Unos padres exigen al Servicio Canario de Salud (SCS) una indemnización de 2,26 millones de euros por haber permitido que tuvieran a un niño con síndrome de Lesch-Nyhan, sin informarles de que sabían que las pruebas que habían hecho al feto para descartar ese riesgo estaban contaminadas.

El síndrome de Lesch-Nyhan es una enfermedad rara de carácter hereditario ligada a una mutación del cromosoma X -solo la desarrollan los varones, aunque las mujeres puedan ser portadoras- que provoca una grave discapacidad a quien la padece, además de importantes dolores y retraso mental.

Las pruebas permiten en la actualidad detectar en el feto en momentos iniciales de la gestación si el bebé que va a nacer ha heredado esa enfermedad.

Una prueba descartó la enfermedad en un feto, pero el niño nació con ella

La portadora de la mutación era la madre, que sabía que podía transmitir esa enfermedad desde 2002, cuando nació su primer hijo, un niño que tiene una discapacidad del 84%. Al conocer la posibilidad de que la enfermedad se detectara en un diagnóstico prenatal, la madre decidió un hijo con su nueva pareja, para lo que se sometió a una biopsia corial en el Hospital Materno Infantil.

La prueba dio negativo y el niño nació sano, lo que animó a sus padres en 2014 a tener un tercer hijo, siguiendo el mismo procedimiento, cuyo resultado fue que el feto no tenía esa mutación cromosómica.

Sin embargo, el bebé nació con Lesch-Nyhan y hoy, con dos años, tiene una minusvalía del 81%, según expone la familia, que no demanda al SCS solo por errar en el diagnóstico, sino porque días después de que les informaran de que el niño iba a nacer sano, el propio hospital emitió un informe que advertía de que las muestras estaban contaminadas por ADN de la propia madre.