Hay miradas que lo dicen todo, pero también hay otras que dan lugar a malos entendidos. Los alumnos del instituto Tomás de Iriarte, en Ofra, lo saben muy bien. La mayoría de las discusiones que se producen en el patio o en clase -"el 90%"- empieza "porque un alumno, se supone, mira mal a otro, pero casi nunca es real".

No lo dicen los profesores ni el equipo directivo, sino chicos y chicas de Secundaria y Bachillerato. Desde hace varios cursos algunos adolescentes se han formado como mediadores "junior" para poder intervenir en los "piques" de sus compañeros y evitar que un malentendido diminuto acabe convirtiéndose en una bola de nieve. La intención es que aprendan a resolver sus diferencias y que recuerden que todos son compañeros, pero a veces, incluso, ocurre el milagro y acaban convirtiéndose en amigos.

José María, el profesor de Latín y Griego del centro, se acreditó como mediador y decidió reclutar a jóvenes para que hicieran lo mismo. Puso en marcha el servicio hace tres cursos. No obliga a nadie: la mediación es voluntaria, tanto para los que la ejercen como para los que aceptan "ser mediados". Para poder desempeñar este papel, además, hay que cumplir una serie de requisitos. En el primer corcho que hay a la entrada del centro, frente a conserjería, ya hay un cartel que pone "Se buscan mediadores" y que detalla qué actitud debe tener el alumno que quiere forma parte de este club. Solo el primer curso empezaron la formación 30 chicos.

Además de difundirlo a través de las tutorías, también se fomenta mucho el boca a boca. "En el centro potenciamos el aprendizaje entre iguales". Este año los propios mediadores han ido por las clases explicando en qué consiste la mediación y por qué creen que es importante. También que todos los procesos de este tipo deben cumplir tres requisitos: "voluntario, confidencial y colaborativo".

La mediación no acaba con todos los problemas, pero sí mejora el clima de convivencia. "Hemos notado que han descendido los partes disciplinarios y los conflictos que se han tratado a través de la mediación se han parado", cuenta el profesor. Solo el curso pasado se llevaron a cabo 14 mediaciones. Los alumnos que llevan años participando en esta actividad son capaces de intervenir directamente cuando se encuentran con una discusión en el recreo o al salir de clase. "Hacen micromediaciones; a veces funcionan y otras no". Otros trasladan el problema al profesor, que inicia el procedimiento siempre que los afectados acepten colaborar. En estos años, en el centro han detectado más conflictos con chicas que con chicos.

Hay excepciones en las que esta herramienta no se puede utilizar. Nunca se puede hacer mediación cuando se trata de un caso de acoso escolar, agresión física o una vejación que tengan un contenido de carácter sexual. No obstante, el profesor cree que la mediación ha contribuido a frenar que algunos casos acaben derivando en situaciones que encajan dentro de estos tres supuestos. "Creo que varios conflictos que hemos tenido no han ido a más gracias a la mediación".

El profesor formó inicialmente a 30 mediadores, pero activos hay 20. Además, ahora están en proceso de formación 18 más. Algunas de esas mediadoras son chicas que en otro tiempo llevaban el cartel de "conflictivas". Pero de ser "mediadas" pasaron a ser mediadoras. Eso cambió su papel en el centro, pero también -y en eso coinciden todos los participantes- modificó su actitud a la hora de relacionarse con sus padres, hermanos y hasta amigos.

Lo ideal es que los chicos desarrollen estas aptitudes antes de llegar al instituto. Por eso, el Tomás de Iriarte trabaja conjuntamente con el colegio Buenaventura Bonnet, que se encuentra también en Ofra, apenas unas calles más arriba. La directora de la escuela, Lourdes, no tiene a ningún docente acreditado en mediación, pero eso no ha impedido que lleve a cabo numerosas acciones para mejorar el clima escolar. No se llama mediación pero se le parece bastante. Organiza visitas de los alumnos del colegio al instituto. Lo hace porque no hay mucho presupuesto para programar actividades extraescolares, pero también para que los mayores conozcan a los mediadores del instituto y porque, cuando llega el momento, la transición entre los dos centros es más sencilla.

Además de estas visitas, a Lourdes se le han ocurrido un montón de actividades que hacer en el centro. Lleva solo algunos años como directora. Trabajaba en un colegio en el sur de Tenerife y llegó después de pedir una comisión de acercamiento. Fue directora accidental porque el puesto estaba vacante entonces, pero luego se animó y presentó su proyecto cuando salió el concurso para directores de centro. La programación que presentó estaba plagada de medidas que la Consejería de Educación engloba como "convivencia positiva". También cree mucho en esa idea del aprendizaje entre iguales y siempre intenta que los alumnos mayores sean los que enseñen a los más pequeños las actividades que desarrolla.

Con un poco de imaginación ha conseguido que un centro con poco presupuesto público y escaso alumnado -apenas hay 50 niños- tenga una agenda repleta de actos. Consiguió programar un concierto de Ida Susal, la cantante canaria, después de celebrar una feria en el centro y recaudar dinero. "De camino aprendemos cultura canaria", dice con orgullo la directora. En verano vinieron a pintar el patio del colegio y Lourdes pidió a los operarios que le hicieran un circuito vial que ella misma dibujó. Ahí los chicos aprenden cómo circular. Los mayores enseñan a los más pequeños.

Lourdes coincide con José María. La convivencia positiva o la mediación no es la solución a todos los problemas, pero su efecto en el día a día es real. No es solo que los chicos dejen de imaginar que siempre hay alguien que les mira mal o que los está criticando, es que aprenden a mirar a su alrededor de otra forma.

"La manera de relacionarnos cambia"

Los chicos que se han formado como mediadores en el IES Tomás de Iriarte coinciden en que la forma de relacionarse con los demás ha cambiado. De manera inconsciente, en cualquier discusión en la que se ven inmersos se plantean cómo se habrá sentido el otro tras escuchar lo que le han dicho. La mediación no se puede realizar "en caliente", justo después de la pelea. Lo han aprendido en el instituto, pero lo usan con hermanos y padres. "También hay que saber cómo es cada uno, por qué algo que no nos molesta a nosotros sí puede molestarle a un amigo, o cuándo es mejor hablar". Conocen y respetan al otro.

Encuentros de mediación con alumnos del colegio

Una actividad en la que están trabajando el instituto Tomás de Iriarte y el colegio Buenaventura Bonnet es poner en contacto a mediadores con alumnos del colegio que se encargan de los más pequeños. Los equipos de docentes de ambos centros quieren promover encuentros periódicos para que el interés por la mediación se vaya contagiando. Así, con suerte, muchos de esos niños irán adquiriendo ya ese espíritu dialogante, y cuando lleguen al instituto querrán actuar como mediadores, esperan los profesores.

Creatividad para mejorar la convivencia en el colegio Buenaventura Bonnet

Murales por el día de la paz, un circuito vial "casero", ferias en las que las familias aportan sus conocimientos, un concierto o un rocódromo. La directora ha usado la imaginación y la creatividad para programar actividades en un centro con recursos limitados y donde muchos chicos vienen con problemas añadidos de casa./ m.p.