Francisco Perera Molinero es uno de los odontólogos colegiados de la provincia Santa Cruz de Tenerife, además ejerce como presidente del Colegio de Dentistas. En 1985 se colegió y cuatro años más tarde abrió su clínica, que aún regenta, en el centro de Santa Cruz.

¿Cómo ha cambiado la situación de los dentistas en España desde que se colegió?

La situación ha cambiado de una forma radical. Cuando empecé a trabajar el número de dentistas en España era de unos 8.700, ahora estamos hablando de una cifra de 27.000 dentistas, y se espera que para el año 2020 hayan unos 40.000 dentistas. Hemos pasado de unas consultas particulares en las que cada dentista atendía a sus pacientes, a la aparición de una serie de centros en los que, en mucho casos, los dentistas van rotando con mucha rapidez y, en muchas ocasiones, los intereses económicos de sus dueños priman sobre la salud oral de sus pacientes.

¿A qué se refiere cuando dice que cambian muy a menudo a los profesionales?

En algunos de estos centros y clínicas marquistas los dentistas son contratados con unas condiciones económicas no muy favorables, y con frecuencia, tras estar trabajando algún tiempo allí, se va en busca de una clínica propia o de un centro en el que puedan ganar un poco más de dinero.

¿Cómo ve el futuro de la profesión?

El futuro tal y como está ahora lo veo francamente mal. El dentista está desprestigiado sobre todo debido a la aparición de una publicidad muy agresiva que no tiene restricciones y que, desde nuestro punto de vista debería estar regulada. En este sentido, el Consejo General de Colegios de España está luchando por conseguir del Gobierno la aprobación de una ley que regule la publicidad sanitaria. También estamos luchando porque se creen las especialidades en odontología. Hasta ahora prácticamente todos los países de la Unión Europea reconoce determinadas especialidades dentro de la odontología, por ejemplo, la ortodoncia, la periodoncia o la cirugía oral.

En diversas ocasiones os habéis plantado ante el intrusismo laboral...

Es otro de los objetivos a batir desde el Colegio de Dentistas, hablamos de intrusismo cuando una persona que no está debidamente titulada y colegiada trabaja en el terreno que le corresponde únicamente al dentista. Actualmente tenemos en el juzgado 4 causas pendientes solo en Tenerife por casos de intrusismo denunciados por el Colegio.

Un ciudadano que llega a una clínica dental, ¿cómo puede saber si la persona que le atiende es un intruso de la profesión?

Esa persona puede exigirle al profesional que le muestre su título. No obstante, también puede llamar al Colegio de Dentistas donde se le informará si la persona que lo ha atendido está debidamente colegiada y con todos sus papeles en regla. Si no fuera así, se le indicará lo que tiene que hacer para denunciar esta ilegalidad.

Sobre las franquicias y la cantidad de denuncias que reciben, ¿Cree que las franquicias deberían cambiar la forma de dar el servicio para no recibir tantas?

A mí me gustaría que al frente de las clínicas, del tipo que fueran, estuviera un profesional sanitario y no un empresario. Otro paso sería que se regulara la publicidad sanitaria y eso, junto a una buena formación científica y ética de los profesionales, podría ayudarnos a recuperar un poco el terreno perdido. Más del 50% de las denuncia que recibimos actualmente en los Colegios corresponden a este tipo de establecimientos y esto es algo que debería hacernos reflexionar.

Y, ¿qué le recomendaría a una persona que esté valorando acudir a una clínica o a una franquicia?

Le recomendaría ir al lugar en el que el profesional le inspire confianza y en el que sepa que va a estar ahí siempre que vaya y que tenga un problema. No puedo decidir entre clínica o franquicia, pero sí aconsejar al paciente que trate con el profesional que le inspire confianza.

¿Qué le diría a un estudiante que quiera dedicarse a la odontología?

A los estudiantes mi consejo es que, si realmente tienen vocación de dentista, la sigan porque es una carrera muy bonita. Sin embargo, si pretenden hacerse dentistas pensando en el dentista de hace 20 años que tenía su vida resuelta prácticamente nada más salir de la facultad, es preferible que sigan otro camino porque ésta es una especialidad muy sacrificada y los objetivos económicos actuales no son los que fueron tiempo atrás.

¿La crisis ha afectado a la capacidad económica?

Sin ninguna duda. No obstante, nuestra crisis particular está más en el número de profesionales que están arrojando las universidades al mercado. Para 2020 habrá 40.000 dentistas en España, una cifra que triplica el número de dentistas por número de habitantes que recomienda la Organización Mundial de la Salud (OMS) que es de 1 dentista por cada 3.500 habitantes. En un país en el que solo el 45 por ciento de la población acude al dentista una vez al año, tenemos una tasa de 1 por cada 1.200 habitantes.

Entonces es extraño que sigan abriendo clínicas teniendo en cuenta que hay tan poca población que acude al dentista...

Yo creo que en un futuro no muy lejano, veremos cerrar estas clínicas que han imaginado un tipo de ingresos que no encajan con la realidad que vivimos hoy. Sabemos que en algunas franquicias los empresarios presionan a los profesionales y estos no tienen la libertad que debieran tener a la hora de diagnosticar y de tratar a los pacientes. Este tipo de actuaciones van en contra de la salud y los intereses de los pacientes, y del prestigio de la profesión.