Vivir sin químicos puede resultar seductor en una ensoñación naturista, pero en la realidad se parece más a una pesadilla. Las personas con sensibilidad química múltiple deben hacerlo, porque su cuerpo no soporta la exposición a ningún agente químico. ¿Esto qué quiere decir en la práctica? Que no pueden ir al cine, ni a un hotel, ni al teatro ni a un centro comercial, ni probarte según qué ropa nueva. Que no pueden usar suavizante, ni lejía, ni perfume ni aftershave. Que no pueden emplear insecticida ni ecogel para acabar con las plagas. En definitiva, que tienen que protegerse del mundo, porque este está lleno de químicos que les enferman.

Carmen de la Rosa, presidenta de la Asociación de Sensibilidad Química Múltiple (SQM) de Tenerife, explica que esta "es una patología ambiental reconocida por el Gobierno de España en 2014" y cuya prevalencia varía "del 0,5 al 1% de la población". De la Rosa calcula que, según la población de Canarias, "habría entre 10.500 y 21.000 afectados".

A pesar de estas cifras, las personas con SQM no tienen "una unidad de referencia" en los hospitales canarios ni "especialistas formados", explica la presidenta.

Por no hablar del infierno que supone ir de médico en médico durante años sin que nadie te detecte la enfermedad. "Al final siempre te derivan al psiquiatra, que te manda ansiolíticos que te enferman más", añade Marta González, tesorera de la asociación.

Desde que a Marta le diagnosticaron la enfermedad, hace un año, ha tenido que mudarse a vivir con su madre. "Mi casa tenía un patio interior y los olores de los suavizantes de la ropa de mis vecinos me enfermaban". No se ha comprado más ropa, por el pavor que le produce exponerse a tejidos que no sean naturales, con tintes químicos. Ya no se maquilla ni se perfuma. Su cuerpo no lo soporta.

Aunque hace cerca de un mes que se constituyeron como asociación, ya han mantenido una reunión con el director de Programas Asistenciales del Servicio Canario de Salud para pedirle "la formación específica de uno o varios especialistas" para tratar a las personas con SQM y "la creación de protocolos para la detección, diagnóstico y seguimiento de pacientes afectados" en Atención Primaria y Especializada. Además, solicitan "la creación de protocolos de hospitalización para que estos pacientes no vean agravados sus síntomas".

Algo tan sencillo como hacerse una analítica puede agravar la salud de estos pacientes. "Estás esperando en un sitio cerrado con personas que van con perfumes", explica Marta, para añadir que ni si quiera le pueden poner "alcohol" después del pinchazo.

Estos protocolos, además, facilitarían "a los que se enfermen a partir de ahora" ahorrarse el doloroso peregrinaje por pruebas y médicos, añade Mario González, secretario de la asociación.

Este reconocimiento aliviaría, en parte, la incomprensión a los que les somete el resto de la sociedad. "No se creen que un olor te pueda provocar síntomas generales, gastrointentinales, respiratorios, cardíacos, cutáneos y neurológicos" que van desde "mareos" a "erupciones" y malestar general.

"Vivimos en una sopa de productos químicos que son tóxicos para todos, pero nosotros somos más sensibles", resume De la Rosa. Ella se hizo un análisis de polimorfismos genéticos y descubrió que tenía alterada una enzima encargada de deshacerse de los químicos.

¿La comida? "Toda ecológica". ¿Las cucarachas? "Las matamos a cholazos". ¿Las compresas? "Usamos ecológicas". ¿La limpieza? "Vinagre o bicarbonato". ¿La crema corporal? "Aceite de oliva". ¿El jabón? "Ecológico". Una lista sin químicos que dificulta y encarece, en muchos casos, la vida de estas personas más sensibles.

Mascarillas profesionales

Cuando las personas con SQM tienen que ir a un sitio cerrado siempre llevan consigo estas mascarillas profesionales, que tienen una válvula que les filtra los olores. Aún así, el resto del cuerpo está expuesto, recuerdan. Ante la moda de "los perfumes corporativos" en hoteles, franquicias e, incluso, centros comerciales, la presidenta de la asociación de SQM de Tenerife advierte de que esos productos son muy tóxicos y que se está sometiendo a los trabajadores a esos químicos durante largas jornadas.