Gestionar la dependencia en Canarias parece casi una hazaña imposible. Tras años de abandono, el Gobierno que tomó posesión en 2015 prometió "darle un empujón" y empezar a convertir en realidad la Ley de Promoción de la Autonomía personal y de Atención a las Personas Dependientes. La tendencia está empezando a cambiar: según los datos del Imserso, en las Islas ya hay menos personas esperando a ser valoradas -algo más de 14.000- que las que reciben prestación -16.274 en octubre-, pero, aun así, el camino es largo.

Marta Arocha lleva desde finales de mayo al frente del área. Cuando llegó se encontró con habitaciones llenas de expedientes de personas que esperaban por la prestación y que muchas de ellas ya habían fallecido. Arocha está convencida de que con la aprobación del plan de choque impulsado este año por la Consejería de Políticas Sociales, las instrucciones que han empezado a dictar y las que quedan pendientes, ahora mismo solucionar el drama de la dependencia es solo una cuestión de dinero. Y se muestra segura de que en pocos años, si se consolida una inversión mayor, la realidad será totalmente distinta a la que padecen hoy miles de canarios.

¿Qué se encontró cuando llegó a la Dirección General?

El 16 de mayo me nombraron directora general. Yo venía de un organismo autónomo, del IASS, y había estado de secretaria general técnica de la Consejería durante un año. Llegué a una Dirección General que estaba en el sótano del edificio Príncipe Felipe. Ahí estaba trabajando el poquito personal que se había mantenido en Dependencia, porque la gente ha salido en desbandada de aquí. Pero el personal que se ha quedado es el motor fundamental de esta dirección: tiene ganas, está involucrado, se preocupa por la dependencia. Gracias a la aprobación del Plan de Choque se pudo contratar a 26 personas, 13 para cada provincia. Así empezamos un poco a rodar. Yo me empeñé en trasladar al personal. En la sede que estamos ahora se encontraba Informática. Les ofrecí hacer un cambio. Ellos eran menos y en el edificio Príncipe Felipe estaban mejor ubicados, muy cerca del consejero... Total, que hicimos el cambio. Aquí tenemos ventanas. Creo que es importante al menos que los trabajadores, que son los que están realmente dando el callo, estén en condiciones dignas. Es un ejemplo de la poca importancia que se le daba a la Dependencia...

La legislatura pasada lo comprobamos...

Sí, la legislatura pasada fue... floja.

¿Qué deficiencias tienen aún?

Muchas. Por ejemplo, informáticas. Aquí se trabaja con papel. El equipo de informática de la Consejería está diseñando un aplicativo, pero hasta dentro de un año no estará listo. Eso sí, ya hay muchas aplicaciones que nos resuelven muchísimo. Por ejemplo, con la firma electrónica podemos firmar resoluciones masivamente.

¿Qué hicieron cuando tuvieron el plan de choque?

Pues dijimos: vamos a ver qué tenemos aquí. Y empezamos a sacar expedientes. Había habitaciones llenas de expedientes pendientes. Yo prohibí que se hablara de expedientes, porque son personas y hay que tratarlas con el respeto que merecen.

Con un panorama así, ¿por dónde se empieza?

La primera instrucción que di fue priorizar expedientes. No quiero que ningún menor de 21 años esté sin su dependencia reconocida y sin su prestación dada. Lo mismo con los mayores de 85. Estas dos franjas son lo que denominamos ahora expedientes prioritarios. Todavía no puedo afirmar que lo hayamos conseguido, pero estamos trabajando para que en unos meses no haya ningún menor de 21 años que no tenga su dependencia reconocida y su prestación dada. Imagina hasta dónde llegan las carencias informáticas que una valoradora, para valorar a un menor de 21 años en El Hierro, por ejemplo, tiene que ir dos veces. La primera vez va y hace el primer estudio. Con esos datos tiene que venir a la Dirección General, cargarlo en el aplicativo informático para que le salga exactamente el grado de dependencia que tiene, y, en función de ese grado, volver y ver el entorno social para adjudicar la prestación.

¿Qué ayudas hay que potenciar más?

Hay tres cosas que para mí son fundamentales: promoción de la autonomía, ayuda a domicilio y atención temprana. Nosotros ahora estamos dando prestaciones para el cuidado del entorno familiar, pero queremos cambiarlo y hacer una red de atención temprana e impulsar las prestaciones vinculadas al servicio. Pero para eso se tiene que concienciar todo el mundo, y sobre todo los políticos que están por encima de mí en Hacienda.

¿Cómo funcionarán las prestaciones vinculadas al servicio?

Tú eres Pepe, tienes una pensión de 700 euros, y quieres ir a un centro privado que cuesta 1.400. Vienes por aquí, te reconocemos la dependencia y te damos hasta otros 700 euros para poder ir. Es una ayuda generadora de empleo. Si tenemos 14.000 personas en lista de espera, está claro que la dependencia va a revertir en la economía canaria. Además de la Prestación Vinculada al Servicio, también me gusta mucho la Prestación Económica para el Entorno Familiar (PECEF). Es verdad que el espíritu de la ley no es una paguita, es promocionar la autonomía a través del servicio para conseguir que un nivel 1 tarde el mayor tiempo posible en ser un gran dependiente. Pero ¿qué ocurre? Que en Canarias no se ha hecho.

Y cuando no le reconoces a alguien la prestación y no hay servicios, se deteriora antes...

Y fallecen antes. Además, todo está relacionado: por un lado, el gasto sanitario que ahorras; por otro, la calidad de vida que le das a las personas; y por último, el empleo que generas. Por eso nos hemos esforzado en dar prestaciones de estos dos tipos. La PECEF es una ayuda hasta 380 euros -no es gran cosa- que se da a cuidadores no profesionales. El perfil mayor de personas que reciben prestaciones son mujeres mayores de 45 años y que probablemente no consigan empleo.

Desde 2014 esta prestación ya no incluye la cotización a la Seguridad Social porque el Gobierno central la eliminó. Así y todo, ¿cuántos cuidadores no profesionales, con ayuda, hay ahora en Canarias?

Esa decisión fue horrible por el sector a la que va dirigida. Ahora tenemos 6.721 prestaciones para el entorno familiar. Es decir, 6.721 mujeres cuidando a sus familiares que podrían estar cotizando a la Seguridad Social.

¿Por qué ha llegado a estar tan mal la dependencia en Canarias?

Porque no se hacía nada. Fallecía una persona y entraba otra en el sistema, y así; porque no había servicios que ofrecer; porque no había presupuestos... Aquí hay que hacer una inversión anual de entre 20 y 30 millones de euros en los próximos tres años para situarnos en la media nacional.

¿Y comunidades como País Vasco o Castilla La Mancha, que tienen población similar a Canarias, y están mucho mejor, cuánto están destinando a dependencia?

No sé, pero como el triple. Ahora puedo afirmar rotundamente que la gestión de la dependencia ya depende totalmente del presupuesto. El cuadro y las necesidades están claros. Hay que sacar procesos de licitación y hay que sacar convenios con los cabildos y con las entidades sociales.

¿A qué ritmo avanza Canarias dando altas?

En agosto de 2016 nos colocamos cuartos y nos hemos mantenido. En mayo éramos los últimos de España. Según responsable de la asociación estatal de Directores y Gerentes de Servicios Sociales, que esta semana estuvo en Tenerife, si seguimos trabajando, en Canarias no habrá lista de espera en cinco años.