No tiene el mejor pabellón ni el mayor (1.200 metros). Al contrario: lleva muchos años con la misma estructura, módulos, colores y casi sin cambios. Tampoco es que el Gobierno regional y Promotur se afanen en incorporar atractivos impactantes, como sí hacen en cada edición otras comunidades o países. Ni siquiera los cabildos y ayuntamientos, más allá de reubicaciones de los puestos por islas en el mismo espacio de siempre, aportaron ayer grandes sorpresas. Al revés: se echó de menos hasta el silbido gomero permanente de 2016. Sin embargo, la nueva edición de la Feria Internacional de Turismo de Madrid (Fitur), inaugurada ayer por los Reyes de España, volvió a confirmar el liderazgo mundial de Canarias simplemente por el nivel negociador evidente, aplastante y envidiable para casi cualquier otro destino del planeta que se palpaba, observaba y casi olía en las numerosas mesas y puestos preparados.

Oficialmente, la inauguración corrió a cargo del Rey Felipe VI, pero hasta en esto hubo un lapsus inconsciente del presidente de Canarias muy significativo. En plena euforia tras recalcar que las Islas batieron su récord de turistas en 2016 con 15 millones, un 11% más que en 2015, con un 15% más de negocio (hasta los 16.500 millones de euros) y un incremento del empleo de más de 12.500 altas netas en la seguridad social, Fernando Clavijo cerró su pletórica intervención, más allá de su característica y pausada voz suave, inaugurando no el pabellón canario, sino toda la feria. Un desliz que, sin embargo, esconde razones poderosas inconscientes y que, sabiéndolo o no, compensó en parte el hecho de que el Rey y la Reina no se pasaran en esta ocasión por la parte isleña, como sí hicieron en 2015 para refuerzo mayor de Canarias como referente mundial.

Eso sí, y rodeado de los presidentes insulares y numerosos alcaldes y ediles, Clavijo no aludió a la calidad de todo el empleo del subsector en las Islas, aunque sí contrastó la fría temperatura madrileña con los 20 grados de ayer en el Archipiélago. Además, pidió al sector arrastrar aún más al resto de la economía, resaltó que las Islas son las que más aportan al turismo nacional y que, sin descuidar a Alemania y Reino Unido, se apuesta por incorporar nuevos clientes con países como Hungría o Rumanía; por potenciar otros con gran capacidad de crecimiento, como Francia, Italia o Polonia, y recuperar a nórdicos y peninsulares. Asimismo, pidió seguir con la apuesta por la innovación y por diversificar una oferta que va mucho más allá del sol y playa, al disponer de una excelente gastronomía, historia, naturaleza y escenarios inigualables para el deporte.

El presidente no paró de usar la palabra récord, pero fue como un contagio. Cada presidente insular, casi cada alcalde o edil canario la repitió y dijo eso de que "tengo mis hoteles a tope". Salvo el puesto gastronómico con megafonía elevada que a veces atrapaba a los que deambulaban por la zona o pasaban por delante, el resto del pabellón canario era simplemente un hervidero de negociaciones, ya con vistas a 2018. A tenor de lo ocurrido otros años y en comparación con las otras regiones y países, parece que los 15 millones de turistas volverán a quedarse cortos.

No obstante, no todo fue ayer edificante y el puesto autónomo (y atractivo) con el que sorprendieron Adeje y Arona, justo donde otros años se colocó por separado el Cabildo de Gran canaria, no fue bien visto por los responsables regionales de Turismo, ni por los políticos, otros cabildos, ayuntamientos y parte del sector. Hasta Gran Canaria se quejó tras las críticas que recibió en 2015. Adeje y Arona alegan que aportan el 60% de Turismo de Tenerife y que en el puesto genérico de la Isla apenas tienen espacio para destacar, pero desde el Gobierno, Cabildo tinerfeño y entidades como Ashotel, si bien ayer no se quiso hacer sangre, sí se vio como un error la ruptura de la unidad de acción.

Es más, se cree que pasa como con los vinos y el debate de si se ha de vender una marca canaria, por islas o denominaciones. Ashotel y la consejería consideran que el error no se repetirá porque puede darse al final una puja contraproducente, pero ambos alcaldes lo ven de otra manera y dieron a entender que lo reeditarán.