"Empiezas a leer a un filósofo y piensas: "Tiene razón". Pero luego lees al otro y también te convence. A mí me gusta tener todo muy claro, que sea lo que es. Y en filosofía no es así, por eso no me gusta tanto". Gabriela Rodríguez tiene 16 años, estudia en el IES El Médano y acaba de quedar segunda en las Olimpiadas Nacionales de Filosofía en la categoría de Dilema Moral. A principios de curso su profesora decidió dar sus clases pensando en participar en la cuarta convocatoria del concurso, que este año estaba orientada a debatir el impacto de las nuevas tecnologías en la identidad humana. Analizar hasta dónde llega el enfrentamiento entre la evolución biológica y la tecnológica, qué efectos tiene pasar del "australopithecus" al "cyborg", entusiasmó a Gabriela. No quiere hacer la carrera de Filosofía, pero ya sabe que el próximo año se volverá a presentar.

Gabriela está en 4º de ESO y es la primera vez que estudia Filosofía, una asignatura que es optativa ese curso y en 2º de Bachillerato, y solo obligatoria en primero. En el IES El Médano hay un grupo bastante numeroso de estudiantes -unos 30- que se han matriculado voluntariamente en Filosofía en vez de hacerlo en Música, Plástica o Informática, todas ellas optativas también. "La elegí por curiosidad, porque me habían dicho que iba orientada a reflexionar sobre la vida", reconoce.

Participar en las olimpiadas de Canarias y luego viajar a Murcia, a principios de mayo, para hacerlo en las nacionales, fue toda una sorpresa para Gabriela, pero también para su profesora, Zenaida Yanes. Era la primera vez que la docente se apuntaba al concurso y también su primer año en el IES El Médano. Desde que llegó al centro ha intentado que los alumnos se acerquen a la filosofía de otra forma, más mundana, pero que no implicase en ningún caso pérdida de rigor. "La filosofía, de entrada, genera rechazo. Hay que buscar recursos para hacerla más cercana y que los alumnos se puedan llevar algo que puedan aplicar a su vida". Esa idea es justo la que persiguen las olimpiadas. "Esta iniciativa está siendo buenísima para despertar el interés por la filosofía en adolescentes".

Para trabajar el tema de este año, Gabriela y sus compañeros, de la mano de Zenobia, han profundizado en los filósofos de siempre, pero también han leído artículos de autores actuales y han visto series y películas. Eso les ha permitido debatir sobre la irrupción de nuevas tecnologías -leyendo textos sobre Neil Harbisson, el primer "cyborg"-; abordar los límites de la memoria -a partir de un capítulo de "Black Mirror" sobre la hipotética implantación de un chip para preservar todos nuestros recuerdos- o analizar los vínculos que hoy forjamos con la tecnología -a través de "Her", una película que protagoniza un hombre que se enamora de un sistema operativo similar a Siri-.

El dilema al que se enfrentó Gabriela en Murcia ahondaba en esas fronteras, cada vez más difusas, entre avance tecnológico y humano. Los 16 representantes de las comunidades autónomas que compitieron tuvieron que posicionarse a favor o en contra de que se sacase al mercado un nuevo medicamento capaz de influir en las relaciones humanas. El fármaco era capaz de manipular las hormonas para que las personas permanecieran más tiempo enamoradas y reducir así las rupturas. "El dilema planteaba si era correcto o no usar un fármaco que afecta tanto al ser humano y a las relaciones tal como las entendemos hoy en día. Me posicioné en contra porque creo que estamos inmersos en continuas innovaciones técnicas que influyen demasiado en el ser humano". En su exposición, Gabriela ahondó en el transhumanismo, una ideología a favor de la mejora del ser humano a través de la tecnología. "Nombre a filósofos, usé artículos y me posicioné en contra". Fue importante lo que leyó "sobre actualidad", pero, también, estudiar conceptos como "el imperativo categórico de Kant".

La preparación de las olimpiadas fue tan gratificante para Gabriela como para Zenaida. "Pasarnos artículos mutuamente, capítulos de series, ha sido muy enriquecedor también para mí, porque te obliga a hacer lecturas, a buscar otros recursos, a leer a otros autores. Además, es algo que yo también me puedo llevar al aula. He usado artículos que me ha pasado en otros cursos".

Además de aprender a pensar desde múltiples puntos de vista, de empatizar hasta poner en duda pensamientos que creía inamovibles, Gabriela se lleva algo muy importante de estas olimpiadas. "Fue una experiencia en la que el conocimiento y la diversión iban de la mano. En filosofía siempre existen muchos puntos de vista de algo. Yo puedo tener una idea contraria a ti, pero podemos compartirlo, y es muy interesante". Tanto se compenetraron los participantes que de estas olimpiadas que de ellas ha nacido un movimiento de defensa de la filosofía. Los alumnos quieren que se le dé más importancia y están preparando un escrito para enviarlo al Ministerio. "Eso me hace sentirme aún más orgullosa", dice Zenobia cuando Gabriela lo cuenta.

La profesora ha intentado transmitir en el aula justo lo que a ella la motivó a estudiar su pasión. "Siempre digo que sobre todo me influyó mi profesor de Latín. Me dijo "Las cosas que no sirven para nada sirven para cualquier cosa". Siempre les repito esto a mis alumnos cuando me preguntan para qué sirve la filosofía. Les digo que ellos mismos descubrirán para qué les sirve. La crisis nos ha demostrado que lo que hoy parece muy útil puede que mañana no lo sea. La vocación es muy importante". Si Gabriela no tuviera claro que quiere hacer Derecho, seguro que Zenaida intentaría que se planteara seguir sus pasos. Pero lo importante es que Gabriela ya ha descubierto para qué le sirve a ella la filosofía.