Competía, nada menos, que con la Champions, con las horas previas al baile de magos de Santa Cruz y de intensas fiestas, como los fuegos realejeros, y, sin embargo, Patxi López hizo gala ayer en Santa Cruz, justamente el día en el que el PSOE cumplió 138 años y ante unos 70 afiliados, del prestigio argumental que le reconocen casi todos. Seguramente, quedará alejado de los otros dos precandidatos, pero su discurso tiene sustancia y se fundamenta en la unidad del partido, la integración de ideas y sensibilidades, el perdón por el comité del 1 de octubre y, sobre todo, la revitalización del partido desde la política para salvar el Estado del Bienestar con el BOE. Una receta con la que alejar el fantasma de seguir los pasos de la socialdemocracia en Italia, de lo ocurrido hace años al Pasok en Grecia y hace solo diez días a los socialistas franceses.

López lamenta que al partido le falte mucho músculo y fortaleza. Además, censura que, por vez primera, se crucen calificativos como "traidor" o "fascista" y remarca que, en realidad, los problemas surgen desde el congreso de Sevilla (en 2012), cuando Rubalcaba le ganó a Carme Chacón, "se dio a entender que había unidad, pero Rubalcaba dijo que en el coche de vuelta a Madrid ya se estaba quitando las puñaladas".

Por eso, puso como ejemplo cómo unió en su día al PSE, al que llevó a la presidencia de Euskadi, con el antecedente de Ramón Rubial antes del Estatuto de Guernica. Su alusión a Rubial, expresidente del PSOE, no fue casual, ya que remarcó que, en los años de plomo de ETA, fue capaz de poner de acuerdo a todos los que pensaban distinto para construir la convivencia. Un ejemplo que, a su juicio, puede y debe llevarse al PSOE, "donde debería ser más sencillo".

"Nuestro objetivo es ganarle al PP -subrayó-, no apoyar cada decreto a cambio de dádivas; no es irnos al centro, pues es desplazarnos a la derecha, ni a la izquierda pura, en la que no nos sigue nadie, que es lo pasó en Francia". A su juicio, y según estudios postelectorales, 2,5 millones de votantes socialistas se fueron a Podemos "porque les abandonamos", pero se toparon con un Pablo Iglesias ("el bueno es el nuestro", fundador del PSOE) que dijo lo de la cal viva, lo que cree inaceptable. Eso sí, el exlehendakari erró al decir que Iglesias exigió la vicepresidencia tras sus segundas elecciones, cuando eso ocurrió en las primeras.

No obstante, sí considera muy errático anunciar que se va a pactar con Podemos y no centrarse en "recuperar la política" y, así, a muchos de los votantes. Para eso, cree clave distanciarse de la compra que ha hecho la socialdemocracia en Europa de las máximas de la derecha, el mercado y el liberalismo radical. Para eso, rechaza asumir las reglas del mercado como imposiciones y pide que se intente cambiarlas reforzando el Estado para dirigir la economía y que no sea al revés.

Entre otras medidas, esto permitiría "recuperar la negociación colectiva", derivar lo invertido en salvar a la banca a las empresas y sectores productivos, retomar la igualdad de oportunidades en la educación, un sistema fiscal justo, una lucha contra el fraude eficiente, una apuesta europeísta e internacionalista creíble y una reducción de las cada vez más grandes diferencias sociales.