Era solo cuestión de captar su tono, pero en los mensajes ya fue lapidario. Uno de los mayores defensores del pacto entre CC y PSOE, el secretario general de los nacionalistas, José Miguel Barragán, casi certificó ayer los ceses de los consejeros socialistas del Gobierno por mucho que, al final, acuerden el reparto del Fdcan o aprueben el presupuesto, que esto sí se da por hecho. Por paradójico que pueda parecer, y aunque insistió en que el Consejo Nacional de CC dejó ayer la decisión exclusivamente en el presidente Clavijo, sus contundentes palabras evidenciaban la ruptura total de la confianza de su formación en el PSC y la casi imposibilidad de reconducción porque, según subrayó, a lo mejor la máxima de que es el mejor pacto para Canarias es solo una percepción de los partidos que no casa con la inestabilidad constante que existe desde hace tres meses en el seno del Gobierno.

Tras la reunión del Consejo en Las Palmas, Barragán no descartó nada, ni siquiera que el pacto siga. Eso sí, lo que dejó más que claro es que ya nada será igual; que, incluso manteniendo el acuerdo, todo debe girar, que ha de haber un punto de inflexión, un cambio real y visible no expuesto a otra deslealtad, otro abandono del consejo de gobierno, otro voto distinto al del socio, otra crisis por incumplimientos locales que haga tambalear los cimientos del Ejecutivo. Un Gobierno que, al menos en boca de Clavijo y de muchos consejeros de CC, vivía al margen de lo que solo se presentaba como "ruido", pero que ya no puede operar de forma aislada de un continuo conflicto entre los aliados, porque todos los puentes de la confianza mutua están triturados y sin visos de reconstrucción.

Barragán expuso su total desconfianza en el PSC al recordar la marcha del consejo por el Fdcan, el voto en contra de CC en la ponencia y su abstención del jueves, pero también al aludir a los contactos apuntados con el PP para sondear o negociar una censura o que el consejero de Justicia se sumara a la propuesta de NC de que Clavijo se someta a una moción de confianza. A su juicio, con una concatenación de este calibre es casi imposible mantener precisamente eso, la confianza en el socio, aunque sectores del PSC aún lo creen factible y son más optimistas.

Preguntado por la contradicción suya, del presidente y de CC, que no paró de reiterar que lo aprobado por el Gobierno sobre el Fdcan no tenía marcha atrás para, al final, voltearlo con el PP y ASG aplicando el criterio REF al 58% (de 140 millones, no de 160), Barragán se agarró a la crisis suscitada por el PSOE con su marcha y sus votos para justificar que ahora sí cabe rectificar. En su opinión, por encima queda la necesidad de salvar el fondo, algo que confía en que comience a clarificarse en el Consejo de mañana. Para ello, y fuera del orden del día, Clavijo planteará el reparto acordado con el PP (la famosa enmienda in voce que no se pudo votar el jueves por el rechazo de NC y Podemos); el martes lo hará el PP en el pleno y, seguramente el día 23, se aprobará definitivamente en un Consejo de Gobierno extraordinario.

Según fuentes presentes del Consejo, la confianza está tan quebrada que la impresión generalizada es que Clavijo prescindirá del PSOE aunque se apruebe el Fdcan y las cuentas. El presidente dijo que seguramente tomará su decisión definitiva después de Reyes.

Un congreso para la autocrítica y el análisis del cambio social

Aunque la situación límite del pacto fue ayer, por supuesto, el asunto estrella en el Consejo Nacional de CC, con ambiente casi de pacto finiquitado y sin descartar del todo que haya una censura y un cogobierno PSOE-PP ("no me creo nada que no vea escrito", dijo Barragán sobre la supuesta negativa de Ferraz y, en parte, de Génova o el PP regional), pese a tanta carga de profundidad a punto de explotar, la reunión sirvió también para ratificar para qué debe servir el próximo congreso de CC, previsto para finales de marzo. Según recalcó el secretario general, y en línea con lo anunciado tras los últimos resultados electorales, quieren hacer un cónclave distinto, mucho más abierto a la sociedad, en el que hagan una profunda autocrítica de sus menguantes cifras de votos en muchas consultas y en el que analicen qué y cómo deben cambiar para adaptarse a las nuevas visiones sociales tras esta crisis económica y de los partidos tradicionales. CC es consciente de que todo ha cambiado y que deben modernizar su vínculo con la gente, con la calle.