Daniel tiene ya 26 años. Desde los 8 le diagnosticaron trastorno del espectro autista (TEA), según su madre, María del Carmen Díaz, "bastante tarde". Y es que si lo hubieran diagnosticado a tiempo, quizás podría tener ahora menor afección de este trastorno. En la Asociación de Padres de Personas con Autismo de Tenerife (Apanate) se encargan justamente de esto: enseñar a las personas con autismo a comprender las relaciones personales, desarrollarse como personas y conocer sus derechos.

María del Carmen, junto a otros padres, fue la propulsora de Apanate. "Cuando te dicen que tu hijo tiene TEA, te rompen todos los esquemas", explica. En el caso de Daniel, "empezó a hablar como cualquier niño de su edad, y de repente, dejó de hacerlo". En ese entonces no había sitios en Canarias donde tratar el trastorno. "Algunos podían acudir a la Península, pero Daniel era un chico muy inquieto y no me atrevía a meterlo dentro un avión tres horas", explica su madre. Poco después, en 1995, nació Apanate que, hoy en día, se ha convertido en el apoyo principal de 160 personas, 53 adultos y 107 menores, que difícilmente podrían hacer su vida con normalidad si no fuera por la ayuda que les confiere la asociación.

Cada niño desarrolla TEA de una manera diferente. "Hay tanto autismo como niños con autismo", insiste la presidenta de la asociación. Algunos de los síntomas más usuales son "no mirar a los ojos, que parece que no escucha o que tenga comportamientos repetitivos", incide Daniel Sacramento Trujillo, coordinador del centro de día de Apanate, "pero cada niño es diferente y puede que veas a un niño hablando y relacionándose con los demás, pero que le cuesten otros aspectos, así como niños que, directamente, no hablan".

Daniel ha mejorado desde que le diagnosticaron TEA con ocho años, según afirma su madre. "Se comunica por medio de pictogramas o imágenes", cosa que antes le costaba mucho más. Es gracias al apoyo constante Apanate, que ha podido lograr estos pequeños retos, que se hacen enormes para una persona con trastorno autista.

En Apanate trabajan de manera complementaria psicólogos, pedagogos, logopedas, educadores sociales y psicopedagogos, además de unos 12 voluntarios que van ayudando poco a poco a las labores de la asociación.

Entre sus servicios se encuentra un centro de día, dedicado a personas mayores de 21 años, un servicio de atención temprana y otro de atención a personas de 6 a 21 años y varios talleres para trabajar las habilidades sociales y preparase para el empleo. Con todos ellos, tratan de ayudar a las personas con autismo a desarrollarse personalmente, conocer sus derechos, aprender a establecer relaciones personales, trabajar la comunicación, el arte, la estimulación sensorial, la pertenencia a una comunidad y la concienciación.

Lo hacen además con varios métodos. Según Daniel Sacramento, se suele utilizar el método Teacch, por el que tratan de "anticipar los espacios y actividades que se van a encontrar" para así evitar crisis. Este método usa pictogramas, imágenes e incluso objetos, para adelantar a los usuarios de la asociación lo que va a pasar más adelante. También utilizan el sistema PECS, por el cual utilizan sistemas alternativos de comunicación apoyados en lenguaje audiovisual o de signos.