La continua labor desarrollada desde hace ya 17 años por el Cabildo de La Gomera ha permitido el cumplimiento del exigente protocolo establecido en su día encaminado a que el lagarto gigante de La Gomera (Gallotia bravoana) se aleje de un peligro de extinción al que en un momento dado estaba peligrosamente condenado. Ha logrado que 300 ejemplares vivan en cautividad y 500 al aire libre.

El resultado paralelo es que este animal se ha convertido en uno los símbolos de la Isla, cae bien y despierta curiosidad en todos los ámbitos, incluido el internacional, tanto entre estudiosos como particulares. Y es que además de los indudables éxitos científicos, lo cierto es que el lagarto gigante de La Gomera puede ser observado también en llaveros, fotografías, reclamos turísticos o piezas de decoración. Lo que supone, sin duda, otra forma de supervivencia.

El presidente del Cabildo de La Gomera, Casimiro Curbelo, considera que durante los años transcurridos desde que tuvo lugar el descubrimiento de la legendaria especie en el risco de La Mérica en Valle Gran Rey, "hemos demostrado nuestra voluntad de asegurar su continuidad y de que los lagartos tienen en los habitantes de esta Isla a su mayor aliado".

A lo largo de este tiempo desde el Cabildo se ha desarrollado de forma escrupulosa el protocolo de recuperación garantizando su financiación, o bien con fondos propios o bien externos, como ocurrió con el programa europeo Life. En el año 2006 el Cabildo asumió competencias en estas materias y desde entonces ha sido responsable del desarrollo de unas actuaciones, cuyo éxito resulta innegable. En algunas ocasiones Curbelo ha demandado la implicación de otras administraciones para que de esta forma demuestren la misma sensibilidad que el Cabildo hacia la particular especie. Por ahora los sucesivos llamamientos han tenido la correspondiente respuesta.

La conservación del lagarto no solo se centra en el cuidado de los ejemplares en cautividad. También se ha desempeñado una intensa labor divulgativa y de concienciación. Para ello se ha establecido una efectiva colaboración con los colegios de la Isla, lo que ha permitido despertar y mantener vivo el interés hacia el lagarto gigante desde edades tempranas. Ejercicio tras ejercicio, el Cabildo se encarga del pago de los salarios del personal y del mantenimiento del Lagartario, entre otras acciones más.

Para certificar que la especie ha superado el peligro de extinción existen unos parámetros que aún no se cumplen. Pero se está en vías de conseguirlo. Los fondos europeos Life resultaron fundamentales en el camino recorrido. Este proyecto culminó en 2010 y desde entonces se ha entrado en la última fase: la reintroducción de ejemplares en la naturaleza. La lucha para garantizar la supervivencia de esta especie se enfrenta a dos enemigos: la actividad humana y los depredadores.

Los estudios apuntan a que hace alrededor de ocho siglos los ejemplares eran de mayor tamaño y ocupaban los espacios más privilegiados de la Isla. Sin embargo, poco a poco tuvieron que irse replegando a enclaves en los que se pudiera garantizar su supervivencia. Uno de los responsables de su extinción, el ser humano, ha sido fundamental a la hora de producir el milagro de su renacimiento casi en el último momento.