La economía canaria se recupera poco a poco de los estragos de la crisis que, sin embargo, ha dejado una profunda herida en forma de una tasa de paro que todavía roza el 25%. El presidente de la patronal de la provincia (CEOE-Tenerife), José Carlos Francisco, advierte de que no se producirá una mejora sustancial del empleo hasta que no se atienda a una de las reivindicaciones que con más vehemencia esgrime la organización empresarial: la simplificación y reducción de la normativa relacionada con el territorio y la concesión de licencias.

¿Comparte el entusiasmo del Gobierno canario por el proyecto de presupuestos generales del Estado?

Si se aprueban definitivamente, hay dos cuestiones importantes. La primera es que, dentro del sistema de financiación autonómica, Canarias podrá acceder al Fondo de Competitividad y recibir este año más de 200 millones de euros más y en tres años, más de 500. Esto es muy importante, porque estamos muy mal financiados en cuanto a los recursos para sufragar los servicios públicos esenciales, que mejorarán. El segundo acuerdo significa que se vuelven a dotar convenios que se iniciaron en los años 90, como el de carreteras o infraestructuras hidráulicas. Ahora se dotan de cantidades más importantes. Consecuencia de ambas cosas es que por primera vez desde hace muchos años la inversión per cápita supera la media española, un déficit que veníamos arrastrando y una queja continua de todos los gobiernos. La valoración en principio es positiva; ahora hay que esperar que los presupuestos se aprueben.

¿Qué efecto tendrán las bonificaciones a la contratación indefinida previstas en el proyecto?

En principio esto es positivo, es un incentivo más para las empresas. Nadie va a contratar porque haya incentivos, sino porque hay demanda y se necesita personal, pero reducen el coste de la Seguridad Social, que puede ser del 30% o el 35% del salario. Que haya una bonificación tan importante es un incentivo, una mejora de los márgenes y una ayuda para la contratación indefinida.

El PP ha insistido en que esta mejora de la financiación no deja excusa al Gobierno canario para bajar impuestos. ¿Coincide?

El Gobierno se deberá plantear en el presupuesto de 2018 no solo una reducción impositiva, sino también algunos cambios para modernizar el sistema tributario. Creo que hay margen. Es importante dejar más dinero en el bolsillo de los ciudadanos, que luego lo gastarán y producirá una circulación de la renta que nos vendrá bien a todos; también al sector público, que podrá recaudar más porque habrá más actividad.

¿En qué sentido hay que modernizar el sistema tributario?

Hay actividades que nos interesa potenciar -relacionadas con la economía del medio ambiente, la valorización de residuos, las energías renovables, el coche eléctrico- y que deberían tener un tratamiento impositivo muy favorable. Hay algunas otras que habrá que ir ajustando. No es normal que sigamos con el impuesto de patrimonio, que se recuperó en mitad de la crisis como una medida excepcional y transitoria, pero aún continúa. Supone gravar dos veces lo mismo: es un impuesto casi confiscatorio. Es competencia del Estado y habrá que negociarlo. Hay que adaptar el sistema a nuestras necesidades y a nuestro entorno.

¿Hasta qué niveles cree que puede bajar el paro?

Tenemos capacidad para crear unos 25.000 empleos al año. Pero el paro depende del empleo que crea la economía y también de la evolución de la población activa. Si esta se mantuviera podríamos disminuir 100.000 desempleados en cuatro o cinco años, pero normalmente sigue aumentando un poco. Hasta que la regulación del territorio sea más sencilla y la tramitación de licencias y autorizaciones se simplifique, tendremos muy complicado bajar el paro hasta una cifra razonable del 10% o el 15%. Si la Ley del Suelo entra en vigor, simplificamos la normativa y desregulamos la economía, podríamos quedarnos en 100.000 o 120.000 desempleados. Si no lo hacemos, bajaremos del 20% por poco.

Se crea empleo pero se discute su calidad. ¿No se genera empleo de más calidad por la estructura económica, porque los empresarios no lo demandan, porque no hay suficiente formación...?

Es un cúmulo de factores, no sé cuál es el más importante. Hay una razón para la inestabilidad del empleo: hemos pasado de una economía donde el trabajo era para toda la vida a otra donde tienes cuatro, cinco o seis de media en tu vida. Las empresas no duran 80 o 100 años, sino que nacen y mueren relativamente pronto, no tienen vocación de indefinidas o saben que el mercado las expulsará tarde o temprano. Hay otra razón, derivada de que en ciertos sectores, sobre todo servicios, la demanda no es perfectamente estable a lo largo del año. De todas formas, el convenio colectivo de hostelería de la provincia obliga a tener al menos un 60% del personal indefinido. Cuando se analiza históricamente el porcentaje de trabajadores indefinidos y temporales tampoco hemos empeorado tanto, y estamos volviendo a la senda normal. El contrato fijo o indefinido es un eufemismo, porque realmente no lo es. Yo contrato a todo el mundo indefinido, pero no con la vocación de que vaya a durar cien años, sino como una especie de pacto: mientras la empresa vaya bien contamos contigo, pero si la demanda se cae o no eres bueno, se paga la indemnización de 33 días por año y fuera. Y si eres contratado de forma temporal eso no significa que en seis meses no te renueven. No podemos pensar que el contrato temporal es una catástrofe y el indefinido una maravilla. Los empleos de toda la vida son casi una reliquia del pasado y hay mucha más movilidad entre empresas, entre sectores e incluso en el tipo de trabajo. Un porcentaje muy grande de los trabajos de dentro de 10 o 15 años ahora no existen. Las cosas van a cambiar.

Eso exige un esfuerzo al sistema educativo.

No solo al sistema educativo. También a la formación profesional permanente y a la autoexigencia de cada uno para formarnos, ver nuevas oportunidades...

¿Y cómo está respondiendo el sistema formativo?

En España hay gente que dice que el sistema educativo y el judicial son dos talones de Aquiles que tenemos que mejorar profundamente. Quizás sí sea así. Las evaluaciones objetivas indican que España no está muy bien y Canarias, tampoco. Tampoco las universidades españolas están precisamente entre las mejores cuando se hacen ránquines. Curiosamente, España solo sale bien en escuelas de negocios. Parece que el sistema educativo formal no está demasiado bien. Sin embargo, estamos muy contentos con la gente que se forma en informática y programación en FP. Es decir, que hay casos particulares en que la experiencia es buena. El sistema universitario es muy endogámico en la selección del profesorado y para planificar las materias se piensa más en las habilidades de los profesores que en las necesidades de los alumnos. Hay una discusión permanente entre los empresarios, que creemos que la formación debe estar encaminada al mercado de trabajo, y la universidad, que piensa que esa no debe ser su tarea.

¿No ha habido un punto de encuentro?

Bueno, hay prácticas, se están haciendo algunas cosas, adaptándose a los planes europeos, hay más intercambios, que dan a los jóvenes españoles un barniz de internacionalización muy bueno para lo que se necesita después en el mercado de trabajo... Hay cosas en las que hemos mejorado. Los cambios van despacio. No quiero ponerme dramático ni trágico, pero hay muchas cosas que mejorar. Es importante medir. Por eso son buenos los ránquines o evaluaciones como Pisa, que pueden ser discutibles pero ayudan.

¿Qué margen hay para diversificar la economía canaria?

La economía canaria tiene mucho camino que recorrer en energías renovables, en sociedad de la información, servicios de telecomunicaciones, actividades en remoto... Ahí hay una enorme oportunidad, porque nuestro hándicap ha sido que en la economía industrial tradicional la lejanía es un factor limitante muy grande. Sin embargo, con las nuevas actividades, que hacen uso intensivo de internet, la distancia no es un problema. Puedes realizar servicios "on line" aquí al mismo o incluso a menor coste. Ahí tenemos una oportunidad para diversificarnos, pero va a depender de que lo hagamos realmente bien. Probablemente habrá nuevas actividades que yo ni me imagino y que ayudarán a diversificar la economía. Pero tampoco debemos hacer de la diversificación un mantra de salvación. Esto no es una economía país, es una economía de una región. Las regiones normalmente están especializadas. Nuestro factor fundamental es el turismo, y luego hay otras actividades que acompañan. Somos pequeños, y la economía y el comercio internacionales se basan precisamente en que cada uno se especializa en aquello que hace mejor. Nosotros no vamos a ser una excepción. Los servicios logísticos, portuarios, aeroportuarios, economía de la sociedad de la información, renovables... deben complementar el turismo.

¿Está preparado el sector turístico para el momento posterior a esta excepcional bonanza?

Lo está. El sector turístico canario es muy potente: está bien diversificado, con una oferta baja, media y ahora también alta. Poco a poco, a pesar de las dificultades para hacer proyectos nuevos, el ocio complementario va mejorando, han entrado algunos productos nuevos al mercado -pocos, porque es muy difícil que te los autoricen-, tenemos una grandísima experiencia en comercialización, personal con experiencia y formado... Cuando los mercados competidores se abran otra vez, sufriremos un poco, pero nos vamos a adaptar bien. El turismo es uno de los sectores que no para de crecer y la tarta va siendo mayor. Canarias está ahora en una situación muy buena, y en el futuro, si hacemos las cosas medianamente bien, va a seguir siendo un sector importante.

La CEOE defiende que en Canarias existe una sobrerregulación que hay que remediar. ¿En qué aspectos es más evidente?

En todas las actividades económicas que necesiten suelo para desarrollarse es un calvario. Si quieres hacer una industria, una nave, un hotel, un centro de ocio...

¿Es más complicado que en otras comunidades autónomas?

No tengo ninguna duda. En todos lados cuecen habas y la legislación medioambiental es importante en todas las regiones, porque muchas veces emana de las directivas europeas. Pero nosotros las endurecemos todavía más y además tenemos nuestra propia legislación específica, planes territoriales insulares, planes insulares de ordenación, que conforman un galimatías, de tal manera que estamos llegando a un concepto que yo llamo "el expediente administrativo circular": no acabas nunca y cuando te das cuenta estás otra vez en el mismo sitio. Hay que terminar con esto. Hay que proyectos que tardan 10, 12 o 15 años. Detrás de cada proyecto de inversión hay una persona con un proyecto de vida.

¿Se han alejado muchas inversiones?

Sin duda. No solo eso, hay inversores canarios que no pueden invertir porque no les dan las autorizaciones a sus proyectos. Son cantidades sustanciales. Lo vivo diariamente. Ese es el gran reto que tenemos para lograr esa bajada del paro. Una parte importante va a depender de esto.

Ustedes celebraron el proyecto de Ley del Suelo. ¿Opinan lo mismo tras los cambios que está experimentando?

Ahora no sabemos cómo va a quedar porque está en la fase de enmiendas y negociación.

Algunos cambios sí se intuyen: el mantenimiento de un órgano autonómico de evaluación ambiental, la acotación de los usos complementarios en suelo rústico...

Estamos esperanzados. La ley tiene un ánimo de simplificación y desregulación que filosóficamente ya nos parece bueno. Hay que seguir avanzando en la desregulación, y también en la mentalidad de aquellos que aplican o interpretan la legislación. Tiene que producirse un cambio. Ha habido mucha judicialización de asuntos que son puramente administrativos, y esto ha hecho que los funcionarios tengan mucho miedo a informar favorablemente cualquier cosa. La práctica es que el informe favorable es sometido a la duda y, sin embargo, el desfavorable o el que no se emite no se cuestiona. Hay un ejemplo muy claro. La Ley de Proyectos Estratégicos reduce a la mitad los plazos para las licencias administrativas. Hemos vivido una y otra vez que licencias que según la legislación hay que conceder en tres meses llevan ocho sin darse, y da igual. "No tengo tiempo, hay que dar otro papel, nos falta personal...". Y no pasa absolutamente nada.

Pero es cierto que se ha reducido mucho el personal en las administraciones públicas.

Nos parecen excusas sin ton ni son. Si quiere hablamos de ayuntamientos sin plan general que no hacen un plan parcial nuevo ni dan una licencia y tienen el mismo personal en urbanismo y planificación que cuando se daban licencias todas las semanas, en pleno "boom". Por hacer un informe favorable se penaliza a un funcionario, pero cuando se da negativo o no se da, incumpliendo la ley, nadie toma una medida en contra.

¿Entiende la desconfianza que ha generado la Ley del Suelo entre los sectores ambientalistas?

Está bien que existan los colectivos ambientalistas, porque actúan como contrapeso. Si no hubiera ambientalistas, ecologistas o esteticistas, seguramente las cosas serían menos estéticas, cometeríamos más atentados contra el medio ambiente o seríamos menos respetuosos con él. Ahora bien, la sostenibilidad siempre tiene tres patas: la social, la económica y la ambiental. A veces se piensa que es solo el medio ambiente. Eso es malo. Pero que existan y se preocupen ante una ley como la del Suelo, no solo es normal, sino bueno.

Entendimiento entre empresarios y sindicatos

Las patronales, los sindicatos y el Gobierno canario han emprendido el proceso de negociación colectiva que busca firmar un nuevo acuerdo de concertación social. El presidente de CEOE-Tenerife asegura que ni las organizaciones empresariales ni las sindicales acuden a las mesas de negociación "con prejuicios". "Ambas partes tenemos el compromiso y la obligación de entendernos", dice José Carlos Francisco, quien niega que las patronales hayan acogido de forma desfavorable la propuesta de los representantes de los trabajadores de acordar un plan de protección social. "Hay que esperar a que nos digan realmente qué es lo que quieren con ese plan y, a partir de ahí, a lo mejor lo podemos matizar. No estamos en contra por sistema de los planteamientos que nos hagan; al contrario, es bueno que nos entendamos y que haya una cierta paz laboral".

Los problemas con la Cámara, "arreglados"

El proceso de elección del nuevo presidente de la Cámara de Comercio de Santa Cruz de Tenerife y el posterior relevo en la ejecutiva de CEOE de varios empresarios supuestamente afines a él ha generado una sensación de fracturas entre ambas instituciones. Sin embargo, Francisco lo niega. "Son asuntos que, lejos de la primera semana, cuando hubo algo de sorpresa, hemos arreglado", afirma. El presidente de la CEOE defiende que la confederación ejerce la representación del empresariado y a la Cámara le corresponde intervenir en la ejecución de políticas públicas. No obstante, esta delimitación de funciones no implica un enfrentamiento entre ambas. "Tengo muy buena relación con Santiago Sesé (el presidente de la Cámara). Tiene nuestra confianza y lo está haciendo bien", expone José Carlos Francisco.