CCOO Canarias decide este fin de semana quién dirigirá el sindicato los próximos cuatro años. Inocencio González fue derrotado en el Congreso extraordinario de 2015 por Carmelo Jorge y ahora espera que a la segunda sea la vencida.

Usted le disputa la secretaría general a quien la ocupa actualmente, pero en teoría a quien apoya la confederación es a usted.

Se ha querido decir que esta candidatura viene con el expreso apoyo de la confederación. Este proyecto viene fraguándose desde hace años. Hay discrepancias sobre cómo gestionar y dirigir esta organización que han hecho que cuente con 84 avales, provenientes de todos los sectores y territorios. Confluimos y compartimos un proyecto de mayoría confederal, pero bajo la premisa de toma de decisiones compartida, mayores niveles de democracia interna y reforzar los comportamientos éticos.

¿Ha fallado eso en esta etapa?

Es mejorable en todos sus aspectos. No se consiguen 84 avales porque todo se haya hecho maravillosamente. La gente debe sentirse más identificada, más partícipe. Además, el sindicato debe estar más próximo al trabajador. Las nuevas tecnologías facilitan acceder al trabajador, pero no podemos olvidar que la referencia de un representante se hace mirándose a los ojos, estando cerca del trabajador. No digo que no se haya hecho, pero hay que potenciarlo.

¿Esos 84 avales son una garantía de triunfo para su candidatura?

El Congreso es de 150. Si el resto de avales los tiene Carmelo Jorge, estaríamos hablando de 66. Otra cosa es que esos avales se conviertan en votos, pero la diferencia parece suficiente y la militancia y el compromiso de los avalistas están acreditados. Esos factores me hacen ser optimista.

El sindicalismo tiene problemas de renovación generacional.

Es uno de los grandes retos que afrontamos: cómo hacer más atractivo el sindicato. CCOO no solo tiene que adecuar sus estructuras, cosa que ha hecho con todos las fusiones, y utilizar de forma conveniente los elementos digitales. En el fondo, o eres útil o no lo eres, y la utilidad se da en el centro de trabajo, al lado de las personas que tienen problemas. Cuando estás empezando en una empresa sueles tener muchas dudas, y ahí muchas veces no estamos. Ese es nuestro principal reto: estar. Y eso es intergeneracional. Después, el sindicato puede influir en multitud de cuestiones que, por muy joven que seas, te interesan.

¿Cómo explica el deterioro de la imagen de los sindicatos?

Ha sido una crisis profunda y larga. Un amplio sector de la población la ha pagado de forma muy dura. Si te querías desprender de algo, te desprendías, entre otras, de tu afiliación sindical. Hicimos una acción sindical de contención, tratando de minimizar los efectos de esa situación. Lo podíamos hacer donde éramos fuertes, en empresas con representación sindical y negociación colectiva; donde no, nos desinflamos. Ahora, el reto es conquistar derechos. Tenemos que pasar ya de una acción de contención a una acción reivindicativa. Por eso es tan importante la presencia del sindicato en cuantos más centros mejor, reforzar nuestra estructura...

Eso es más complicado en una región como Canarias, con tantas pequeñas empresas.

Evidentemente. Pero que sea más difícil no significa que no sea necesario ni que no se pueda conseguir. Pretendemos lo que es justo: que los que pusieron y sufrieron más para salir, ahora puedan recuperar los niveles que tenían e incluso superarlos.

¿Es muy profunda la herida que provocó en CCOO la escisión de la Federación de Hostelería?

Se ha sobredimensionado el problema, se ha querido presentar como algo general, cuando hay que reducirlo al ámbito de la Federación de Servicios y de la hostelería en el sur de Tenerife. La federación afectada ya está recuperando afiliación. Ahora estamos trabajando con una normalidad que nos permita recuperar espacios.

¿Puede crear el turismo más y mejor empleo?

Sí, sobre todo mejor.

¿Hay que exigirle más?

Muchísimo más. Es un sector que, a pesar de que tiene convenios sectoriales, está generando empleo de poca calidad, con contratos parciales, contrataciones en precario, cargas de trabajo abusivas...

¿Están justificados los altos índices de temporalidad en el empleo que hay en Canarias?

Siempre hemos apostado por una contratación indefinida a tiempo completo, y que el contrato a tiempo parcial o por circunstancias de la producción debe tener una causa y una justificación, y aquí no la hay, más que convertir en capital lo que el empresario se ahorra en salarios.

¿Cómo debe ser la relación del sindicato con el Gobierno y las organizaciones empresariales?

Siempre fluida y abierta, pero teniendo claro el papel de cada cual.

¿Y está siendo fluida?

Se ha recuperado una parte importante de un diálogo social que estaba muerto. Lo que pasa es que nosotros -esta parte del sindicato- carecemos de la información suficiente para emitir una opinión.

¿No reciben información?

Hace dos años teníamos una interlocución con patronales y Gobierno muchísimo más deficiente que la que de ahora, pero es perfectamente mejorable, y los canales de información internos no están funcionando todo lo bien que deberían.

¿En qué están fallando las políticas públicas en empleo?

Las políticas públicas de empleo en Canarias se dedican a poco más que registrar parados y tramitar prestaciones. Hay muy poca intermediación, entre otras cosas porque se carece de los medios humanos y materiales necesarios. Hay que reforzar todo eso.