Al principio me daba vergüenza pincharme en el cole. Aquí es distinto. Es lo normal". Carla Lorenzo es una de las chicas que está pasando una semana en las colonias de verano para niños con diabetes que organiza la Asociación para la Diabetes de Tenerife, en las instalaciones que tiene el Cabildo, en Las Raíces. Es de La Palma, pero viene cada año a pasar esos días con otros jóvenes que se enfrentan a los mismos retos: organizar su vida en función de su actividad física, la insulina y la alimentación.

El campamento, en el que participan médicos, endocrinos, monitores y voluntarios, es una forma de ocio, pero, sobre todo, de aprendizaje. Las veteranas, como Carla, ayudan a los más pequeños. La toma de conciencia por parte de los niños es fundamental. Deben aprender qué y cómo comer, cuándo ejercitarse o ante qué síntomas deben estar alerta.

El presidente de la asociación, Julián Antonio González, que ayer lideró una visita por las instalaciones en compañía de varias autoridades -entre ellas, el presidente del Gobierno, Fernando Clavijo- agradeció el apoyo de EL DÍA y otras entidades para impulsar un campamento que cuenta con un equipo cualificado de profesionales, además de con todos los medicamentos necesarios para solventar cualquier incidencia. "Prefiero que nos pasemos antes que quedarnos cortos". Se trata de garantizar la salud de los chicos, pero también de conseguir que los padres primerizos confíen y dejen a sus hijos solos durante una semana sabiendo que allí estarán tan bien cuidados como en casa. Además de los controles rutinarios que ya hacen, el campamento ha colocado un dispositivo novedoso en el brazo de cada alumno. Se trata de una especie de chip que ocupa el mismo espacio que una moneda de dos euros y que permite hacer un seguimiento de la glucosa de los chicos. Gracias a una aplicación, los médicos solo tienen que pasar el teléfono móvil sobre el chip y obtienen información en tiempo real. Esta técnica es la forma de evitar el pinchazo, una obligación que padres e hijos deben hacer constantemente. También cada madrugada para evitar comas diabéticos. La asociación quiere que la sanidad pública incorpore estos avances. En Canarias hay alrededor de 1.000 niños con diabetes 1. El chip que están usando estos días, donando por una empresa, cuesta alrededor de los 300 euros al mes. La compra en lotes abarataría su precio. El presidente del Ejecutivo prometió valorar la incorporación de esta tecnología a la cartera de servicios, si no como un derecho si en forma de ayudas para quienes no pueden costeárselo. "Canarias necesita un plan integral contra la diabetes y me consta que la Consejería está trabajando en ello", dijo. Mientras, niños y jóvenes seguirán aprendiendo en el mejor entorno posible. Porque, como dice Carla, "aquí el raro es el que no tiene diabetes".

"El HUC no pone bombas de insulina por falta de médicos"

"El Hospital Universitario de Canarias lleva desde enero sin poner bombas de insulina" por falta de recursos humanos. La denuncia, efectuada ayer por el secretario de la Asociación para la Diabetes de Tenerife, Fran Darias, es un ejemplo de la necesidad de mejorar las dotaciones de la sanidad pública para jóvenes y adultos con diabetes. La organización insiste en la necesidad de que el Archipiélago cuente con un plan integral para la diabetes, dada la alta incidencia de esta enfermedad. Sin embargo, temen que Sanidad incluya la dolencia dentro de un plan cardiovascular. En la provincia occidental hay más de 40 bombas de insulina colocadas, mientras que en Gran Canaria solo hay 4. "Los datos de incidencia no explican la diferencia", dice.