentido-, su oferta alojativa -con excepciones- no se ha modernizado lo suficiente, su espacio público precisa de intervención, depende de los mercados emisores tradicionales y tiene una baja capacidad de captar nuevos clientes. Además, cuenta con personal poco cualificado, la calidad del servicio es "mejorable" y el índice de satisfacción de los turistas, aun siendo alto, no ha progresado con el tiempo. Pese a todo ello, presenta una buena rentabilidad, aunque susceptible de incrementarse.

El Archipiélago ha crecido sustentándose sobre factores que, como la situación geográfica, el clima o la seguridad, se sitúan "por oposición" a los de otros destinos. "¿Podemos confiar nuestro futuro a eso?", se preguntó Santana.

Para construir unas bases más sólidas es preciso superar la "resistencia al cambio" que domina a los agentes implicados en el turismo. "Cuando empezó la crisis nos llamaban mucho para buscar soluciones -relató el experto-, pero cuando llegó el remonte dejaron de hacerlo. La recuperación vino muy bien en términos de empleo e ingresos, pero muy mal para la renovación".

La participación, la coordinación -"el destino es uno; si alguien mete la pata, afecta al resto"- y la colaboración -"caminamos juntos, pero no nos relacionamos tanto como deberíamos"- son también actitudes necesarias para mejorar. También lo es ser conscientes de que "el turismo es cosa de muchos", lo que significa, entre otras cosas, estrechar los vínculos entre los municipios turísticos y no turísticos.

"Canarias no puede permitirse ser diferente. Tiene que ser única", expuso Agustín Santana, para destacar la necesidad de "singularizar" el destino. Hay otras tareas por acometer: la formación "a todos los niveles", la "sensibilización" de la ciudadanía para que sea "parte del turismo", el trabajo sobre la calidad percibida y proyectada -"si las cifras de satisfacción se estancan entre el siete y el ocho cuando puedes dar un diez, es que hay cosas que mejorar"- y no perder de vista que el turista es "nuestro eje", lo que significa que la inversión es promoción "siempre es poca".

Para definir el modelo turístico es preciso, apuntó el docente universitario, basar el trabajo en los datos y "promover la innovación y la creatividad". Y hay un atributo imprescindible: tener "orejas muy grandes" para "escuchar a todas las partes".

Un "cambio de época", no una época de cambios

Los modelos de negocio se han transformado tanto que no se puede hablar de una época de cambios, sino de "un cambio de época". Estas modificaciones obligan, según Desiderio Gutiérrez -profesor de Marketing de la ULL y participante en el foro sobre el modelo turístico del Archipiélago-, a "repensar la gestión del destino". Todas las actividades relacionadas con el turismo experimentan este proceso: transporte aéreo -con la irrupción de compañías de bajo coste o que ofrecen servicios especiales-, la intermediación -en la que los propios clientes desempeñan el papel de prescriptores-, y el alojamiento -que se tematiza o personaliza-, entre otros.

La transformación digital es el futuro

"El futuro no debe ser solo el suelo o el territorio, sino nuestra capacidad de integrar la transformación digital en el modelo turístico". Eduardo Parra, profesor de Economía Digital y Organización de Empresas y uno de los coordinadores del foro, avanzó los retos que esta auténtica revolución representa para el sector y advirtió de la necesidad de contar con un marco normativo "más flexible" que contemple esta realidad. En este sentido, está pendiente una regulación nacional de las TIC y los servicios turísticos "on line", recordó. También es preciso "un esfuerzo en formación y competencias digitales".

Un modelo de liderazgo pero que debe variar

Raúl Hernández, director de la Cátedra de Turismo CajaCanarias-Ashotel-ULL, se refirió al "éxito" del modelo turístico canario, aunque advirtió de la necesidad de desarrollar uno más fuerte para resistir la competencia de destinos emergentes, indica un comunicado de la ULL. La innovación y el conocimiento deben ser los puntales de esta renovación y enriquecer un modelo excesivamente basado en los recursos -clima y paisaje-, opinó el especialista, que resaltó la seguridad como un factor de competitividad, y señaló como debilidad la falta de coordinación entre las instituciones.