Fomentar la lectura y aprender a contar historias. Guillermo Cabrera Moya empezó a escribir su primer libro durante su primer destino como maestro tras sacarse las oposiciones. Llegó a Fuerteventura a mediados de los años 90 del siglo pasado y cuando Ernesto Rodríguez Abad -hoy director del Festival del Cuento de Los Silos- impartió un curso sobre cómo introducir los cuentos dentro del aula, decidió apuntarse. Lo que parecía una afición se convirtió en un modo de entender la educación y la vida. Ha dedicado gran parte de su vida a impulsar "clubes de lectura" infantiles y a escribir. Acaba de publicar su quinto libro, "La legión de los bosques", un cuento largo para todos los públicos que ha editado Escritura entre las Nubes".

"Hay que potenciar los lugares de encuentro en torno a una historia". Leer es una forma de enfrentarse a los sentimientos y de ponerse en el lugar de otros, plantea.

En "La legión de los bosques", el docente narra tres intensos días en la vida de un joven. Desde hace años, cada vez que dispone de un rato libre o necesita pensar y encontrarse consigo mismo, Dani coge su cámara de fotos y acude a visitar edificios abandonados. Ahora se enfrenta a un reto de mayor envergadura: viajar a las montañas de Niyamgiri, en la India, como responsable de la ONG La Legión de los Bosques.

Las historias de Guillermo tienen un denominador común: "En todas hay una montaña", reconoce. Se debe a que el arte de contar historias lo asocia a las reuniones en torno al fuego cuando se llevaba a los jóvenes de acampada. "Es curioso, pero no me había dado cuenta hasta que me lo dijo una amiga".

Guillermo es maestro desde el año 1995. Su experiencia en distintos centros le ha demostrado la importancia que tienen las bibliotecas y el fomento de la lectura entre los más pequeños, sobre todo entre aquellos niños que vienen de familias con poco hábito. Lleva tres años en una comisión de servicio en la Consejería de Educación, pero tiene muy presente su época en las aulas. Recuerda los tiempos en los que trabajó en el CEIP Toscal Longuera, en Los Realejos, cuando impulsaron un club de lectura extraescolar. Un alumno traía cada lunes a un familiar para que contara una historia al resto. Podía ser el padre o la madre, pero también un tío o un abuelo. La iniciativa requirió el esfuerzo de todos los compañeros de trabajo, pero al final fue un éxito. "Teníamos lista de espera y todo". Cada lunes se abría la biblioteca del centro por la tarde y los chicos se sentaban a escuchar un cuento. El maestro cree que hay que fomentar la lectura en los pequeños, pero que también es interesante que los padres "aprendan" a contar historias. Cita como ejemplo el club de lectura que hay en la biblioteca pública de Santa Cruz, que está dirigido a familias.

Este profesor, que también es padre, ha conseguido inculcar esas ansias de lectura en su familia. Es frecuente que a la hora de la cena llegue también el momento de las historias. "Hay que apagar más la tele", dice. Pero su entusiasmo no lo contagia solo en casa. Ha formado un nuevo club de lectura con sus nuevos compañeros de la Consejería y cada mes o mes y medio quedan para cenar en un restaurante que tenga alguna relación con el libro que han leído.

las claves

Cinco libros. Cabrera Moya ha escrito ya cinco libros. Los primeros cuatro los considera cuentos destinados a los más pequeños, pero el último, "La legión de los bosques", es un "cuento largo" dirigido tanto a jóvenes como a adultos.

Lugares de encuentro en torno a una historia. El maestro, que lleva desde 1995 ejerciendo en centros de distintas islas, considera que hay que recuperar lugares en torno a los que se cuenta una historia.

Empatía. Que los niños lean y compartan las sensaciones y sentimientos que les despierta la misma lectura es importante para trabajar aspectos como la empatía, entre otros.